Massimiliano Pelletti, Atlantis Boy (Niño Atlantis), 2017. Cortesía de Barbara Paci Art Gallery y el artista. barbarapaciartgallery.it
por Alejandro Acevedo
LA OBRA DEL ESCULTOR ITALIANO MASSIMILIANO PELLETTI OFRECE UNA DELICADA FUSIÓN ENTRE OPUESTOS: PASADO Y PRESENTE, TRADICIÓN Y MODERNIDAD, PERFECCIÓN E IMPERFECCIÓN, MIENTRAS NOS RECUERDA LA COMPLEJIDAD, QUE HACE QUE EL CARÁCTER HUMANO SEA GRANDIOSO.
Si una escultura nace “quitando al bloque de piedra lo que le sobra”, el carácter se forja luego de despojarlo de lo que no es esencial: adornos, vicios de la personalidad, entre otros. ¿Cuál podría ser una buena herramienta para depurar nuestro carácter? Sin duda alguna, es nuestra fuerza de voluntad.
De fuerza y voluntad están hechas las esculturas de Massimiliano Pelletti que, vistas superficialmente, parecen fragmentos ruinosos de obras clásicas. Pero si las analizamos con profundidad, muestran un poderoso carácter que resulta de la tensión de fuerzas entre la antigüedad y la modernidad, lo tradicional y lo personal, lo perfecto y lo imperfecto. Broken Blue (2007), por ejemplo, es un busto realizado con sodalita boliviana que una vez concluido, el escultor dividió verticalmente por la mitad, mientras su Venus de cristal (2017) es un busto femenino que ha perdido una de sus mitades y permite que el espectador aprecie el ónix blanco mexicano tal como se encuentra en estado natural.
Como decíamos arriba, la imperfección y la perfección son dos de los principales elementos que conforman el ideal estético de Pelletti; un concepto que ha sido reforzado por los estudios en filosofía que realizó en la Universidad de Pisa, sus gustos literarios y su admiración por la mitología. Perseos, Ateneas, Neptunos, Venus, Zeus... pueblan las historias que quiere contar este escultor nacido en Pietrasanta, Italia, en 1975.
Materia de inspiración
Pelletti también encuentra inspiración en la arqueología, la geología y, sobre todo, en la observación de la escultura clásica. Pero debemos aclarar que, al realizar sus obras, no se queda en la simple reproducción de obras prestigiadas de la Antigüedad. Para dar forma a su ideal estético, este artista utiliza materiales que pocas veces han acompañado al mármol clásico o al bronce patinado. Un arco extra oral de ortodoncia rodea el cuello de un flautista esculpido en mármol blanco. Geodas de cuarzo rellenan el interior de una cabeza femenina de bronce. Éstas y otras obras nos dan idea de la osadía plástica de este escultor que en 2011 fue invitado a participar en el Pabellón italiano de la Bienal de Venecia.
En el taller familiar
Pero vayamos a los orígenes formativos de este gran artista que como referencias plásticas tiene el Torso del Belvedere, el Laocoonte y el Fauno Barberini. El aprendizaje de Pelletti fue similar al de un aprendiz en un taller renacentista. El taller en cuestión existe, se encuentra en su natal Pietrasanta y perteneció a su abuelo Mario. Allí, el pequeño Massimiliano cumplía las tareas que le encomendaba su abuelo: “Massimiliano, redondea las esquinas de este bloque de basalto que acaba de llegar”; “Mira Massimiliano, éste es ónix mexicano, éste de acá es mármol de Carrara, ésta es sodalita boliviana ¿capisci?”. Entre los juegos y mimos del abuelo, el pequeño Massimiliano recibió las primeras lecciones de escultura en aquel taller familiar que hoy, por méritos propios, este joven artista ha heredado.
La filosofía y la mitología proveen de fuerza y gracia las historias que Pelletti desea contar.
Dechado de creatividad
Massimiliano Pelletti agrega: “En la bodega del abuelo todavía se conservan muchos moldes que yo utilizo para mis bronces y a los cuales doy una interpretación personal”. Es el caso del bronce de 2016 titulado Niobe, la cara del personaje mitológico se ha desprendido como si fuera una máscara.
Por demás interesante es la serie de esculturas fechadas en 2016 en las que Massimiliano agregó una escultura más pequeña. Una mosca de oro sobre la nariz de una cabeza de mármol blanco (Mosca de oro); un trozo de coral rojo que brota de una cabeza de mármol (Fatalidad del coral).
Algunas de sus obras presumen un breve símbolo enigmático realizado en marquetería de mármol. La estrella en el pecho de un joven (En el sol / Apolo de 2017). Un mapa con forma de corazón que muestra la legendaria Atlántida sobre el pecho de una joven (Atlantis / Venus, 2017). ¿Tatuajes? Entendemos estas “incrustaciones” como un encuentro entre modernidad y antigüedad.
[…] la imperfección y la perfección son dos de los principales elementos que conforman [su] ideal estético […].
Massimiliano Pelletti, Broken Blue (Azul roto), 2017. Cortesía de Barbara Paci Art Gallery y el artista. barbarapaciartgallery.it
Un puente que une siglos
Una obra sumamente original es una gigantesca cabeza que el escultor tituló Back to the Basics. Está elaborada con mármol blanco que el artista llenó de perforaciones. Con esta gran pieza, Pelletti obtuvo el Henraux Foundation Award en 2014. En 2018 se encuentra trabajando en una serie de personajes “erosionados”, bustos femeninos y masculinos que dejan al descubierto el “rayado” blanco y negro del basalto volcánico que sugiere las capas geológicas que tanto gustan a este escultor que ya presume exposiciones individuales en el Museo de San Agustín de Génova y el Museo de Arte Contemporáneo de Sicilia.
Concluyamos esta nota utilizando la figura de un puente para reiterar que con su obra Massimiliano Pelletti pretende unir el pasado y el presente, la tradición y la novedad, el acabado hipertrabajado y la naturaleza bruta del material. Alianzas que imprimen fuerza y carácter a una obra excepcional.
1) Massimiliano Pelletti,
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Alejandro Acevedo es editor y periodista cultural. También es colaborador de diversas publicaciones.