LA HISTORIA DE MOLESKINE: DE LIBRETA DE ARTISTAS A ÍCONO GLOBAL

por Enrico Gianese
imágenes de la Colección Fundación Moleskine

En un mundo dominado por lo digital, Moleskine reivindica el pensamiento escrito como una herramienta para el aprendizaje y el trazo de la mano como una forma de comprensión. Este texto explora cómo unas libretas sin marca, que se vendían en papelerías francesas a principios del siglo XX, se convirtieron en una firma global que promueve el pensamiento creativo y en un símbolo del aprendizaje contemporáneo.

La historia de Moleskine: De bocetos de artistas a caso de estudio

Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita… y mis pensamientos en una Moleskine”. Si Ernest Hemingway viviera hoy, quizás habría añadido esa última parte a su frase célebre. No solo porque fue uno de los escritores que popularizó estas libretas negras durante sus viajes, como relata en París era una fiesta, sino porque entendía que escribir no es solo registrar: es una manera de pensar, aprender y darle forma al mundo.

Más que una libreta: Un símbolo de creatividad contemporánea

Detrás de cada Moleskine hay un gesto íntimo: una idea que se bosqueja, una emoción que se nombra, una decisión que se clarifica. La marca no vende papelería sino que ofrece tiempo, atención y espacio. En pleno siglo XXI, y contra toda expectativa, este objeto ha logrado consolidarse como uno de los símbolos globales de la creatividad contemporánea.

Los orígenes: Las libretas de Hemingway y Matisse en París

Aunque Moleskine como firma se funda en Milán en 1997, sus raíces simbólicas se remontan a las libretas sin marca que se vendían en papelerías francesas y que eran usadas por escritores y artistas del siglo XX. Con tapa dura, esquinas redondeadas, papel de alta calidad, cierre elástico y bolsillo interior, estos cuadernos acompañaron a figuras como Henri Matisse, André Breton y el mismo Ernest Hemingway. Eran producidos por una pequeña familia de encuadernadores en Tours, Francia, que abastecía a las papelerías de París. Esta producción cesó en la década de 1980.

El renacimiento: Bruce Chatwin y la construcción de la narrativa de marca

El escritor británico Bruce Chatwin fue quien popularizó el término “moleskine” (una variante fonética afrancesada de “moleskin”, un tipo de tela suave y resistente). En Los trazos de la canción, describe cómo llevaba siempre consigo una de estas libretas para registrar ideas, bocetos, diálogos o mapas. Cuando supo que habían dejado de fabricarse, recorrió varias papelerías parisinas para comprar las últimas. Lamentó la desaparición como si se tratara de una especie extinta.

Años después, la creativa italiana Maria Sebregondi recuperó esta historia. No solo pretendía relanzar un producto, sino construir una marca que celebrara el pensamiento lento, la escritura manual y la creatividad cotidiana. Presentó la idea a la editorial Modo&Modo, que en 1997 lanzó oficialmente la marca Moleskine. La narrativa fue tan potente como el objeto: un cuaderno que acompaña el proceso de aprendizaje, la creación y la transformación personal.

La visión de Maria Sebregondi: El valor de lo análogo en la era digital

La visión de Sebregondi no se limitaba al diseño, su intuición fue comprender que en un mundo cada vez más digital, el papel podía representar una forma de resistencia y presencia. Moleskine no solo recuperó un objeto físico, reconstruyó un universo simbólico a su alrededor. Al vincular el cuaderno con figuras de la historia cultural europea, logró posicionarlo como un instrumento aspiracional de escritura y memoria. Esta narrativa no apelaba al lujo, sino al valor simbólico del aprendizaje, como un cuaderno que invitaba a pensar, crear y recordar.

Evolución Moleskine: Del arte análogo a las herramientas digitales

Además, Moleskine ha cultivado un fuerte vínculo con el mundo del arte, la educación y la tecnología. Ha colaborado con instituciones como el MoMA, la Bienal de Venecia, el British Museum o el Louvre, lanzando ediciones limitadas que combinan diseño editorial y patrimonio visual. También ha desarrollado herramientas digitales, como Moleskine Journey y Smart Writing Set, que permiten a los usuarios sincronizar sus notas escritas con dispositivos electrónicos, manteniendo el ritual del trazo a mano e integrándolo al flujo de trabajo contemporáneo.

Desde entonces, Moleskine se ha diversificado con agendas, bolsos, bolígrafos, cuadernos inteligentes y soluciones digitales que conectan la experiencia manuscrita con el entorno digital. Ha logrado conservar su identidad, al adaptarse a nuevas generaciones de estudiantes, emprendedores, diseñadores y líderes que valoran el pensamiento escrito como herramienta estratégica.

Adriana Mariutti, Disegnare è pensare (Diseñar y pensar), 2010.

Pascale Marthine Tayou, Many many (people) [Mucha mucha (gente)], 2011.

Un propósito más allá del papel: La Fundación Moleskine

En 2006, los fundadores de Moleskine crearon Lettera27, una iniciativa filantrópica dedicada a apoyar el acceso al conocimiento y la cultura. Después de más de una década de actividad, Fondazione Lettera27 vio la necesidad de evolucionar para ampliar el impacto social y la visibilidad de sus iniciativas, mientras que Moleskine buscaba profundizar su compromiso con la Responsabilidad Social Corporativa en línea con el crecimiento de la empresa. Este camino compartido llevó a la creación de la Fundación Moleskine en 2017, una organización independiente y sin fines de lucro, arraigada en los valores fundacionales de la marca de promover la creatividad y la cultura.

Totalmente dedicada a generar impacto social, la fundación tiene el compromiso de liberar el poder transformador de la creatividad para inspirar a una nueva generación de pensadores y agentes de cambio. A través de programas globales que fortalecen ecosistemas creativos y promueven el cambio social, la Fundación Moleskine conecta diversos socios y moviliza recursos para impulsar la creatividad como una fuerza poderosa para la equidad y la transformación sistémica.

Compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad

En paralelo, la empresa ha implementado prácticas sostenibles: uso de papel certificado FSC, reducción de emisiones en la cadena de suministro y desarrollo de empaques reciclables. Moleskine reconoce que no hay creatividad futura sin responsabilidad presente.

Hoy la empresa pertenece al grupo belga D’Ieteren, pero conserva su alma italiana. Desde sus oficinas en Milán, continúa expandiéndose sin perder de vista su vocación original: crear objetos que inspiren a pensar.

Conclusión: Por qué Moleskine es un caso de estudio en marketing

Para estudiantes de negocios, mercadotecnia o administración, Moleskine es un caso de estudio ejemplar. Una marca que supo transformar un objeto cultural en una plataforma global, que aprendió del pasado para construir un presente con propósito, y que demuestra que las ideas más poderosas a veces comienzan con un simple apunte en una página en blanco.

En un contexto en el que la innovación parece estar monopolizada por lo digital, Moleskine demuestra que el aprendizaje profundo y la visión estratégica también pueden surgir de lo tangible, de lo escrito a mano. Su evolución es un recordatorio de que una marca sólida no nace solo de la oferta, sino del significado que construye junto a sus usuarios.

La historia de Moleskine representa una síntesis brillante entre narrativa de marca, adaptabilidad y propósito. No solo acompaña procesos de pensamiento, también los modela. Y al hacerlo, nos recuerda que cada idea puede ser el punto de partida de algo que merece ser escrito. 

Fabio Orioli, Epistaxis, 2023.

En un contexto en el que la innovación parece estar monopolizada por lo digital, Moleskine demuestra que el aprendizaje profundo y la visión estratégica también pueden surgir de lo tangible, de lo escrito a mano.

Nicholas Hlobo, Untitled (Sin título), 2009.

Tatiana Musi, Untitled (Sin título), 2007.

Klara i Rosa, Klara i Rosa, 2024.

Chiharu Shiota, State of Mind (Estado de la mente), 2025.

Enrico Gianese es un apasionado de la geopolítica, la economía y la innovación empresarial. Estudió Relaciones Internacionales en Italia; participó en diferentes proyectos de la Unión Europea en Bruselas y Estrasburgo. Después de trabajar varios años en Francia, actualmente es gerente con VP de ventas en una empresa de tecnología y domótica en México.

La Fundación Moleskine cuenta con la mayor colección contemporánea de cuadernos de artistas, con más de 1.600 donados por sus creadores. No se trata simplemente de una colección de arte, sino de un repositorio de creatividad, un proyecto cultural iniciado en 2006 que reúne mentes creativas de diversos campos, incluyendo arte, diseño, arquitectura, escritura, cine, música, perfumería, gastronomía, fotografía, periodismo, curaduría, filosofía, educación, academia e instituciones. Todas las obras fueron realizadas mediante el uso creativo del cuaderno, que funciona como herramienta y límite; al mismo tiempo es el origen y el marco del proceso creativo.www.moleskinefoundation.org | Instagram @moleskinefoundation