De nuevo una inquietud sin nombre me interrumpe el sueño. ‘No veas el reloj’, recomienda mi terapeuta para controlar el insomnio del que soy objeto desde que el rumor de una enfermedad lejana se convirtió en pandemia. Todo en calma. ‘Deben ser las tres de la mañana’, pienso. Deslizo los pies en las sandalias y me dirijo al baño. Trato de ser breve y no poner mucha atención en ningún sitio, de lo contrario, me quedaré despierta otra noche. Jalo la cadena, lavo mis manos. De vuelta a la orilla de la cama, estiro la mano a la mesita de noche para tomar el agua que, en previsión, sirvo antes de volver a intentar dormir. Doy un trago grande. En mi país, millones de personas no cuentan con agua limpia para acompañar sus noches en vela, eso tiene que cambiar.

De acuerdo con datos del Gobierno de México, 77% de la población vive en las regiones donde hay menos agua; 12 millones de personas carecen de agua potable y 24 millones, de alcantarillado. En 2015, la falta de saneamiento y la escasez de agua potable ocasionaban la muerte de mil niños cada minuto alrededor del mundo debido a enfermedades diarreicas prevenibles. Hoy, dos tercios de los municipios del país están batallando con la falta de agua. Expertos aseguran que el rumor de una crisis hídrica se ha convertido en sequía. 

No es ningún secreto que las comunidades más pobres son las más afectadas. La desigualdad económica está estrechamente ligada al acceso a servicios básicos y derechos humanos, como contar con agua potable. Consciente de esta realidad, Somos Agua, conformada por un grupo de jóvenes mexicanos, trabaja para brindar acceso al agua potable a comunidades rurales de México, implementando ecotecnologías y esfuerzos multidisciplinarios. 

El equipo de Somos Agua visita las fuentes principales de agua de las comunidades rurales donde trabajan. Ahí, realizan pruebas a los manantiales para detectar la presencia de contaminantes químicos, como fosfatos y nitratos ocasionada, generalmente, por el uso excesivo de fertilizantes o un mal manejo de residuos sólidos. Con la información recopilada, Somos Agua diseña, en conjunto con la comunidad, acciones necesarias para llevar cada vez más agua limpia y segura a todos sus habitantes. 

Para los hogares, la organización creó los filtros Somos Agua. A través de cerámica, plata coloidal, carbón activado y la acción de la gravedad, son capaces de filtrar hasta 50 mil litros de agua, brindándole a las familias hasta seis años de agua limpia, lo que equivale a 2 500 garrafones, un ahorro de 100 mil pesos por familia.

Construcción de cisternas, instalación de estaciones para lavado de manos en espacios públicos, y donación de filtros purificadores de agua, son algunas de las acciones que esta organización civil ha llevado a cabo a lo largo de una década. Ahora más que nunca, es de suma importancia, no sólo hacer uso responsable del agua, sino también conocer y apoyar iniciativas que desarrollen proyectos para contribuir a una sociedad más equitativa y justa.  

Agua, ¿dónde vas?

Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada. Yo…, ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo, por el río y por la mar?
Cuatro pájaros sin rumbo en el alto chopo están.

Federico García Lorca

[…] un grupo de jóvenes mexicanos, trabaja para brindar acceso al agua potable a comunidades rurales de México, implementando ecotecnologías y esfuerzos multidisciplinarios.