por Andrés Saldaña
imágenes del Williams College Museum of Art
Aprender es un proceso increíblemente complejo y fascinante. La neurociencia nos muestra que, para que el aprendizaje realmente se consolide en nuestro cerebro, necesitamos que nuestros sentidos y nuestra atención estén totalmente involucrados. Así, entender cómo funciona este engranaje será clave para adaptarnos a un entorno cada vez más dominado por la tecnología.
El aprendizaje es una obra de arte que ocurre en el cerebro. Para que suceda este proceso cognitivo estudiado por la neurociencia, se requieren ciertos participantes fundamentales: los cinco sentidos.
Además de ayudar a que tengamos conciencia de nuestro entorno, los sentidos responderán a los estímulos y esto será el primer eslabón de lo que denominamos aprendizaje, que empezará a adquirirse según se reciban respuestas a cada estímulo. Si observamos aún más adentro de nuestro cerebro, podríamos darnos cuenta de ciertos señalizadores (neurotransmisores como la dopamina), que permiten que esto suceda, y que demostrarán si algo nos gusta o nos desagrada. Este componente será fundamental en el proceso cognitivo. Asimismo, el estado anímico juega un papel importante en el proceso de aprendizaje, ya que se ha demostrado que cuando existe motivación, esta cascada de señalizadores, así como la manera en que se perciben los estímulos, determina tanto el aprendizaje en el largo plazo como la memoria después de la experiencia.
Los neurotransmisores son moléculas químicas que se forman según el estímulo y la respuesta; y aquí viene lo interesante: aunque podría parecer un proceso subjetivo, ya que lo que a mí me genera gusto o placer a otra persona le puede generar rechazo o disgusto, lo que sabemos los neurocientíficos, es que la dopamina se convierte en nuestra mejor aliada cuando queremos aprender y darle un dulce o recompensa a nuestro cuerpo, ya que será proporcional a la respuesta dada.
Como en este proceso cognitivo participan muchos elementos, podemos comprender que aprender es un proceso complejo pero fascinante, ya que cuando se entiende, uno puede desarrollar técnicas para optimizarlo. En efecto, hay aprendizajes básicos y otros complejos según la cantidad de estímulos recibidos y las respuestas que se puedan gestionar. Cada sentido nos conduce a diferentes áreas del cerebro, y gracias a eso, se logra abarcar hasta el más mínimo rincón, hasta impactar nuestros pensamientos.
Aprendemos desde que nacemos, es un proceso cognitivo genérico que compartimos los mamíferos, al que estamos expuestos por medio de esta retroalimentación. Aunque la memoria juega un papel importante en este proceso, actualmente el aprendizaje está sufriendo alteraciones por un exceso de estímulos y la falta de un elemento importante en este proceso: la atención. Sin ella, los procesos de aprendizaje más complejos no se pueden llevar a cabo.



Armando Fonseca, La llegada de la noche - ilustración para revista KmCero #172, mayo 2023. Cortesía del artista.
[…] aprender es un proceso complejo pero fascinante, ya que cuando se entiende, uno puede desarrollar técnicas para optimizarlo.
Algunos estudios neurocientíficos han demostrado que el exceso de estimulación mantenida a largo plazo puede generar alteraciones en la transmisión neuronal, e incluso puede ocasionar fatiga sináptica. Estos cambios pueden modificar los mecanismos neurofisiológicos que subyacen en los procesos de atención.¹ La atención es una de las funciones cognitivas fundamentales para que la vida cotidiana funcione adecuadamente. Los problemas de atención pueden exponernos a situaciones de alto riesgo, como accidentes domésticos, errores en el trabajo o accidentes de tráfico, que pueden poner en peligro desde la estabilidad laboral, hasta la propia vida. Por ello, una detección precoz de estos problemas es fundamental.
La memoria, la motivación y los procesos ejecutivos frontales influyen en el control atencional como proceso cognitivo. En nuestra vida diaria, una de las formas más relevantes de control atencional es la retroalimentación que de manera continua recibimos de lo adecuado, tanto de nuestro entorno, como de nuestro propio funcionamiento neurológico y de nuestro propio estado emocional, que van a dirigir, controlar y modular la potencia y orientación de nuestra atención.
En conclusión, vivimos en una etapa de grandes desafíos, en la que la tecnología está modificando el proceso cognitivo del aprendizaje natural y de la atención; en otras palabras, la manera “orgánica” en que este proceso ocurría se está transformando, y debemos ser conscientes de lo que esto significa para las generaciones más jóvenes y de las implicaciones que conlleva.²

Todas las imágenes: Vistas de la exposición Landscapes of the Mind en el Williams College Museum of Art, Massachusetts, 2010. Fotografías de Arthur Evans.
Graduado de la Universidad de Salamanca, Andrés Saldaña obtuvo un PhD en Neurociencias, cuando logró fusionar un protocolo en retroalimentación cerebral para evaluar procesos atencionales de manera objetiva en prácticas subjetivas como la meditación en los grandes monasterios budistas en la India.
- J. H. Byrne, V. F. Castellucci y E. R. Kandel, “Receptive Fields and Response Properties of Mechanoreceptor Neurons Innervating Siphon Skin and Mantle Shelf in Aplysia” en Journal of Neurophysiology, 1974, 37, 1041–1064.
S. Shipp, “The Brain Circuitry of Attention” en Trends in Cognitive Sciences, 2004, 8(5): 223-230.