por Andrea Bravo
fotografía de Pedro Luján
Entrevista realizada el 6 de noviembre de 2020
EN ESTA CONVERSACIÓN CON VALENTINA GARCÍA BURGOS, SUBDIRECTORA DEL MUSEO DE ARTE MODERNO EN LA CIUDAD DE MÉXICO, EXPLORAMOS UNA NUEVA DIMENSIÓN DE LA ARMONÍA Y LAS POSIBILIDADES ARTÍSTICAS Y CULTURALES QUE SE HAN ABIERTO CON EL NUEVO CONTEXTO.
¿Nos podría contar sobre sus estudios académicos en historia del arte y su trayectoria profesional hasta llegar a ser la Subdirectora del Museo de Arte Moderno?
En primera instancia quisiera agradecer la invitación; es un placer poder colaborar en este proyecto editorial y compartir con ustedes algunas reflexiones.
Me presento, soy Licenciada en ciencias de la cultura de la Universidad del Claustro de Sor Juana y Maestra en historia del arte de la UNAM.
En 2009 comenzó mi desarrollo profesional en el campo de la cultura y el arte, curiosamente en el área de curaduría e investigación del Museo de Arte Moderno (MAM), donde aprendí el valor de ser parte de una institución pública. Entendí también la importancia de comprometerse con los procesos operativos y dimensioné el vasto patrimonio artístico del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Luego trabajé como jefa del área de Colecciones, Control y Registro de Obra del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (MCEDRyFK), espacio al que le tengo un singular cariño y agradecimiento, porque me dio los elementos para desarrollar una investigación seria, al desmenuzar y catalogar parte del archivo documental perteneciente a Diego Rivera. Esta labor de archivo más adelante se convertiría en el tema de investigación de mi tesis de maestría “La producción artística de Diego Rivera con temática soviética (1955–1956)”.
Después de ser parte del INBAL por varios años, tuve la oportunidad de migrar al Museo Universitario del Chopo de la UNAM, también como jefa del área de registro y movimiento de obra. El Chopo es muy distinto al MAM y al MCEDRyFK, pues la visión de este recinto apunta hacia proyectos contemporáneos en colaboración con artistas jóvenes cuyas propuestas se refieren al devenir de la escena artística nacional. Trabajar en la UNAM es un privilegio, ya que es una institución que articula su discurso, así como sus procesos operativos, de manera sólida.
Poco antes de regresar al INBAL tuve la oportunidad de realizar el concepto curatorial y definir la narrativa histórica del Museo de la Bolsa de Valores, Museo MUBO. Sin duda fue un reto adentrarse a los temas de la cosmogonía bursátil nacional, con el objetivo de armar un discurso visual que permita resaltar la historia de la cultura financiera mexicana.
Finalmente, fui parte del equipo curatorial para desarrollar el Memorial M68 del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, a 50 años del movimiento estudiantil. Al concluir, en abril de 2019, me integré al equipo de Natalia Pollak, directora del MAM.
¿Qué valores marcan actualmente la gestión del MAM y cuáles son las responsabilidades que conlleva ser la subdirectora de este museo?
El MAM es una institución que se dedica a exhibir, conservar, investigar, promover y comunicar el arte moderno y contemporáneo de México. Actualmente buscamos promover y garantizar el derecho a la cultura a partir de diferentes proyectos que despierten el interés de públicos diversos.
¿Cuál es el papel del MAM en la vida social y cultural de la CDMX y del país?
Uno de los principales ejes del MAM consiste en favorecer un diálogo abierto con la comunidad artística y los diversos públicos; el MAM busca ser y crear un espacio accesible de encuentro que contribuya al respeto, conocimiento, desarrollo, experiencia y disfrute de la cultura y las artes en México.
Desde 1964, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez buscó albergar en el MAM la producción artística de mediados del siglo XX; desde entonces, es un espacio considerado como referente arquitectónico de la modernidad en México. En el MAM se resguarda una de las colecciones públicas más relevantes de arte moderno mexicano a nivel nacional e internacional. En este sentido, uno de nuestros principales objetivos, además de promover y contribuir a la historia del arte mexicano, es ser un espacio donde se abran nuevas líneas de investigación artística y se exploren los diferentes intereses y discursos de las nuevas generaciones. Es de suma importancia para el MAM que nuestros públicos diversos consideren a este espacio y a su colección artística como un patrimonio compartido, como un bien común que nos pertenece a todos y todas.
El arte y la cultura son la base para la construcción espiritual colectiva […].
Sabemos que en esta gestión se ha puesto especial interés en establecer diálogo con sus públicos, en ese sentido, ¿qué programas ofrece el museo a la comunidad universitaria? ¿Cómo pueden vincularse los estudiantes de Universidad Humanitas con el MAM?
Efectivamente, nuestros programas públicos y educativos se han diversificado para ofrecer distintas actividades. En el caso de la comunidad universitaria, se ofrecen visitas mediadas en sala, así como actividades paralelas a las diversas exposiciones como talleres con artistas, que han resultado bastante interesantes para los jóvenes. Por ejemplo, para la exposición Territorios de la memoria, la artista plástica Irene Dubrovsky impartió un taller sobre cartografías contemporáneas, mientras que para Cuba: la singularidad del diseño, los jóvenes universitarios participaron en un taller de diseño de mobiliario a partir del material de desuso. Ahora que nuestras actividades son principalmente virtuales, se ofrecen charlas, mediaciones virtuales, en las que se conversa alrededor de una obra, así como trivias y ejercicios que invitan a pensar las obras desde otras perspectivas, como la gastronomía y el diseño de vestuario.
Los alumnos de Universidad Humanitas pueden participar en las distintas actividades del MAM, como conocer el funcionamiento del museo, realizar prácticas profesionales con nosotros, para así adquirir experiencia laboral y contribuir a las áreas del museo desde sus conocimientos e intereses.
Esta edición de Capitel está dedicada a reflexionar sobre la armonía, ¿puede compartirnos su definición de este concepto y su relación con el arte?
La armonía es un tecnicismo que se emplea en el arte: es un principio descriptivo que crea la noción de unidad. Este concepto se refiere en la disciplina de artes visuales al conjunto de elementos que constituyen una obra y se utiliza para evocar al principio de equilibrio en una composición artística; alude a los colores, formas, líneas, proporción y hasta cierto punto al discurso. En lo personal relaciono la armonía con la idea de equilibrio entre la manufactura de una obra y su discurso, elementos fundamentales para que una obra sea armónica.
En el MAM podemos concebir la idea de armonía como la posibilidad de convertirnos en un espacio de encuentro y diálogo, no sólo de manifestaciones artísticas diversas y los cruces entre arte moderno y contemporáneo, sino también desde nuestros programas públicos y educativos. La misión es ser un espacio que permita el ejercicio de los derechos culturales.
¿De qué manera le parece que el arte y la cultura pueden ayudar a mejorar la situación social del país?
El arte y la cultura deben entenderse como uno de los derechos básicos, el acceso a una oferta cultural es tan importante para el desarrollo de la buena convivencia social, como el acceso a la educación, la salud y la vivienda. El arte y la cultura son la base para la construcción espiritual colectiva, por eso es responsabilidad de todos y todas exigir que sea un tema de agenda pública y política.
Cuando una sociedad comprende que la cultura es un derecho y no el privilegio de un sector, la apropiación de las diferentes manifestaciones culturales comienza a tener sentido, se convierte en parte esencial de las actividades cotidianas, se disfruta, se comparte, se cuestiona y se demanda de manera colectiva.
[La armonía] en la disciplina de artes visuales […] se utiliza para evocar al principio de equilibrio en una composición artística; alude a los colores, formas, líneas, proporción y hasta cierto punto al discurso.
¿Qué perspectiva tiene de la situación actual que vive México en cuanto al arte y la cultura? ¿Cuáles son las fortalezas y qué áreas de oportunidad encuentra?
México siempre ha sido un país con una cultura diversa y los esfuerzos del pasado por homogenizarla no encontraron un cauce satisfactorio. Creo que ahora existe un despertar colectivo en cuanto al arte y la cultura con perspectiva de inclusión. Actualmente el INBAL ha consolidado un equipo de trabajo que propone medidas que apuntan a la noción de lo comunitario con vistas al entendimiento y goce profundo de la diversidad.
Nos gustaría saber qué lecciones ha aprendido el Museo de Arte Moderno tras la pandemia, ¿cómo pensar la vida del arte y los museos después de ésta?
Como en todos los sectores –públicos y privados–, la situación sanitaria de este año ha sido muy complicada. El reto de reconfigurar el ritmo de trabajo al que estábamos acostumbrados, el giro drástico de entender que las necesidades también cambiaron y ajustar los compromisos que se tenían con artistas, curadores, públicos e instituciones, nos ha hecho entender que la creatividad y solidaridad son elementos fundamentales para brindar una oferta cultural sólida ante esta nueva normalidad.
Comprender que el mundo ha cambiado no es fácil y tuvimos que ingeniar nuevos mecanismos para los procesos operativos. La pandemia no responde a la lógica del calendario gregoriano y presupuestal, y para reprogramar nuestros compromisos hemos estado a prueba desdibujando diferentes alternativas y panoramas para operar. Como todos los museos del mundo, nuestros proyectos han tenido que ajustarse, algunas obras de la colección se quedaron en confinamiento en exposiciones de otros museos y viceversa. El aforo ahora es limitado, los visitantes ingresan por filtros sanitarios y se deben tomar medidas que sin duda afectan la experiencia.
En materia de mediación y museografía, ya no es posible recurrir a materiales impresos o a ciertos recursos lúdicos, fue muy duro tener que desactivar las actividades presenciales y dejar la forma en la que estábamos acostumbrados a conceptualizar nuestra oferta cultural.
Sin embargo, estoy convencida que los museos hoy pueden concebirse como una de las actividades esenciales porque permiten que la gente se distraiga y se despoje del estrés que la pandemia ha causado. El arte toca fibras sensibles de nuestra experiencia y nos acerca al sentido de lo que significa ser humano.
¿De qué manera se están ajustando los proyectos a corto y largo plazo del MAM en este sentido?
El MAM cerró sus puertas el 25 de marzo y las reabrió el 19 de agosto. Algunos de los proyectos pudieron ajustarse mientras que otros, no será posible. Sin embargo, este año hemos consolidado una comunidad virtual nueva y diferente, que abarca a público de otros estados, países y generaciones, llegamos a nuevas esferas de la Ciudad de México y se ha conformado un público con nuevas maneras de relacionarse con el MAM. Entendimos también que hay una sobreoferta de entretenimiento virtual y que la moderación de los contenidos funciona y tiene mayores alcances.
Poco a poco retomamos un nuevo ritmo y replanteamos la función del museo, como un museo híbrido con una oferta presencial y en línea, con más contacto con las distintas comunidades, pese a este tipo de circunstancias.
Andrea Bravo es Coordinadora editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas.