DAVID CLOSES: DAR MÁS DE LO QUE SE PIDE

por Daniel Daou

El Museu del Barroc de Catalunya de David Closes pone en evidencia la cualidad artística de cierto tipo de arquitectura que, más allá de perfilarse como una profesión de servicio, entiende la misión de condensar la cultura y el pensamiento de su tiempo.

Un número reciente de la Harvard Design Magazine, titulado “Instrumentos de servicio”, propone considerar seriamente una visión más modesta de la arquitectura, más como una profesión de servicio que acorde a la visión del arquitecto heroico responsable de salvar al mundo. Algo sobre la idea de que el arquitecto deba simplemente responder a la solicitud del cliente debería provocar desasosiego. ¿Qué sucede cuando un cliente no está bien informado o no sabe lo que quiere? ¿Qué pasa cuando no hay un cliente, sino varios y están en conflicto? Cuando la arquitectura se atiene a ser una mera profesión de servicio, adopta una actitud reactiva. Esto tiende a debilitar su capacidad de anticipar o generar condiciones que aún no existen. 

Hay un planteamiento que sugiere que las ideas no vienen de mentes geniales, sino de una escena cultural o un zeitgeist. Bajo esta noción, los individuos no son origen de ideas, sino sólo conducto, así como las partículas de agua transmiten la onda de una ola. Estas ideas, que se gestan en el medio cultural, muchas veces se prefiguran primero en el arte, antes de ser articuladas en palabras en la filosofía o la literatura o formalizadas en la ciencia. 

En Arquitectura no-referencial, el arquitecto Valerio Olgiati y el filósofo Markus Breitschmid hablan justo de este punto: 

Como los filósofos y otros personajes que participan en la formación de nuestro mundo, es legítimo que los arquitectos propaguen una tesis. Sin embargo, los arquitectos no son filósofos y a menudo carecen de la aproximación sistemática de los filósofos. Sin embargo, los arquitectos poseen una cualidad que los filósofos carecen: son como un detective, un perro rastreador, capaz de condensar creativamente ocurrencias sueltas y desconectadas en una temprana y a veces prematura encarnación de un entramado que permite entrever algo nuevo que en sí mismo no ha madurado.

Como relatan, el historiador Oswald Spengler admiraba a los arquitectos precisamente por esta capacidad, y sugiere que “cuando la arquitectura trata de encarnar un fenómeno cultural, los edificios llegan temprano, donde la filosofía llega tarde”. 

La oportunidad que tiene la arquitectura de jugar este papel se ve rechazada cuando los arquitectos adoptan una postura meramente instrumental, de servicio o solución de problemas. Por el contrario, brilla en verdad cuando da más de lo que se le pide. 

El trabajo del arquitecto catalán David Closes es un claro ejemplo de esta manera de concebir la arquitectura. Nacido en 1967, estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y ha dedicado su vida y obra a proyectos de escala urbana y espacio público. 

Su proyecto para el Museu del Barroc está situado en la ciudad de Manresa. Se trata de una intervención en un antiguo convento cuya iglesia barroca fue demolida y del que sólo quedaban las alas del colegio en torno al claustro. La intervención precisa y delicada de Closes consistió en construir los nuevos accesos que permiten reconfigurar el funcionamiento de todo el conjunto que ahora acoge al Museu del Barroc de Catalunya y el Museo de Historia de la Ciudad de Manresa.

El proyecto consiste en un conjunto de volúmenes que incluyen tanto los espacios destinados al vestíbulo como los accesos principales a las plantas de exposición del museo. Los nuevos volúmenes, que contrastan fuertemente con la arquitectura original creando una tensión productiva entre el presente y el pasado, están situados frente a la antigua medianera de la iglesia, al conformar la nueva fachada del edificio, así como enmarcar vistas a las huellas más importantes de la antigua iglesia.

Como en el resto de su obra, la intervención puntual en los nuevos accesos del edificio es más que sólo una nueva fachada, pues gracias a la sensibilidad de Closes, permite una nueva forma de entender tanto el edificio como su entorno. Es un ejemplo de que el arquitecto ha hecho más de lo que se le ha pedido (o para lo que se le ha pagado), constituyendo un (cada vez más raro tristemente) ejemplo de la arquitectura como una labor de cuidado y amor público, “el más grande de las artes”.  

David Closes, Nuevos accesos del Museo del Barroco de Cataluña, 2023. Cortesía de David Closes Arquitecte. Fotografía de Adrià Goula.

Como en el resto de su obra, la intervención puntual en los nuevos accesos del edificio es más que sólo una nueva fachada, pues gracias a la sensibilidad de Closes, permite una nueva forma de entender tanto el edificio como su entorno.

Estado previo.

Fotografía de José Hevia.

Fotografía de Adrià Goula.

Estas ideas, que se gestan en el medio cultural, muchas veces se prefiguran primero en el arte, antes de ser articuladas en palabras en la filosofía o la literatura o formalizadas en la ciencia.

Fotografía de Adrià Goula.

Fotografía de Adrià Goula.

Daniel Daou es arquitecto, doctor en Diseño por la Universidad de Harvard, profesor asociado de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.