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DEL VAGO SIGNIFICADO DEL ÉXITO

Jean-Michel Folon, The stage (El escenario), 1980. © Fondation Folon, 2017. Cortesía de Galerie Michelle Champetier de Cannes, Francia y de Fondation Folon.

por Yaiza Santos

DEFINIR QUÉ ES EL ÉXITO NO ES TAREA FÁCIL. SE PUEDEN HACER INTENTOS Y RECURRIR A LA ACADEMIA, LA LITERATURA O LA FILOSOFÍA, SIN EMBARGO, POR LO GENERAL SIEMPRE PESA MÁS LA AMBIGÜEDAD DEL TÉRMINO MIENTRAS DEJA LA SENSACIÓN DE SER INAPRENSIBLE.

Sinceridad ante todo: no sé qué es el éxito. A mis casi cuarenta años, llevo más de diez viviendo en México, nunca he dejado de trabajar en lo que me gusta, he formado una familia hermosa y tengo a mi alrededor decenas de buenos amigos. ¿Será eso tener éxito?

Es raro, por otra parte, escribir sobre el éxito a meses de un imprevisto que hizo a muchos mexicanos perder el patrimonio que habían construido con su trabajo. Si algo demostró nuestra fragilidad, la futilidad de nuestros desvelos cotidianos, fue el terremoto del pasado 19 de septiembre. ¿Qué es el éxito, cuando no podemos predecir el golpe de la naturaleza, que nos ataca como un terrorista, dejando a su paso escombros y desconcierto?

Los mismos diccionarios dan fe del esquivo significado de «éxito» con sus definiciones. El de la Real Academia de la Lengua (rae) ofrece dos acepciones principales: «resultado feliz de un negocio, actuación, etc.» y «buena aceptación que tiene alguien o algo». Ambas muestran que el carácter del término es, como mínimo, dual: el primero alude al punto de vista de uno mismo y el segundo, al de los demás.

De éste habla Michel de Montaigne, a quien siempre hay que recurrir cuando se trata de divagar sobre temas difusos, en uno de sus ensayos. Montaigne no lo llama «éxito», es verdad, sino «gloria», o sea, fama, y dice al respecto:

Nada hay que emponzoñe tanto a los príncipes como la adulación, y nada tampoco que permita a los malvados ganar crédito a su alrededor con mayor facilidad [...]. El primer encantamiento que las sirenas emplean para seducir a Ulises es de esta naturaleza:

Ven aquí hacia nosotras, oh Ulises famosísimo
y el mayor honor que florece en Grecia.¹

A pesar de su crítica –«todos los juicios que se hacen a partir de las apariencias externas son extraordinariamente inciertos y dudosos»²–, Montaigne, siempre atento a las debilidades humanas, concede que la gloria, esa forma del éxito, «acarrea tras de sí gran número de ventajas por las que puede volverse deseable. Nos procura benevolencia; nos hace estar menos expuestos a las injusticias y ofensas ajenas, y cosas semejantes»³, pero reflexiona también sobre el signo azaroso que carga: «Hacer que las acciones sean conocidas y vistas es simplemente fruto de la fortuna. La suerte nos otorga la gloria en conformidad con su ligereza».4

La rae brinda una tercera entrada, de poco uso, «fin o terminación de un negocio o asunto», pero no incluye la miríada de matices encerrados en la palabra con la que nos bombardean comerciales y libros de autoayuda. «Nueve señales que demuestran tu éxito», «La llave de la vida y del éxito», «Tarjeta Éxito MasterCard», son algunos de los ejemplos que se leen a un golpe de Google cuando se busca «éxito».

Palabra esdrújula pero breve, «éxito» es un látigo, una llamada de atención, uno de los vocablos favoritos en el mundo de la publicidad. ¿Qué es el éxito para la rueda del mercado? En Dinámica del éxito personal: motivación y creatividad, Juan Francisco Gallo afirma del éxito que «es el resultado de una planeación inteligente de nuestra vida y de una constante voluntad y dedicación para llegar a él en todas sus partes. No depende de la suerte sino que es el fruto de la superación, de la inteligencia práctica y de la acción organizada». Es decir, nosotros, y sólo nosotros, somos los responsables de tener éxito o no. ¡Tan distinto a lo que opina Montaigne! Tan distinto a la experiencia de mi vida.

Nací en un rincón de Andalucía cuando mi país estaba en plena transición a la democracia. Sólo dos generaciones me separan de la guerra y el hambre –una de mis bisabuelas paternas fue enterrada en una fosa común tras morir en su séptimo parto porque su marido no tenía para pagar una tumba–, y no estoy segura de que haya sido mérito mío: gracias a la socialdemocracia extendida en los años ochenta, tuve acceso a la salud y a la educación sin que mis padres tuvieran que gastar más allá de sus impuestos. ¿Una «planeación inteligente de mi vida», ese éxito?

Volvamos a la primera acepción del diccionario. Llevar a buen término una empresa nos hace sentir satisfechos; no en vano la definición define ese buen resultado como «feliz». ¿Tiene que ver esa satisfacción con los bienes materiales? «¿No es la calidad de la alegría el fruto más precioso de la civilización a la que pertenecemos?», se pregunta Antoine de Saint-Exupéry en Carta a un rehén. «Una tiranía totalitaria también podría satisfacer nuestras necesidades materiales. Pero no somos ganado de engorde. La prosperidad y la comodidad no bastan para satisfacernos».

A estas alturas, es evidente: mis palabras las inspiran autores que pertenecen al humanismo más feroz, autores que, curiosamente, nunca hablaron del «éxito». También es raro, pues, hablar del éxito cuando al final del camino sólo espera la muerte. O quizá no tanto: al fin y al cabo, viene del latín exitus, salida. Salida, éxito, fin.

1. Michel de Montaigne, Los ensayos (Barcelona: Acantilado, 2007), p. 934.
2. Ibídem, p. 945.
3. Ibídem, pp. 934-935.
4. Ibídem, pp. 938.

 

 

Jean-Michel Folon, What? (¿Qué?), circa 1970. © Fondation Folon, 2017. Cortesía de Galerie Michelle Champetier de Cannes, Francia y de Fondation Folon.

 

Palabra esdrújula pero breve, «éxito» es un látigo, una llamada de atención […].

Jean-Michel Folon,  L’envol (El despegue), 1978. © Fondation Folon, 2017. Cortesía de Galerie Michelle Champetier Cannes, Francia y Fondation Folon.

 

Jean-Michel Folon (1934-2005) fue un artista, ilustrador y escultor belga. Su trabajo ofrece una mirada serena y pura sobre el mundo y las personas que lo habitan e inspira a creer en una sociedad empática y genuina. fondationfolon.be / mchampetier.com

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Yaiza Santos (Huelva, España, 1978) es periodista y editora afincada en México. Ha publicado en Letras Libres, Este País, Esquire Latinoamérica, El País Semanal, Tierra Adentro y los diarios 14ymedio.com y ABC. Actualmente, da clases en Centro y escribe para la revista española Jot Down Magazine.

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