por Andrea Bravo Echenique
fotografías de Arely López
entrevista realizada el 14 de agosto de 2024
En esta entrevista, Kathy Gregoire, directora ejecutiva de Pronatura México A.C., nos introduce a la misión de la organización que es fomentar cambios de comportamiento de las empresas para conservar la biodiversidad. También nos comparte algunas reflexiones sobre cómo construir una relación de equilibrio entre la sociedad y la naturaleza, y acciones específicas para hacerlo.
Por favor compártanos brevemente cómo nació Pronatura y cuál es la misión que la respalda.
El pasado 21 de agosto Pronatura cumplió 43 años. Fue fundada en los ochenta por un grupo de personas preocupadas por la pérdida de biodiversidad.
Hoy en día, Eric Hágsater, uno de los fundadores, sigue participando en nuestro consejo; es una persona muy dedicada al tema de conservación. Tiene la colección más grande de orquídeas del mundo, es un experto en la biodiversidad y sigue activo en este reto de conservar lo que tenemos en México.
¿Cómo se ha transformado la misión de la asociación y los proyectos que desarrollan en sus 43 años de existencia?
Yo creo que es un tema de escala y si bien Pronatura empezó con proyectos grandes en los ochenta, lo que nos distingue es el alto nivel de expertise. Hemos crecido de manera importante sumando talento calificado. Seguimos teniendo biólogos, gente con experiencia forestal, pero también especialistas en agua, en temas de gobernanza, de equidad de género, de comunicación, de procuración de fondos. Esta amplia gama nos ha permitido armar proyectos más integrales y de mayor escala.
¿Cómo llegó usted a Pronatura y desde cuándo surgió el interés por desarrollarse profesionalmente en este sector?
Yo soy canadiense y me atrevo a decir que, en Canadá, todos somos conservacionistas de alguna manera. Crecí en las montañas, desde pequeña aprendí a apreciar la naturaleza y mi amor por ella.
Ahora, con 25 años en México, Pronatura es un vehículo para poder regresar algo a un país que me ha dado muchísimo, una razón para dedicarnos, todos los días, a algo que vale la pena.
¿Nos puede compartir algunos de los proyectos que estén desarrollando actualmente relacionados con los tres programas que contemplan: Agua, Biodiversidad y Cambio climático?
No es casual que, en la agenda de hoy, el ABC (Agua, Biodiversidad y Cambio climático) sea la prioridad. En 2017 empezamos a trabajar un plan estratégico que podría cubrir los retos que debemos sumar para combatir la crisis del cambio climático.
Por ejemplo, tenemos un proyecto grande con Driscoll’s (la empresa estadounidense proveedora de frutos rojos) para recargar y filtrar agua en la laguna de Zapotlán. Tenemos varios aliados que trabajan ahí. También con Driscoll’s colaboramos en sitios del estado de Puebla donde caía el agua, bajaba la montaña y acababa con predios y casas. Hicimos varias actividades para orientar el agua, que no corriera agua gris por la calle y que la lluvia se enfocara en recargar los acuíferos. Ahora, donde había predios abandonados o muertos por los deslaves ya se puede cosechar.
Con Diageo tenemos otro proyecto. En una zona árida de Jalisco hay dos humedales que, sin ellos, no se podría tener agua de riego para los predios agrícolas. Es un proyecto importante porque cuando uno tiene un humedal no sólo se tiene agua sino flora y fauna que regresan a ese sitio. El proyecto requiere el cuidado y desarrollo de la biodiversidad, además de ver cómo podemos tener actividades agrícolas más sostenibles. Por eso abarca las tres áreas.
La tercera iniciativa es en el área de cambio climático con Rainforest Trust, con el secretario de medioambiente y desarrollo territorial y la Junta Municipal de Medio Ambiente de Costa Sur. Es un proyecto para decretar la sierra de Cacoma de Jalisco como área natural protegida, ya que es clave para la biodiversidad. El área de cambio climático tiende a trabajar con agencias internacionales para proteger ese tipo de zonas y a las comunidades vulnerables a fin de mitigar los riesgos del cambio climático.
Profundizando en el cambio climático, ¿qué mitos y verdades hay en torno a la información que circula al respecto?, ¿qué argumentos podrían ayudarnos a combatir discursos negacionistas?
Históricamente se cree que enfrentar el cambio climático depende sólo de los ambientalistas pero hoy más que nunca, nos damos cuenta que es un tema ambiental y económico. La inacción nos ha acarreado costos muy altos: los costos que dejan deslaves, inundaciones, pérdida de cosechas.
En este sentido, Pronatura ha sabido convertirse en un aliado importante, al sumar esfuerzos y trabajar de la mano de la industria, las comunidades, los gobiernos municipales y los estatales. Ésa ha sido la clave, sumar esfuerzos para hacer proyectos más grandes.
Varios estados del país han sentido de cerca la escasez de agua en el último año, ¿cuál es el diagnóstico de Pronatura frente a este tema y qué acciones proponen?
No podemos esperar que el agua se acabe para empezar a cuidarla. Esto coincide con la estrategia de muchas industrias en las que el agua es parte fundamental de su cadena de valor. Hemos trabajado, por ejemplo, con empresas de alimentos y de bebidas que han buscado cómo recargar los acuíferos, no sólo porque el valor en riesgo es el agua, sino porque eso atentaría una trayectoria de cientos de años. ¿Cómo garantizar el agua que requiere su producción para los próximos 100 años? Recargando los acuíferos y estando muy pendientes de todas las actividades que puedan hacer para asegurar tanto el agua de su producción, como la calidad de la misma para la población. Abordar la problemática es empezar a promover actividades que aporten a la naturaleza.
Ante un panorama algo desolador y mucha ecoansiedad, ¿qué buenas noticias podemos rescatar?
Yo siempre he dicho, y lo he podido comprobar que hay más gente buena haciendo cosas buenas, y cada día hay más conciencia sobre las decisiones que tomamos. Por eso se ve en los jóvenes una exigencia de consumir o comprar productos que cuiden esta cadena de valor.
Antes, las empresas tenían estrategias de sostenibilidad como un apartado o parte pequeña de su reporte anual, ahora están tratando de incorporarlas como parte íntegra de todos sus procesos. En Pronatura somos optimistas, siempre decimos “a paso feliz, a paso Pronatura”, creo que la parte positiva es integrar lo que estamos haciendo en todo y no sólo cuidar un aspecto o una línea de la producción. Por la misma exigencia de los consumidores, las empresas saben que tienen que hacer más y nosotros estamos para apoyarlas.
¿Cómo pensar en términos prácticos la idea de equilibrio entre la actividad y necesidades humanas y la naturaleza? ¿Cómo podemos construir una relación más armoniosa y al mismo tiempo realista?
Creo que la palabra equilibrio es la clave. En la pandemia mucha gente se dio cuenta de la importancia de la naturaleza, ya no podían salir salvo al parque o al aire libre, empezaron a escuchar los pájaros en la ciudad y entendieron que lo importante es apreciar lo que tenemos que cuidar. Podemos tener una vida sana, mejores hábitos de consumo, sabiendo que somos una de las principales especies en peligro de extinción. No estamos separados de la naturaleza, somos parte de ella y la necesitamos; nos quejamos del aire contaminado de la CDMX pero no nos preocupamos por los árboles y bosques que tenemos que cuidar. Tenemos que buscar este equilibrio en los hábitos de consumo y cuidar lo que hacemos día a día.
Yo siempre he dicho, y lo he podido comprobar, hay más gente buena haciendo cosas buenas, y cada día hay más conciencia sobre las decisiones que tomamos.
En este sentido, ¿puede hablarnos de los nuevos modelos de negocio más sostenibles que propone Pronatura?, ¿qué características tienen y qué ejemplos puede darnos? ¿qué lugar tienen la ciencia y la tecnología?
La ciencia es clave, porque para poder alinearnos a los modelos de negocio la ciencia tiene que ser el punto de equilibrio de nuestra estrategia. Pronatura pretende que las empresas operen de manera sostenible. Por ejemplo, en 2022 transitamos de indicadores de desempeño (árboles plantados) a indicadores de impacto (metros cúbicos de agua regresados a la tierra mediante la plantación de árboles).
Las empresas quieren proveer acceso a agua limpia y de calidad a las poblaciones, nosotros también; las empresas quieren regresar metros cúbicos a la tierra mediante actividades que recarguen los acuíferos, nosotros también. La ciencia y la tecnología son clave para ser más eficientes, porque con ellas podemos asegurar que el impacto no se diluya y que sean mayores por ambos lados. Las empresas entienden que tienen que ver todos los aspectos y ya hay gente muy calificada para saber cómo lo podemos hacer, por ejemplo, jóvenes con educación en agrobiodiversidad y bioquímicos para reducir la huella de carbono.
La ciencia y la tecnología son clave para ser más eficientes, porque con ellas podemos asegurar que el impacto no se diluya y que sean mayores por ambos lados.
¿Qué acciones específicas podemos desarrollar como individuos y pequeñas comunidades para colaborar con la conservación del valor natural de México?
México tiene un enorme potencial en su capital natural. Si uno va a Estados Unidos y quiere ir de pesca, tiene que comprar una licencia además de la estampa de la conservación que sirve para proteger esas áreas. En México tenemos que hacer algo parecido y ser conscientes de que debemos aportar para conservar la naturaleza de la que somos parte.
Hay cosas pequeñas que podemos hacer: ir en bici a trabajar, limitar el consumo de carne, no utilizar una prenda sólo siete veces y luego tirarla, pero va mucho más allá de cerrar la llave cuando uno se lava los dientes o aportar a organizaciones como la nuestra, hay que cambiar hábitos de consumo.
En México 76% del agua se utiliza para la agricultura. Tenemos que entender cómo funcionan los ecosistemas para descubrir cómo podemos beneficiar o aportar algo a la naturaleza. Creo que la conciencia y la educación son muy importantes y lo vemos en comunidades muy pequeñas donde hay un humedal o pequeñas cosechas de agua pluvial, donde los niños entienden de dónde viene el agua y por qué hay que cuidarla. En Pronatura hemos tenido ese acercamiento con las comunidades y hemos aprendido de ellas, así como ellas de nosotros.
Hay mucho que podemos hacer, México vale mucho la pena y ojalá que todos se sumen a ver la importancia del capital natural que tenemos.
Muchas gracias.
Andrea Bravo Echenique es coordinadora editorial de Capitel de Universidad Humanitas.