por Maricela Guerrero
imágenes de María Bayá
En este texto la autora nos propone observar desde la escritura los ciclos de coherencia de la naturaleza, pero también las incoherencias que marcan nuestra experiencia en el mundo y la relación con ella.
Laurel de la India
Frente a la ventana del departamento donde vivo se encuentra un laurel de la India, esponjoso e implacable, me gusta verlo en danza con el viento. Observar cómo resplandece cuando llueve, aunque ha llovido poco. En estos días en que se han roto todos los récords de altas temperaturas en la ciudad, la regularidad de sus movimientos y su sombra son remansos para entrar en contacto con mi intimidad: reconectarme para indagar la coherencia entre mis actos, mis palabras y mis pensamientos.
Una de las características de cualquier sistema es la coherencia. En la naturaleza, se manifiesta en la interconexión y el funcionamiento ordenado: en la regularidad que nos permite concebir los ciclos, las repeticiones, las coincidencias y concatenaciones.
No siempre me siento coherente. La incoherencia duele y puede revelarse en ansiedad. Darse cuenta de una incoherencia que dio paso a una injusticia contra una misma o contra una persona amada altera la regularidad de la respiración y me provoca a danzar con la emoción para encontrar las acciones, las palabras y los pensamientos que restauren ese caos ansioso. Observar al árbol, respirar con él: actuar y estar presente.
Sueño aves
Desde las partículas más ínfimas hasta las galaxias más enormes y complejas, la coherencia mantiene una danza en la que se suceden eventos regulares; por lo que es posible visualizar las alteraciones o las transformaciones que paulatinamente se convertirán en otra regularidad y darán pie a un nuevo sistema. Un sueño recurrente: aves que se estrellan contra los vidrios de las ventanas. Sentir angustia por no poder evitar su caída al pavimento sin vida. Reconocer la coherencia entre el estrés y la regularidad de estos sueños.
Observar mediante la escritura la coherencia-incoherencia de los sistemas y sus ciclos que eventualmente tenderán a regularizarse. Escuchar por las mañanas a las aves. Pájaros que vienen a cantar mientras escribo y la gata Mermelada los acecha sin arriesgarse a tirar zarpazo. Confiar que en condiciones de coherencia, el mundo salvaje de las ciudades mantendrá un equilibrio entre presas y depredadores. Identificar la incoherencia: el supuesto equilibrio es más bien un trastorno. Aves y sueños que en sus regularidades manifiestan la incoherencia de este particular sistema.
Aprender del agua la fluidez
Una de las condiciones que favorece la coherencia en los sistemas es la estabilidad. En la dinámica de los eventos y de las reacciones es preciso que haya situaciones que se mantengan en equilibrio. En el mundo microscópico, la coherencia se expresa en la forma en que los átomos y las moléculas interactúan. Esencial para la vida, la molécula de agua es el enlace estable entre dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.
El ciclo del agua es un juego entre la estabilidad de esas moléculas: fluidez, condensación y evaporación como acciones regulares de una entidad que aún tiene mucha sabiduría que revelarnos. Aprender del agua la fluidez y estar presentes con plenitud en el espacio que nos convoca. Ser agua en agua y concebir los ciclos que a través de complejos procesos físicos, químicos y biológicos nos permiten estar en el mundo con nuestras coherencias e incoherencias.
Me gusta imaginar que las moléculas que conforman mi cuerpo de cuarenta y siete años con sus arrugas y sus canas han estado presentes en el universo desde el principio de los principios. Transformación y movimiento desde el primer chispazo cósmico que dio origen al universo como evidencia máxima de la coherencia. De esa forma la incoherencia del ego puede diluirse un poco. Eso intento. A veces sale, a veces no.
Un ego más o menos coherente puede respirar con regularidad y buscar respuestas en lo común: en las repeticiones y los ciclos.
Respirar con el árbol, soñar aves y aprender a fluir.
La incoherencia duele y puede revelarse en ansiedad.

María Bayá, Mapa interior verde, 2023. Cortesía de la artista y OTTO Galería.

María Bayá, Cañaveral verde, 2023. Cortesía de la artista y OTTO Galería.

María Bayá, Olivo, 2023. Cortesía de la artista y OTTO Galería.
Maricela Guerrero es una poeta mexicana. Licenciada en Letras Hispánicas y maestra en Letras Latinoamericanas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Su trabajo aparece en revistas como Letras Libres, Luvina, Revista El Humo, Armas y letras, Park, Blau Magazine, Kritiker, Poet y Tierra Adentro, entre otras. Editora invitada de La casita de mis sueños, Fundación Alumnos 47 en 2013, recibió el reconocimiento Poética 3 otorgado por Universitatät zu Köln e International Colleges Morphomata en 2017, en el Festival for World Literature.