Kai Hsiao, New York City 2, 2019. Cortesía del artista.
por León Felipe Sánchez Ambía
REFLEXIONEMOS CÓMO ES QUE CADA ACCIÓN Y DECISIÓN DE NUESTRAS VIDAS ESTÁ ATRAVESADA POR ALGUNA CUESTIÓN JURÍDICA O UN CONTRATO LEGAL CON LA INTENCIÓN DE REGULAR LAS CONDUCTAS SOCIALES.
Todos los profesionistas juramos que la vida gira en torno a nuestra profesión. Los ingenieros por la construcción, los médicos por la salud, los físicos por… todo y los abogados porque sin nosotros no habría normas que ayudaran a regular nuestra conducta en sociedad. O sea que no habría reglamentos de construcción para los ingenieros, regulaciones sanitarias para los médicos o leyes de la física (mal chiste).
Pero, aunque juremos que la vida gira en torno a nuestra profesión, la realidad es que todo gira en torno a la vida.
En el caso del derecho, todo lo que hacemos es un acto o un hecho jurídico. Por ejemplo: nacemos. Nadie decide nacer, sin embargo, lo hacemos. Ese mero hecho tiene consecuencias jurídicas. A partir de ese momento, somos sujetos de derechos y nuestros padres sujetos de obligaciones hacia nosotros. Y todo lo que hicimos fue nacer, un hecho por completo aleatorio y fuera de nuestro control que detona, literalmente, una vida de derechos y obligaciones.
El derecho está con nosotros desde el momento en que llegamos al mundo y hasta que lo dejamos y transferimos, por herencia, parte de los derechos que tuvimos en vida a nuestros sucesores. En el ínter, hay una infinidad de actos y hechos que tienen consecuencias jurídicas y que se encuentran debidamente regulados.
El derecho está con nosotros desde el momento en que llegamos al mundo y hasta que lo dejamos […].
Kai Hsiao, Taiwán 8, 2021. Cortesía del artista.
Pensemos en un día cualquiera y analicemos algunos de los actos o hechos que tienen relación con el derecho. Despertamos. Ese simple hecho nos permite ejercer nuestro derecho a la vida. Puede parecer exagerado pero hay quienes no pueden decir lo mismo. Vas al baño y abres la regadera para bañarte. Esto es posible gracias a varios actos jurídicos que presuponen que eres el propietario o arrendatario del inmueble, tienes un contrato de prestación de servicios de abastecimiento de agua y acarreo de aguas negras, probablemente uno más de gas o, al menos, realizaste la compraventa del combustible para que tu calentador pueda funcionar, compraste el jabón, el champú y demás accesorios que te permiten iniciar la mañana fresco y de buen ver.
Pones un poco de música, enciendes la cafetera, cocinas un par de huevos y tuestas dos panes. Lees las noticias o pones el noticiero en la televisión. Claro que mientras haces todo esto no reparas en que esto es posible gracias a diversos contratos que te otorgan derechos y te imponen obligaciones como poder escuchar la música de tu servicio de streaming a cambio de una cuota mensual o acceder a las noticias a cambio del pago de tu suscripción. Por supuesto ni te imaginas, ni te interesa saber probablemente, que detrás de esos contratos hay un universo de instrumentos jurídicos celebrados por terceros, autorizaciones gubernamentales y transacciones que hacen posible que esto suceda. Nos es tan natural que ni siquiera reparamos en todos los actos jurídicos, regulaciones, tratados y acuerdos que hacen que eso, tan cotidiano, pueda suceder con facilidad.
Y apenas son las 8:30 de la mañana. ¿Qué nos depara el día? ¿Cuántos actos jurídicos más llevaremos a cabo sin la conciencia de lo que ello significa o sin reparar en las consecuencias legales de nuestros actos? Tenemos todo el día por delante.
Imaginemos el metaverso jurídico. ¿Qué viene en este campo? ¿Llegará el día en que los humanos tengamos un chip implantado y con él regulemos nuestra conducta? Es decir, ¿será, como dice Lawrence Lessig, que el código (de programas de cómputo) se convertirá en Ley y ese código y ese chip nos permitan actuar sólo en el marco de la ley? ¿Sería una sociedad perfecta, sin delitos ni infracciones o una sociedad de cuasi-autómatas que dejarán de tener libre albedrío y se verán limitados por lo que, quienes programen esos chips, les permitan hacer? ¿Será entonces que el derecho y la vida tomen caminos separados o converjan aún más? Veremos en el futuro.
Kai Hsiao, Taiwán 6, 2021. Cortesía del artista.
León Felipe Sánchez Ambía es abogado especialista en propiedad intelectual, socio de Fulton & Fulton SC, vicepresidente de la mesa directiva de la ICANN y miembro de la mesa directiva de Technology and Finance Global Group.