EL EQUILIBRIO URBANO A TRAVÉS DE LA CIUDAD JUGABLE

por Fernanda Chávez Pérez

El proyecto “Protegim les escoles” promovido por el Ayuntamiento de Barcelona busca generar una serie de acciones para resguardar los entornos inmediatos de los centros educativos. Trasladar programas como éste a nuestro país podría ayudar a generar zonas más seguras, sanas y lúdicas para los niños, en equilibrio con las necesidades humanas.

“La ternura es importante:
no funda ciudades pero las sostiene”.

 

El juego más que una simple actividad lúdica, es una suerte de lenguaje universal que ha abierto múltiples campos de posibilidades creativas. Desde los antiguos patios de las civilizaciones más remotas hasta los parques urbanos contemporáneos, el juego es una constante en la experiencia humana, una especie de gramática común que nos une en un entendimiento colectivo. Ya el artista Francis Alÿs en la obra Juegos de ninxs (1999- 2022) evidenció su poder a partir de la recopilación de distintas formas de jugar en diversos contextos, en las que el juego aparece como el primer medio para experimentar el mundo.

Sin embargo, el siglo XXI marca la etapa de progresiva exclusión de las infancias del espacio urbano, transformando su forma de habitar la ciudad. En el desarrollo urbanístico de las grandes metrópolis, pareciera que el espacio para el juego ha quedado subrogado por otras actividades más “serias y productivas” vinculadas con el modelo funcional de la época. Y aunque el juego no ha desaparecido, la tendencia a “proteger” a los niños de los peligros físicos e inmorales de la calle, ha hecho que el espacio público se reconfigurara relegando a las infancias.

En contra de esto, recientemente se ha reconocido la relevancia de diseñar y promover ciudades más inclusivas, lo que ha llevado a numerosos expertos y académicos a reconsiderar y cuestionar el papel que se asigna a la niñez en los entornos urbanos. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado el programa “Protegim les escoles”, que busca reformar los entornos inmediatos de los centros educativos para hacerlos más sanos, jugables y en equilibrio con las necesidades humanas.

Fotografía de Òscar Giralt, marzo de 2023. Vía Ajuntament de Barcelona.

Fotografía de Òscar Giralt, septiembre de 2020. Vía Ajuntament de Barcelona.

El programa consiste en pacificar el tráfico en las escuelas, ampliar las zonas de estancia y del verde, incorporar nuevo mobiliario urbano, además de crear zonas de juego espontáneo. En 2023 se han protegido 217 escuelas de la ciudad catalana, marcando un parteaguas en la forma en que los niños usan su espacio urbano cotidiano. Mediante este tipo de acciones, la calle se empieza a sentir cada vez más como un lugar amable, en el que nuevos usos y tiempos más lentos equilibran la vorágine citadina.

En el contexto mexicano, el empobrecimiento de la experiencia de los niños con su entorno urbano, ha tenido como consecuencia la desconexión de la calle como potencial campo creativo. Casi 30% de la población total de México son niñas y niños (INEGI), quienes, con la implementación de un proyecto similar, podrían reconquistar las calles desde una perspectiva infantil e integrar el juego como forma fundamental de habitar el mundo. Los beneficios de esta propuesta no sólo impactarían en la transformación del espacio urbano, también revitalizarían importantes principios comunitarios que han sido olvidados. Si rehacer y equilibrar los vínculos humanos es una tarea poética antes que política, los juegos de niños tienen mucho que enseñarnos. 

Fotografía de Martí Petit, septiembre de 2020. Vía Ajuntament de Barcelona.

El programa consiste en pacificar el tráfico en las escuelas, ampliar las zonas de estancia y del verde, incorporar nuevo mobiliario urbano, además de crear zonas de juego espontáneo.

Fotografía de Àlex Losada, octubre de 2021. Vía Ajuntament de Barcelona.

Fotografía de Mònica Moreno, noviembre de 2020. Vía Ajuntament de Barcelona.

Fernanda Chávez Pérez es socióloga egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y especialista en diseño urbano por la Universidad CENTRO. Actualmente cursa la maestría en Estudios Urbanos y Metropolitanos en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado en múltiples intervenciones para la transformación y regeneración del espacio desde el ámbito público y privado. Su trabajo de investigación se centra en el análisis de la financiarización urbana.