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THE HIGH LINE, HISTORIA Y VISIÓN DE CIUDAD

Paso elevado Falcone - vista aérea del atardecer desde la calle 26 viendo al sur, 2011. Fotografía de © Iwan Baan. Cortesía de Friends of The High Line. thehighline.org

por Elena Tudela Rivadeneyra

HAY PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS QUE PUEDEN DENOMINARSE COMO EXITOSOS AL PRESENTARSE COMO PLATAFORMAS DE CUESTIONAMIENTOS URBANOS, SOCIALES E HISTÓRICOS. ESTE ES EL CASO DEL PARQUE THE HIGH LINE EN MANHATTAN.

La alcaldía de Nueva York informó que en 2016 alcanzó un récord de 60.5 millones de visitantes, lo que la colocó entre los cinco destinos turísticos más importantes del mundo. Entre los lugares más visitados de la ciudad se encuentra el parque lineal The High Line, al que acudieron cerca de ocho millones de personas. Este proyecto es representativo de varios procesos de transformación y rumbo de los entornos urbanos en la actualidad, debido a la historia y la visión de ciudad que hay detrás.

The High Line se construyó sobre unas vías de tren elevadas en desuso que corrían por el lado oeste de Manhattan y que fueron parte de un plan de transporte de carga en la etapa manufacturera e industrial de la ciudad propuesto por Robert Moses, el reconocido implementador de grandes infraestructuras que dieron forma a Nueva York. Entre 1950 y mediados de los ochenta, la infraestructura carretera del país redujo el transporte ferroviario. Desde entonces, hubo varios intentos para desmantelar la estructura elevada, el más reciente en 2001 con el alcalde Rudolph Giuliani.

Ante la amenaza de desaparición, nació un proyecto gracias al activismo y la organización de vecinos encabezados por Joshua David y Robert Hammond, fundadores de Amigos del High Line. Consiguieron negociar con la alcaldía de Michael Bloomberg para desarrollar el proyecto del parque lineal. El equipo de James Corner + Field Operations, Diller Scofidio + Renfro, así como el diseñador de jardines Piet Oudolf fueron los elegidos para diseñarlo. El financiamiento del proyecto, como muchos de espacio público construidos en el mundo, se logró mediante una asociación público-privada entre la ciudad y los Amigos del High Line, quienes se comprometieron a absorber casi la totalidad del costo de mantenimiento. Parte del éxito del parque se debe a que las ganancias representan más del doble que los gastos.

La trayectoria lineal original de las vías desafía la traza principal de Manhattan, y ha dado pie a numerosos análisis, entre ellos “Delirio de Nueva York” de Rem Koolhaas. Los diseñadores del parque aprovecharon la ubicación estratégica de la infraestructura para generar espacios de observación de la ciudad desde lo alto, como una experiencia museística y de curaduría de la experiencia urbana. El proyecto ofrece vistas únicas de la ciudad, condición que contribuye al éxito del espacio. Uno de los tramos más reconocidos por su impacto, amplitud y monumentalidad, es el anfiteatro de Tenth Avenue Square, un espacio escalonado cuyo remate escénico en vidrio es el centro de la Avenida 10. La transgresión y el aislamiento de las vías elevadas sobre la forma rígida de la retícula urbana de Manhattan se extienden al atravesar edificios y generar una relación diferente. Por otro lado, el diseño de la superficie del parque mantuvo algunos de los rieles e introduce un deck de piezas de concreto que se desdibujan para dar paso a la vegetación y permiten captar agua de lluvia. La mayoría de las especies plantadas son de bajo mantenimiento y resisten la diferencia de climas de la ciudad y gracias al esquema de financiamiento y la coordinación de Amigos del High Line, el parque es un experimento vivo y dinámico de prueba y error en la adaptación de especies. The High Line se ha convertido en un icono de la arquitectura de paisaje que funge como mediador e interfaz entre las personas y el fenómeno urbano.

Uno de los efectos más significativos del parque es la transferencia de potencialidad de las vías aledañas y el incremento de desarrollo inmobiliario de nivel económicamente alto, muchos de ellos diseñados por arquitectos de renombre, como Renzo Piano, el diseñador del nuevo museo Whitney. Por esta razón, el parque ha sido acusado de fomentar una fuerza negativa de gentrificación. Robert Hammond comenta que se cometieron errores que han fomentado inequidad y exclusividad del espacio urbano del parque, en contraposición con el objetivo inicial de mejorar el barrio de Chelsea para sus habitantes. Varios esfuerzos se han llevado a cabo para abordar los problemas sociales que conlleva el éxito económico del parque, como generar programas de empleo, apoyar la vivienda de interés social y una red de proyectos similares para recuperar infraestructura abandonada a fin de revitalizar barrios en Canadá y Estados Unidos.

The High Line nos hace preguntar acerca del rumbo de las disciplinas de diseño urbano arquitectónico y paisajístico, introduce el factor temporal más allá de la etapa de concepción de un proyecto, cuestiona el papel del diseñador en los procesos urbanos dispares, invita a integrar el paisaje a lo urbano, revela la necesidad de involucrar procesos participativos integrales y nos invita a reflexionar acerca de la visión de ciudad a la que aspiramos. Por último, si consideramos The High Line como un experimento urbano y social dinámico y evolutivo, podría contribuir a redefinir la noción de éxito en el ámbito del diseño en nuestro complejo contexto urbano actual.

Vista aérea de la calle 30 viendo al sur hacia la Estatua de la libertad y el sitio del World Trade Center, 2011. Fotografía de © Iwan Baan. Cortesía de Friends of The High Line. thehighline.org

Varios esfuerzos se han llevado a cabo para abordar los problemas sociales que conlleva el éxito económico del parque […].

Parque The High Line a la altura de la playa de maniobras (The Rail Yards); sentados sobre la pasarela peatonal interina (Interim Walkway) cerca de la calle 33 y la avenida 12, 2014. Fotografía de © Iwan Baan. Cortesía de Friends of The High Line. thehighline.org

gracias al esquema de financiamiento […], el parque logra ser un experimento vivo y dinámico de prueba y error en la adaptación de especies.

Washington Grasslands - vista aérea de The High Line sobre la calle 12. Fotografía de © Iwan Baan, 2009. thehighline.org

The High Line ha logrado convertirse en un icono de la arquitectura de paisaje que funge como mediador e interfaz entre las personas y el fenómeno urbano.

Paso elevado Falcone (Falcone Flyover), senda elevada que pasa entre edificios de almacén históricos entre las calles 25 y 27 oeste, 2011. Fotografía de © Iwan Baan. Cortesía de Friends of The High Line. thehighline.org

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Elena Tudela Rivadeneyra es profesora e investigadora de la Facultad de arquitectura de la UNAM. Cuenta con una Maestría en arquitectura en diseño urbano por la Universidad de Harvard y actualmente es candidata doctoral en la Facultad de arquitectura de la UNAM.

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