Liliana Ovalle, De la serie Mugroso, 2006-2010. Cortesía de la artista.
por Pilar Obeso
EL TRABAJO DE LA RECONOCIDA DISEÑADORA MEXICANA LILIANA OVALLE EXPLORA CON ELEGANCIA LAS TÉCNICAS Y EXPERIENCIAS COTIDIANAS DE NUESTRA CULTURA PARA MOSTRARNOS LA PROFUNDIDAD Y TRASCENDENCIA DE NUESTRO INGENIO.
Me crucé por primera vez con la chispa de Liliana Ovalle en 2010. Recién graduada y con curiosidad por el diseño en los museos, tuve la suerte de empezar a trabajar con Ana Elena Mallet, lo que amplió mi panorama del diseño mexicano contemporáneo. Para entonces, Liliana ya era una talentosa diseñadora emergente con decenas de exposiciones y premios en su haber.
No podría mencionar lo que me provocó Fragment of a Staircase (2003), pero recuerdo sentirme atraída por la gracia, el refinamiento y el pragmatismo con los que Liliana dio forma a una acción tan universal. En un milisegundo, una resplandeciente silla de fibra de vidrio se cuela en mi memoria y desencadena una serie de recuerdos ligados a los peldaños de una escalera.
Sentarse y esperar.
Sentarse y conversar.
Sentarse y descansar.
En casa o en el espacio público, todos lo hemos hecho.
Con naturalidad y destreza Liliana Ovalle materializa lo esencial. Basta con ver Mugroso (2006-2010), una serie de tres sillones inspirados en la cultura de lo improvisado que reina en el paisaje urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México. Al igual que en la investigación fotográfica en la que está basada la serie, destacan los bloques de color a manera de cojines que se entrelazan y desparraman entre el metal y la madera. El caos metódico y calculado de Liliana es una oda a la capacidad que caracteriza al mexicano para elucubrar e inventar con rapidez y desenvoltura —la mayoría de las veces sin una lógica aparente e incluso en circunstancias arrojadas.
Sin perder el toque ocurrente, en 2013 Liliana se acercó a Colectivo 1050º y a las Mujeres del Barro Rojo para colaborar en el desarrollo y la creación del proyecto Sinkhole. El resultado fue la exaltación del ingenio y la técnica instintiva que caracteriza a todas las involucradas, dotando de garbo y facultades poéticas a una serie de vasijas como metáfora de los socavones —estos hundimientos abruptos del suelo, en los que en cuestión de segundos se forma un gran vacío. Cada vasija está suspendida en un marco de madera, lo que alude a un corte transversal del suelo que revela las topografías ocultas. La destreza conjunta, la admiración por lo ancestral, una comunicación horizontal y un entendimiento mutuo fueron los puntos clave para que el barro rojo con horneado de superficie de San Marcos Tlapazola, en sus formas típicas, traspasara los límites de la alfarería utilitaria para mudarse a lo alegórico.
[…] con perspicacia, amplía el horizonte de las posibilidades del diseño a partir de experiencias reales que van más allá de lo perceptible.
Liliana Ovalle, Fragment of a Staircase (Fragmento de una escalera), 2003. Cortesía de la artista.
Después de los socavones vinieron los cielos abiertos. La quema a cielo abierto es una técnica ancestral cuya existencia se remonta al periodo precolombino. Se emplea la raíz del carrizo, el estiércol, las pencas secas de maguey, la leña de encino, el pino y el mezquite como materiales combustibles para crear una hoguera que endurece y da estabilidad al barro. Ha logrado mantenerse de generación en generación gracias a maestras artesanas como Macrina Mateo y las Mujeres del Barro Rojo. Ellas son el vivo ejemplo de la llama que nos ilumina con su respeto a la tierra y mantiene activa la alfarería tradicional con el amor infinito por el barro.
Imbuida por las alfareras y con el cielo abierto calado en lo hondo de su ingenio, en 2015 Liliana continuó su colaboración con las Mujeres del Barro Rojo y Colectivo 1050º con el proyecto Open Fires. En este proyecto se experimentó minuciosamente adaptando las técnicas de quema tradicionales para crear marcas negras en forma de composiciones geométricas sobre las piezas de barro rojo. Las piezas finales presentan distintos tonos y degradados de negro ahumado —una huella permanente del fuego al que fueron expuestas.
Así es como se aborda la trascendencia en el diseño. Liliana lo hace a tantos niveles y con tal sutileza que, con perspicacia, amplía el horizonte de las posibilidades del diseño a partir de experiencias reales que van más allá de lo perceptible. Da vida a lo intangible de las emociones, al legado inmaterial de nuestras tradiciones, a lo complejo de nuestra cosmovisión y a lo vital del ingenio mexicano.
Liliana Ovalle en colaboración con Colectivo 1050º, De la serie Sinkhole (Socavones). Cortesía de la artista.
Liliana Ovalle, Mugrosita, de la serie Mugroso, 2006-2010. Cortesía de la artista.
Liliana Ovalle en colaboración con Colectivo 1050º, De la serie Open Fires (Fuegos abiertos). Documentación del proceso. Cortesía de la artista.
El caos metódico y calculado de Liliana es una oda a la capacidad que caracteriza al mexicano para elucubrar e inventar con rapidez y desenvoltura […].
Liliana Ovalle en colaboración con Colectivo 1050º, De la serie Open Fires (Fuegos abiertos). Documentación del proceso. Cortesía de la artista.
www.lilianaovalle.com | Instagram @liliana_ovalle
Pilar Obeso es una diseñadora multidisciplinaria especializada en impacto social y gestión de proyectos, y curadora independiente con un enfoque en el diseño contemporáneo en México. Es profesora en la especialidad de diseño de calzado y marroquinería en CENTRO. Instagram y Twitter @piliobeso