LA MEMORIA INCONSCIENTE Y LA SUPERVIVENCIA DEL ARTE

por Abraham G. Aldrete
imágenes de Michael Mapes

¿Por qué hay imágenes que perduran en la sensibilidad colectiva? En este texto, el autor nos propone una reflexión sobre la relación entre la historia del arte y la psique, en la que los estilos artísticos trabajan con el inconsciente, los sueños, las pasiones y la imaginación para dar lugar a imágenes afectivas que, fuera del lenguaje, expresan los fantasmas universales.

¿Por qué hay imágenes que perduran en el tiempo? Aby Warburg es un historiador del arte alemán que, a inicios del siglo XX, elaboró un Atlas Mnemosyne: compendio de imágenes que expone la condición socio-psicológica de la cultura. En esa obra, en vez de escribir una historia convencional del arte, Warburg apuesta por construir una memoria imaginaria. Estas imágenes no presentan una historia discursiva, sino que exponen una evocación colectiva repleta de afectos. Las figuras no están articuladas por una narración lineal, sino por nudos de diversas temporalidades subjetivas. La condición de la definición de estos tiempos psíquicos es la disociación entre historia y memoria: la historia es un discurso que organiza los sucesos en etapas lineales y causales, mientras que la memoria está conformada por huellas, escrituras e imágenes que se enlazan por simultaneidad y semejanza. En términos psicoanalíticos, la memoria es el poder de una vivencia para producir efectos en el tiempo. “Conciencia y memoria se excluyen entre sí”, dice Freud. Desde una perspectiva similar, Warburg postula la supervivencia de una memoria estética: las figuras artísticas de la antigüedad reaparecen en distintas épocas.

El acto creador acontece en la realidad, pero recurre a la fantasía: función psíquica que puede interactuar entre la imagen perceptual y la onírica.

Todas las imágenes son de Michael Mapes de la serie Dutch Masters (Maestros holandeses). Cortesía del artista. Gilded Dutch Female (Mujer holandesa dorada), 2015.

HdP 02, 2016.

El arte hace aparecer imágenes afectivas condicionadas por esquemas existentes desde tiempos arcaicos que los artistas del pasado vieron, soñaron e imaginaron.

La obra de Warburg y la noción del inconsciente de Freud son productos conceptuales del romanticismo alemán: ambos le otorgan un valor preponderante a los afectos y a la realidad psíquica. De acuerdo con el psicoanálisis, las imágenes tienen dos fuentes: soñamos y vemos. Es decir: hay imágenes oníricas e imágenes perceptuales. Freud define el inconsciente como un modo de funcionamiento psíquico cuyo paradigma es el sueño: no hay lógica, sino representaciones atemporales que se condensan y se desplazan. Esta facultad imaginativa se aparta de la realidad y permanece subordinada a las pasiones: las figuras oníricas son imágenes alucinadas que fascinan al durmiente. Al igual que el sueño, el arte proviene de la seducción óptica: la imagen ficticia cautiva al espectador. Sin embargo, a diferencia del sueño, el arte exige una actividad racional diurna: el artista diseña imágenes fascinantes en objetos reales. 

El acto creador acontece en la realidad, pero recurre a la fantasía: función psíquica que puede interactuar entre la imagen perceptual y la onírica. Al trascender el ámbito singular, el artista puede crear imágenes racionales que visibilizan fantasmas universales. Freud describe como fantasías primordiales a los esquemas corporales generales que organizan la vida de la imaginación y proporcionan una interpretación escénica del mundo. Por ejemplo: la vida intrauterina, la escena primaria, el fantasma de castración y de seducción. Mediante una técnica especializada, el artista materializa las estructuras fantaseadas típicas en objetos estéticos que se exponen a la mirada de diversas generaciones: los fantasmas devienen imágenes perceptuales. Al ser contempladas, y al contener una intensa carga afectiva, estas imágenes retornan en obras artísticas de distintas épocas. 

Además de ser un historiador del arte, Warburg se considera un historiador de la psique: la obra de arte es comprendida como testimonio de una memoria cultural. La pintura no se reduce a representar objetos del mundo exterior: expone múltiples combinaciones entre la percepción, los sueños y las fantasías. El arte hace aparecer imágenes afectivas condicionadas por esquemas existentes desde tiempos arcaicos que los artistas del pasado vieron, soñaron e imaginaron. Este es el caso de algunas figuras paganas que reaparecen en el Renacimiento y en el Impresionismo. Didi-Huberman explica que en Atlas Mnemosyne de Warburg hay una memoria estética que funciona como el inconsciente freudiano: sistema complejo de imágenes afectivas, figuras oníricas, tiempos no cronológicos y huellas mnémicas que pueden ser activadas retroactivamente. Esta supervivencia de las imágenes se explica por la presencia de lo “otro prehistórico inolvidable” que se concreta —mediante desplazamientos, condensaciones y metamorfosis— en objetos artísticos reales. Al devenir objetos materiales, los fantasmas ejercen influencia en artistas venideros y perduran en el tiempo. 

Warburg y Freud coinciden: el arte no se configura sólo por imitación de objetos externos, sino por una impronta de imágenes psíquicas, supervivientes, fuera de todo tiempo cronológico. Atlas Mnemosyne es una memoria de imágenes que expone “una historia de fantasmas para adultos”. En la historia del arte hay un montaje temporal de fantasías primordiales: fascinación humana por escenas que el ojo procura devorar. Así como hay una memoria inconsciente singular que emerge en los sueños, también existen modelos arcaicos preexistentes que aparecen en las artes plásticas. El eterno retorno de las imágenes visibiliza una memoria afectiva distinta al lenguaje: esquemas primordiales que persisten, imágenes repletas de dolor, placer y angustia que silenciosamente nos sobreviven. 

Case No. 1627: Female - Dutch (detail) [Caso No. 1627: Mujer holandesa (detalle)], 2013.

Dutch Female Specimen: J (detail) [Ejemplar femenino holandés: J (detalle)], 2013.


REFERENCIAS

Didi-Huberman, G. La imagen superviviente. 3° ed. Trad. Juan Calatrava. Madrid: Abada Editores, 2009. 

Freud, S. Carta 59. Correspondencia con Fliess, 6 de diciembre de 1896 en Obras Completas, Vol I. Ordenamiento, comentarios y notas de James Strachey, con la colaboración de Anna Freud. 24 volúmenes. 2ª ed. 8ª reimp. Buenos Aires: Amorrortu, 2001. 

Warburg, A. Atlas Mnemosyne. Edición española de Fernando Checa. Trad. Joaquín Chamorro. Madrid: Akal, 2010.

Todas las imágenes son de Michael Mapes de la serie Dutch Masters (Maestros holandeses). Cortesía del artista. Blauw Girl (Chica azul), 2018.

Abraham Godínez Aldrete es psicoanalista y profesor investigador de tiempo completo del Departamento de Humanidades y Artes del Centro Universitario de Tonalá, Universidad de Guadalajara. Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Autor de La noción de ser en psicoanálisis (UACJ, 2017), Filosofía política y subjetividad, aportaciones a una genealogía del deseo (UdeG, 2018), Amor romántico y muerte voluntaria, vida y obra de Manuel Acuña (UdeG, 2020). Contacto [email protected].

Michael Mapes es un artista estadounidense cuya obra se adentra en la esencia de las representaciones visuales más allá de la superficie, creando imágenes que se aprecian tanto de cerca como de lejos. Así, la serie Dutch Masters recupera fragmentos de imágenes de una tradición pictórica del siglo XVII, pero las desmantela y las reinterpreta a la luz de nuestro tiempo. En este proceso Mapes aborda de manera incisiva la historia de las imágenes y su persistencia en el imaginario colectivo. www.room62.com | Instagram @mapesstudio