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SOMBRAS Y REFLEJOS, EL PAPEL DE LA OBRA DE SIMON SCHUBERT

La obra de Simon Schubert emerge del papel, no como trazos realizados con lápiz o tinta sino por medio de dobleces minuciosamente generados, produciendo la ilusión de los volúmenes arquitectónicos de diversos espacios que se muestran como puertas abiertas a la imaginación. 

por Carlos O. Noriega

Lo que me viene a la mente al pensar en la obra del artista alemán Simon Schubert es la transparencia, el papel, el trazo, los pliegues. Estamos ante un mundo en blanco, de dos dimensiones y poco a poco van materializándose formas. ¿Las formas aparecen o desaparecen? Son como la verdad, trazos o dobleces que se desdibujan ante nuestras miradas. Hay espacios arquitectónicos, columnas, escalones, galerías. Parecen principios de meditaciones guiadas. ¿Hacia dónde?

Hay sellos característicos del barroco, del clásico y del neoclásico. Es una disolución del aura de espacios volumétricos. El trazo de la segunda dimensión —principio del arte— muda a la ilusión de la tercera dimensión.

Hay una cadencia misteriosa que revela las formas.

Podría ser el reverso, el negativo de un pensamiento constructivo, delimitado por los trazos.

No son trazos, son dobleces en papel. No hay tinta, no hay lápiz, son pliegues por los dos lados de una hoja.

En la obra de Simon Schubert, ¿se borran o se fusionan los principios arquitectónicos, la escultura, la pintura, y queda el papel? La arquitectura, ¿es inaprensible, se desvanece en el tiempo?

La obra de Schubert, en especial la serie que aquí presentamos, Berlin Stadtschloss (2010-2011), es surrealista y no utiliza más técnica que el doblez del papel.

Por ejemplo en la primera plantilla, Chamber,  entramos en un pasillo, la verdad se muestra, incluso hay reflejos en el piso y un candelabro, mobiliario ordenado, espejos y asientos. Hay escenografía. La imaginación del espectador juega sus tramas.

Después, en Erasmus Chapel, los pliegues circulares forman enramadas de un cielo raso detallado y cuadrículas de alfombra. Llegamos a Hallway, donde resaltan los detalles de un pasillo clásico o rococó. En Sternsaal, un gran salón con minuciosos detalles, papel tapiz, columnas. Finalmente, la asombrosa Main Staircase -  Berlin Palace, con sus columnas coronadas por capiteles plegados, arcos y escaleras.

La verdad es inaprensible, se revela y desaparece. “Dame una verdad que no se desvanezca”, dice un verso de Vicente Huidobro.

¿Cómo algo tan firme, sólido y contundente como la arquitectura o la escultura revela esa paradoja inquietante de la “inalcanzabilidad” o el desvanecimiento?

¿Una verdad que se desdibuja en los rincones de sus pliegues (o que se muestra) en el papel de sí misma, en su obra, su identidad?

¿Es lo efímero de sí misma?

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FOTOS:

IES: Simon Schubert,  Berlin Stadtschloss-Chamber, 2010. Cortesía del artista.

Simon Schubert, Berlin Stadtschloss- Erasmus Chapel, 2010. Cortesía del artista.

Simon Schubert, Berlin Stadtschloss- Hallway, 2010. Cortesía del artista.

Simon Schubert, Berlin Stadtschloss- Sternsaal, 2011. Cortesía del artista.

Simon Schubert, Berlin Stadtschloss- Main Staircase. Berlin Palace, 2010. Cortesía del artista.

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