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ENTREVISTA A SOFÍA HERNÁNDEZ, GERENTE DE ANTIGÜEDADES, Y A RODRIGO AUGUSTO AGÜERO, GERENTE Y VALUADOR DEL DEPARTAMENTO DE LIBROS Y DOCUMENTOS DE MORTON SUBASTAS. EN TORNO A LA SUBASTA ESPECIAL DE CABALLERO Y EL ARTE DE COLECCIONAR.

por Regina González Carrillo
fotografías de Arely López
entrevista realizada el 27 de febrero de 2024

CON MOTIVO DE LA SUBASTA ESPECIAL DE CABALLERO, CAPITEL SE REUNIÓ CON SOFÍA HERNÁNDEZ, GERENTE DE ANTIGÜEDADES, Y RODRIGO AUGUSTO AGÜERO, GERENTE Y VALUADOR DEL DEPARTAMENTO DE LIBROS Y DOCUMENTOS, PARA CONVERSAR SOBRE LAS PECULIARIDADES DEL COLECCIONISMO DE PIEZAS HISTÓRICAS Y EL PAPEL QUE MORTON SUBASTAS DESEMPEÑA COMO MEDIADOR ENTRE CONSIGNANTES Y COMPRADORES.

Muchas gracias por recibirnos. ¿Podrían contarnos sobre su función en Morton, respectivamente? ¿Cuál es su papel y cuáles sus responsabilidades?
Sofía (S): Como cabezas del Departamento de Libros y Documentos, por un lado, nos corresponde gestionar y verificar todos los procesos internos, es decir, todo lo que tiene que ver con el equipo de trabajo. Por otro lado, también nos encargamos de dar atención personalizada a ciertos consignantes y compradores.

Rodrigo (R): Somos la cara del Departamento, pero también de Morton.
S: Sí. Tratamos con colecciones muy especiales o con clientes muy específicos que, como son grandes compradores, les gusta permanecer en el anonimato. Nosotros los atendemos directamente. Llevamos todo el control de los procesos internos y, al mismo tiempo, somos la cara hacia el exterior. 

R: Sobre todo, dirigimos las subastas a su fin último: la venta. Nuestros resultados se verifican en las ventas. Por ello, verificamos que todos los procesos conlleven ese resultado. Si no se llega a esa meta, todos los esfuerzos son prácticamente inútiles.

Sobre las subastas, ¿cuál es el proceso para idearlas? ¿Cómo se plantean los conjuntos de lotes y sus temáticas?
R: Todo se trata de la consignación. Como ninguna de las piezas nos pertenece, la subasta se va armando conforme lo que las personas nos ofrecen. Un buen ejemplo es la sección de Maximiliano que tuvimos, en la Subasta de Antigüedades. Debido a que nos llegaron fotografías de la pareja imperial, una de las medallas más importantes otorgadas en el Segundo Imperio y algunas obras relativas a dicho periodo, fue posible armar una subasta especial. A fin de cuentas, dependemos de la consignación.

S: A mí me gusta pensar que somos como curadores. Creamos un discurso a partir de las piezas que tenemos. A veces sí podemos plantear un objetivo, como la Subasta de Medicina que organizamos a principios de febrero de 2024. Para dicho evento sólo queríamos piezas que estuvieran relacionadas con la medicina. Pero también sucede el caso contrario y debemos crear un discurso a partir de lo que hay. 

R: A veces los libros y los documentos son tan variados que el discurso se tiene que armar cronológicamente, empezando por lo relativo a la historia universal y de México. A partir de lo histórico, siguen los demás temas. Nuestros clientes saben siempre lo que les espera, lo cual genera afinidad.

En el caso de esta subasta, ¿cuáles fueron las colecciones con las que trabajaron?
R: Principalmente se planteó a partir de la unión de la colección de automovilismo, la del Jockey Club Mexicano y la sección de vinos y destilados. 

S: La mayor parte proviene de una colección importante que tiene que ver con el automovilismo, pero cuenta con la participación de otras colecciones pequeñas.

R: La temática de la Subasta de Caballero se aprovecha de ciertos estereotipos. Es cierto que jugamos con la curaduría, pero también es importante la mercadotecnia. Como gerentes, tenemos que hacer un poco de todo. Nos aprovechamos de las connotaciones asociadas al concepto de “caballero”: el tono de gallardía y la tendencia a ser sofisticado y tener cierto arreglo. Por ello, se planteó esta subasta como un epítome de la gallardía. Se trata de objetos que podrían conformar, como dice el término gringo, una auténtica man cave. Tenemos bicis, grabados y memorabilia automotriz, que cualquier hombre desearía tener al lado de su mesa de billar. 

S: Esto no niega que puedan participar otras personas, en específico, mujeres. En el caso del Jockey Club, es innegable que las mujeres también fueron asiduas a esta práctica. Yo creo que no se les puede separar a ellas de la historia de estas piezas. Es una subasta que puede ser del gusto de cualquier persona.

¿Entonces, esperan que también haya participación de mujeres en esta subasta?
S: Sí, totalmente. He conocido mujeres que pertenecieron al Jockey Club y que aparecen en las fotografías de época. Ellas recuerdan con mucho cariño las piezas y los lugares que ocupaban. Es cierto que hemos decidido nombrar a la subasta como Subasta Especial de Caballero, pero no se puede pasar por alto que ellas forman parte de la historia de estas piezas. 

R: En cuanto al automovilismo, el domingo nos visitó una mujer que ahora es encargada del negocio de su padre y nos explicó el funcionamiento de las llantas Vredestein que se van a subastar en el lote 24. Es decir, es patente que las mujeres se interesaron y se involucraron por el automovilismo, tanto en el coleccionismo como en la consignación. De hecho, la colección de 633 autos a escala 1:8 pertenecía a una mujer (lote 116).

¿Cuáles son los objetos destacados de esta subasta?
R: Siempre nos guiamos por el valor. En el caso de la sección de automovilismo, tenemos el Vuhl 05RR (lote 98), un carro amarillo ultraligero, fabricado en México, y cuyo precio de salida es de 3,400,000 pesos. Es un coche que se hizo famoso porque apareció en el programa británico Top Gear, donde lo bautizaron como el “coche tortilla”. 

De la sección de vinos destaca la botella mágnum La Tâche (lote 395), que arranca en 120 mil pesos. Es un vino raro por su formato, es muy grande. Los vinos europeos siempre tienen más valor, además, a medida que crece la botella, se vuelven más raros y codiciados. Recién había entrado a Morton se subastó una botella mágnum que inició en 50 mil y se elevó hasta 300 mil. En México, estos vinos no eran de venta libre hasta el TLC, por eso son muy deseados.

S: Las tres piezas estelares de la colección del Jockey Club son el lote número 211, que corresponde a la pintura de Ernesto Icaza. Podría parecer una escena atípica, por tratarse de charros y toros. Pero, Icaza era un pintor que representó muchos caballos, entonces, es entendible que le encargaran esta pieza para el Jockey Club. Muchos de los miembros gustaban tanto de las corridas de toros, como de las carreras de caballos. Esta pieza arranca con un estimado entre 350 mil y 500 mil, es la más importante de la colección. 

Por otro lado, definitivamente destacan los pianos, sobre todo, el lote 189. Se trata de un piano alemán de la primera mitad del siglo XX, cuyas teclas son de marfil. Es una pieza muy buena que, además, tiene el valor agregado de haber engalanado el espacio de convivencia y de encuentro social del Jockey Club Mexicano. 

Por último, quisiera destacar el biombo (lote 179). Me parece muy curioso e interesante que los miembros del Club adaptaran un biombo del siglo XX y lo conjugaran con grabados suizos del siglo XIX, que representan distintas razas de caballos. Esta pieza, en específico, aparece en muchas fotografías de la época. De hecho, en un video que hicimos sobre la colección, pudimos incluir fotografías del archivo de mediados de siglo XX en las que aparecen las piezas que se están subastando de fondo.

¿Cuáles son las diferencias entre el coleccionista que prefiere objetos con un valor histórico y el que opta por piezas artísticas?
R: No hay una sola clase de coleccionista. En el caso del Departamento de Libros, destacan tres tipos: el bibliófilo, el bibliómano y el revendedor. El primero busca ciertos ejemplares y es muy específico. El bibliómano sólo compra por comprar. Tenemos clientes que ya no tienen espacio en sus casas, pero tienen urgencia por poseer. Por último, está el revendedor, quien busca comprar oportunidades de negocio. Podemos pensar en los libros como un pedazo de historia, pero, al fin y al cabo, son bienes muebles con valor monetario. 

S: La pieza que los coleccionistas adquieren está íntimamente relacionada con la historia de cada persona, sus gustos y su formación. Particularmente, en el Departamento de Antigüedades, me he percatado que los compradores tienen cierta preferencia por la historia, por la carga histórica de las piezas. Son personas que gustan de los objetos raros, que les gusta leer y saber sobre las piezas. Yo diría que es un perfil de coleccionista diferente al de las subastas de arte. Pero, a fin de cuentas, todos son coleccionistas.

¿Qué retos se enfrentan en la conservación de antigüedades?
S: Dado que las piezas ya tienen una larga historia, llegan con ciertas marcas de uso. Muchas fueron pensadas con un diseño muy particular, lo cual las hace entrar en la categoría de artes suntuarias, pero, no por eso dejan de ser objetos útiles. Tienen las marcas de la vida cotidiana que las envolvió. Es una responsabilidad para nosotros tener piezas con las hay que ser muy cuidadosos. Los coleccionistas son conscientes de esto y lo disfrutan. Es decir, les gusta que sus piezas se vean usadas. 

R: Se trata de la pátina del tiempo. Cuando algo tiene marcas muy notorias hace que el objeto posea cierta carga o bagaje, que le confiere un valor muy especial. Nosotros somos como una bodega de paso. Las piezas nos llegan dos meses antes de la subasta y, a lo mucho, se quedan con nosotros un mes más. No podemos quedarnos con ellas más tiempo, debe haber una rotación constante. El ritmo de venta y recepción de piezas debe ser el mismo.

Estoy de acuerdo con Sofía, la pieza tiene que estar bien cuidada, pero, los objetos usados son los más codiciados.

La pieza que los coleccionistas adquieren está íntimamente relacionada con la historia de cada persona, sus gustos y su formación.

Nosotros somos como una bodega de paso. Las piezas nos llegan dos meses antes de la subasta y, a lo mucho, se quedan con nosotros un mes más. No podemos quedarnos con ellas más tiempo, debe haber una rotación constante.

¿Qué nos pueden compartir sobre la subasta de cómics frente a la de libros?
R: El libro siempre ha sido un entretenimiento, igual que el cómic. Además, son testigos ejemplares de los cambios de época.

S: Y tienen un público muy particular. Los coleccionistas son muy especiales y buscan ciertas ediciones. 

R: Los cómics abren otra vertiente de mercado. Lo importante es que estén certificados, eso altera mucho su precio. Además, como tienen calificaciones, la búsqueda del coleccionista se vuelve aún más específica. La factura del cómic no es de gran calidad, porque se vendían masivamente. De esos 50 mil que se vendieron, sólo 500 interesan a los coleccionistas, porque son los que se han preservado a la perfección. En Morton, además de los americanos, hemos tenido cómics mexicanos como Kalimán y Chanoc.

¿Cómo es que Morton propicia o incita al coleccionismo?
S: Creo que, por un lado, el hecho de que tengamos varios departamentos es una invitación a que cualquier persona pueda coleccionar. Por ejemplo, si te gustan los vinos, hay un departamento de vinos. Ese es un gran diferenciador. Además, la variedad no sólo está en las tipologías de objetos, sino también en los precios. En las subastas de los sábados tenemos piezas desde 550 pesos hasta mil. Me gusta mucho pensarlo así, como una invitación para que cualquiera pueda coleccionar. 

R: Otro diferenciador es que somos abiertos. Nuestros catálogos son de libre consulta. Los esfuerzos que hemos hecho por mantener esta apertura han provocado que se recuperen libros que se habían robado de repositorios nacionales. Hemos hecho devoluciones a la Biblioteca Nacional o a la Facultad de Biología, gracias a los catálogos. Muchas veces los herederos no saben lo que tienen, entonces, cuando lo traen, identificamos los sellos y determinamos que se trata de algo robado. Hay un mercado negro muy grande. Actualmente, la venta de documentos está prácticamente penada, conforme a la ley general de archivos. Pero, es tan redituable que genera un mercado negro. Nosotros le aportamos transparencia al coleccionista, esa certeza de saber de dónde vino. 

S: Incluso, somos transparentes con los precios. Los artistas rara vez comparten los precios de sus obras. En cambio, nosotros publicamos todo. Las exhibiciones y las subastas también son abiertas al público y tenemos piezas de museo que, a diferencia de los museos, permitimos que sean vistas desde muy cerca, e incluso, que puedan tocarse.

¿Cuándo será su próxima subasta? ¿Nos pueden compartir un adelanto?
R: Hoy se llevará a cabo la subasta de febrero. En el Departamento de Libros intentamos tener subastas mensuales. La de hoy es especial, nos llegó una colección de una persona que prefirió el anonimato y cuyas piezas no conformarán ninguna sección especial. Tenemos un libro ilustrado por Marc Chagall. Es muy interesante porque conjuga la parte editorial con la artística. Se trata de una litografía de Chagall en un diario de Ana Frank, lo que agrega un matiz interesante. Además, tenemos unas litografías de Philips, que son testigos históricos de la guerra de México contra Estados Unidos. Por último, destaca la Historia de México de Lucas Alamán, una especie de Biblia para los historiadores. Nuestro lote más importante son unas fotografías del mural perdido de Diego Rivera, el encomendado por Rockefeller. Son fotografías que atestiguan algo que se perdió. 

S: En el Departamento de Antigüedades tenemos subasta hasta abril. Todavía no contamos con el catálogo. Pero puedo adelantar que tendremos dos obras de José María Velasco, las cuales han sido publicadas y vendidas en Sotheby's. Vienen piezas espectaculares. 

Muchas gracias.

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