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LA FILARMÓNICA DEL ELBA, UNA CIUDAD VERTICAL DENTRO DE LA CIUDAD

Herzog & de MeuronElbphilharmonie Hamburg (Filarmónica del Elba de Hamburgo), 2016. Cortesía de la Filarmónica del Elba de Hamburgo. Fotografía de Maxim Schulz.

por Elena Tudela Rivadeneyra

EL CASO DE LA ARQUITECTURA DE LA FILARMÓNICA DEL ELBA NOS DEMUESTRA QUE, EN LA CONFORMACIÓN DEL CARÁCTER, EXISTEN RETOS, DETRACCIONES Y OPOSICIONES QUE SÓLO SE PUEDEN SUPERAR CUANDO ABRAZAMOS NUESTRA PROPIA COMPLEJIDAD Y LOGRAMOS TORNARLA EN PURA FORTALEZA.

La Filarmónica del Elba en Hamburgo, diseñada por el reconocido estudio suizo de arquitectura Herzog & de Meuron, se ha convertido en el símbolo de la ciudad, uno de los edificios contemporáneos más icónicos de Alemania y posiblemente de Europa, así como un representante a unirse a la lista de arquitectura global emblemática de realce cultural, en la que figuran edificios como el Museo Guggenheim de Bilbao o la Ópera de Sídney.

El edificio fue inaugurado el 11 de enero de 2017 después de un proceso notoriamente largo y controversial de construcción, que se extendió siete años más de lo que se programó en un principio. Al problema del tiempo de construcción se le sumó el problema del costo que pasó de un estimado inicial de 77 millones de euros a una cantidad diez veces mayor al final de la obra. El problema escaló debido a la inversión pública implicada que puso en riesgo algunos proyectos e inversiones en programas sociales, mientras la percepción ciudadana pasaba de considerar al proyecto como un objeto de valor urbano arquitectónico importante hacia uno de verdadero despilfarro. El proyecto se vio inmerso en una serie de convulsiones políticas y disputas contractuales entre los arquitectos y los urbanistas, las entidades de gobierno local y la constructora a cargo, que en 2011 detuvieron por completo. Sin figurar entre los proyectos arquitectónicos más costosos del mundo de las últimas décadas, la Filarmónica del Elba resaltó por su costo al compararse con otros proyectos en Alemania, en un contexto de austeridad pregonado por los líderes políticos.

El proyecto se ubica en un lugar prominente frente al río Elba en una antigua zona industrial portuaria, en el distrito revitalizado de HafenCity en Hamburgo. Se superpone a un antiguo almacén de cacao y café conocido como Kaispeicher A por medio de una volumetría monumental de vidrio que alcanza los 110 metros en su parte más alta, como extrusión de la superficie del almacén. Dicho volumen de vidrio se separa del inmueble original por medio de una plaza a 37 metros del suelo urbano. Para acceder a la plaza elevada se insertó una gran escalera mecánica de ligera curvatura para impedir la visibilidad de su trayecto y generar una experiencia sorpresiva a lo largo del edificio antiguo. La plaza elevada supone un traslado de la vida pública de la calle hacia el interior del edificio entre ambos volúmenes. Por otro lado, el edificio original se utiliza como estacionamiento y áreas de apoyo técnico, mientras que el volumen añadido tiene en el centro el espacio más importante de la intervención, una imponente sala sinfónica. Los espacios que rodean a la sala principal albergan una sala de cámara en forma de caja, un hotel con 250 habitaciones y una zona habitacional con 45 apartamentos de lujo. Estos espacios se vinculan con la plaza elevada mediante un sistema interesante de escaleras que evoca a Piranesi o Escher. El proyecto recoge la idea de una ciudad vertical dentro de la ciudad, cuya plaza de acceso se eleva y proporciona una vista completa de Hamburgo y del río Elba. La cubierta ondulada del volumen nuevo de vidrio es el rasgo más distintivo del proyecto, al ofrecer una silueta nueva de una ciudad primordialmente horizontal. La fachada del volumen de vidrio presenta oquedades de geometrías convexas y cóncavas, y se separa del volumen del almacén para abrir vistas hacia Hamburgo, mientras refleja el agua y el cielo.

Al interior del edificio se cuidaron ciertos detalles de forma minuciosa y fastuosa para crear efectos que en su conjunto propician una experiencia fascinante y singular. Por otra parte, ciertos elementos, como el acceso al edificio desde la calle y la fachada del almacén original, se mantuvieron ordinarios y sin protagonismo. La sala sinfónica para 2,150 personas destaca por su configuración tipo estadio, con el escenario al centro y el auditorio alrededor en forma vertical homogénea junto a paredes y techo, y por los acabados de los 10 mil paneles acústicos en forma de coral. El reconocido especialista internacional en acústica Yasuhisa Toyota los desarrolló por medio de algoritmos que adaptó siguiendo patrones óptimos de sonoridad.

El proyecto hace uso de tecnologías complejas, procesos constructivos industriales y artesanales, metodologías paramétricas y tratamientos de materiales novedosos y únicos como recursos para dotar a la experiencia arquitectónica de espectacularidad y al edificio de un carácter imponente y no replicable. Se trata de un proyecto altamente ambicioso que apostó por un diseño de elevado valor agregado, cuyo costo social, político y económico estuvo cerca de resultar en un monumento paralizado, inconcluso y en ruinas. En palabras de uno de los responsables: “no será fácil desarrollar edificios de este tipo en el futuro y probablemente ésta haya sido la última oportunidad para erigir una obra arquitectónica del tipo”.

La Filarmónica del Elba de los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron es testigo de una forma de integración de la ciudad a la arquitectura y viceversa por medio de procesos de participación comunitaria y financiamiento público, ambos muy poco comunes en Alemania y en Europa en general. En lenguaje de los clavadistas olímpicos, se intentó un salto triple y medio inverso con tirabuzones de alta dificultad y se obtuvo la máxima puntuación. El edificio, por su narrativa y cualidades estéticas, formales y espaciales, logró por un lado justificar los problemas políticos, escándalos administrativos y costos desmedidos que hoy han quedado en el olvido, y por otro, consiguió conferir de carácter, identidad y orgullo a la población de la ciudad. 

Herzog & de Meuron, Elbphilharmonie Hamburg (Filarmónica del Elba de Hamburgo), 2016. Cortesía de Herzog & de Meuron. Fotografía de Iwan Baan.

El proyecto [dota] a la experiencia arquitectónica de espectacularidad y al edificio de un carácter imponente y no replicable.

Herzog & de Meuron, Elbphilharmonie Hamburg (Filarmónica del Elba de Hamburgo), 2016. Cortesía de Herzog & de Meuron. Fotografía de Iwan Baan. 

La cubierta ondulada del volumen nuevo de vidrio es el rasgo más distintivo del proyecto, ofreciendo una silueta nueva a una ciudad primordialmente horizontal.

Herzog & de Meuron, Elbphilharmonie Hamburg (Filarmónica del Elba de Hamburgo), 2016. Cortesía de Herzog & de Meuron. Fotografía de Iwan Baan.

Herzog & de Meuron, Elbphilharmonie Hamburg (Filarmónica del Elba de Hamburgo), 2016. Cortesía de Herzog & de Meuron y la Filarmónica del Elba de Hamburgo. Fotografía de Thies Raetzke.

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Elena Tudela Rivadeneyra es profesora e investigadora de la Facultad de arquitectura de la UNAM. Cuenta con una Maestría en arquitectura en diseño urbano por la Universidad de Harvard y actualmente es candidata doctoral en la Facultad de arquitectura de la UNAM.

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