Harry Bertoia, Bertoia Side Chair (Sillón Bertoia), 1952.
por Alejandra Rojo
EL LIDERAZGO DE FLORENCE KNOLL EN EL MUNDO DEL DISEÑO DE MEDIADOS DEL SIGLO XX NOS ENSEÑA QUE CUANDO SABEMOS COMPAGINAR PASIÓN Y TALENTO, NO HAY FRONTERA QUE NO PODAMOS CRUZAR.
Florence Knoll se convirtió en directora de su propia empresa tras la repentina muerte de su esposo y logró volverse líder en un ambiente profesional dominado por hombres. Su visión transgresora catapultó a la empresa de diseño al mando de Hans Knoll, hasta transformarla en una de las más importantes del mundo.
Al comenzar a trabajar como diseñadora en la empresa, se percató que el negocio necesitaba de mejoras para ampliar sus horizontes y permanecer en el mercado. La posguerra concedía muchas posibilidades para los creadores. Florence y su esposo Hans las aprovecharon al concebir a la empresa no sólo como creadora y fabricante de mobiliario sino como un concepto integral de vivencia del espacio. La prosperidad de mediados de siglo permitió el veloz desarrollo industrial y los espacios de trabajo se convirtieron en una demostración de poderío que Knoll fue capaz de detectar y materializar.
Florence sabía que Knoll podía alcanzar el éxito al hacer pública su peculiar visión del espacio. Su sensibilidad para anticipar y conectar con los deseos de sus clientes quedó plasmada en el diseño de sus catálogos y showrooms, adaptados al contexto local sin perder la modernidad que les caracterizaba. De esta manera, el cliente era capaz de imaginarse en aquel nuevo espacio combinando mobiliario, accesorios y arte contemporáneo.
La optimización del espacio laboral, el uso del color, la mezcla de texturas y la luz natural, eran parte fundamental del trabajo desarrollado en la Knoll Planning Unit. Fundada en 1945 y dirigida hasta 1965 por Florence Knoll, funcionaba como un laboratorio de diseño para investigar y lanzar propuestas. Algunas de las empresas que confiaron en Knoll para diseñar sus oficinas fueron CBS, General Motors, IBM y Heinz.
La esencia de la estética Knoll es producto del impecable ojo crítico de Florence, quien reconocía el buen diseño incluso en piezas que habían sido realizadas con otros fines, como la silla Barcelona diseñada por su maestro, Ludwig Mies van der Rohe, y a quien convenció de cederle los derechos de producción.
Desde temprana edad Knoll convivió con la familia Saarinen y había asistido a la Cranbrook Academy. Entendía la importancia de colaborar y logró atraer a diseñadores como Breuer, Ludwig Mies Van der Rohe, Bertoia y Eero Saarinen, entre otros. Aunque ella diseñó más de 150 piezas, siempre se mantuvo interesada en atraer talento nuevo a la empresa. Gustaba de poner retos, en una ocasión encomendó a Eero Saarinen el diseño de una silla para acurrucarse en ella, el resultado fue una estructura compleja de fibra de vidrio que sólo pudieron hacer posible visitando a un constructor de botes capaz de realizar la hazaña. Ahí nació la icónica silla Womb, que Florence acompañaba con su famoso sillón que podemos apreciar en muchas escenas de Mad Men. Este fue otro de los sellos reconocibles en el look Knoll, la combinación de piezas orgánicas con estructuras.
A mediados del siglo pasado Knoll ya trabajaba con base en los principios del human centered design, focalizando sus esfuerzos en el usuario. Daba atención personalizada a sus clientes al presentarles sus afamados paste ups, un tipo de collage que representaba el espacio y los materiales, que después se convertían en maquetas a escala con las que los clientes podían interactuar con el espacio antes de vivirlo.
Florence Knoll fue transgresora, supo hacer buen diseño y construyó un negocio a partir de él, hizo valer sus ideas en una época en la que era aún más complicado expresar su voz en una sala repleta de hombres. Fue ampliamente galardonada por su aportación y desempeño como directora, diseñadora, curadora del espacio y documentadora de su propio trabajo, lo que le permitió ser guardiana de la visión de Knoll. Aunque tomó la decisión de retirarse a los 48 años, su vida se prolongó hasta enero del 2019, cuando tenía 101 años.
La esencia de la estética Knoll es producto del impecable ojo crítico de Florence […].
Marcel Breuer, Cesca Chair (Silla Cesca), 1928.
Ludwig Mies van der Rohe, Barcelona Chair (Silla Barcelona), 1929.
La optimización del espacio laboral, el uso del color, la mezcla de texturas y la luz natural, eran parte fundamental del trabajo desarrollado […].
Eero Saarinen, Tulip Armchair (Sillón Tulipán), 1957.
Florence Knoll, Lounge Collection (Colección Lounge), 1954.
Knoll Planning Unit, 1943.
Alejandra Rojo es diseñadora industrial por la UAM Azcapotzalco y Maestra en estudios de diseño por CENTRO, se desempeña como consultora creativa y docente de pensamiento y técnicas creativas para CENTRO y Dalia Empower.