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por Andrea Ruiz González

La obra del arquitecto japonés Riken Yamamoto, laureado con el Premio Pritzker 2024, entrelaza tradición, tecnología y sentido de comunidad para establecer una conexión que vincula a la arquitectura con la naturaleza.

Hacia el centro de la tarima del auditorio, camina lentamente un señor de estatura baja. Su rostro y sus manos están repletos de lo que podrían ser lunares, pero más bien son manchas café claro. El sol o el paso del tiempo han marcado su piel blanca y arrugada. Usa anteojos de armazón circular, un pantalón de vestir y una camisa de manga larga, todo negro. Bajo su barbilla, una bufanda azul marino rodea su cuello. 

Camina hasta tomar asiento, mientras yo, junto con cientos de estudiantes universitarios permanecemos en silencio. Él, enseguida, lleva sus manos a la altura de su pecho y las une tocando solamente las huellas de sus dedos, como si al centro sujetara un círculo invisible que observa unos segundos. De pronto nos mira y exclama: “Les aconsejo a todos los jóvenes arquitectos reunidos aquí, que crean en sí mismos y en que pueden cambiar el mundo. Quiero que crean en ello y que hagan arquitectura”. De inmediato, detrás de él se prende una pantalla gigante. En ella, está la imagen de un mapa. Es un fragmento de la carretera Panamericana. Yamamoto nos cuenta: “Cuando era joven, el arquitecto Hiroshi Hara me dijo que, para aprender de arquitectura, había que visitarla, y nos fuimos de viaje por el mundo. En Sudamérica, me impactó el sentido de comunidad, las dinámicas barriales donde la gente se conoce, se mira e interactúa. Desde ese momento, pensé que mi arquitectura fomentaría eso, no el aislamiento que vi en Europa”. 

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Riken Yamamoto es un ingeniero y arquitecto japonés que nació en Pekín, ganador del Pritzker 2024. Yamamoto es el octavo arquitecto japonés en obtener este galardón. La tradición japonesa se distingue por su intrínseca relación con el mundo vegetal. En Occidente, hace dos siglos aproximadamente, un grupo de filósofos alemanes estableció que la naturaleza no tenía alma ni conciencia y, por lo tanto, era inferior al humano. Mientras tanto, en Oriente, desde hace miles de años se asocia en ella el equilibrio de su existencia. En Japón, el pensamiento religioso está relacionado con cascadas, ríos, montañas y otros elementos del medioambiente. Quizá por eso, para Yamamoto, la arquitectura no supone hacer simples edificios, sino más bien santuarios para continuar admirando el mundo natural. Tal vez su gran mérito sea haber logrado conectar con coherencia su tradición japonesa con los avances más sofisticados de la arquitectura actual.

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Sigo sentada en el auditorio con los demás estudiantes. Antes de empezar a recorrer el Museo de Arte Yokosuka, Yamamoto cierra la presentación con las siguientes palabras: “No importa la escala de la arquitectura, sea minúscula o gigante, va a transformar su alrededor social y natural. Piensen en eso. A mí me importa la arquitectura, pero me importa más lo que la rodea”. Y toda la gente comienza a aplaudir con entusiasmo y sorpresa. 

Las luces del techo están encendidas y la pantalla apagada, nos ponemos de pie y seguimos al arquitecto hasta la entrada principal del museo: es una gran estructura enterrada, a la cual se entra por el techo para ver el mar. Adentro, se siente como si estuvieras en un barco forrado de cristal. Interior y exterior se conectan. Aquí, los pasillos con vista hacia el horizonte parecen llevarte al agua salada. Hay muros blancos con ventanas circulares, como lentes de telescopios enormes. Este museo sugiere que el entorno natural también es una obra de arte. La transparencia deja que la gente se vea una con otra, y vean también los árboles, el cielo y las aves. Yamamoto es coherente conectando a la arquitectura con la naturaleza. 

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Aunque la mayor parte de los proyectos de Yamamoto están en Japón, uno de los más importantes es la Biblioteca de Tianjin, en China: una estructura de 55 mil m2 en la que caben 5 millones de libros. Construida en 2012, esta nave gigante refleja la capacidad para diseñar edificios perfectamente articulados, utilizando los tres materiales más característicos de sus obras: hierro, aluminio y vidrio. Por otro lado, también ha sido reconocido por su habilidad para hacer diseños de distintas escalas, como es el caso de la Ecoms House, una casa pequeña y cuadrada, concebida para poder ser producida en serie a partir de piezas prefabricadas de bajo costo y de fácil construcción, puesto que sólo requiere que sus partes sean ensambladas, reflejando su ingenio en el detalle y en diseñar con base en figuras geométricas simples. También, como todos los grandes arquitectos, realizó distintos proyectos de vivienda social. El primero fue el Hotakubo Housing: un complejo de casas dispuestas alrededor de un jardín central, en el que cada casa tiene terrazas hacia áreas verdes. Un edificio más, en el que muestra su interés por poner en diálogo el espacio privado con el espacio público, una de las características clave para entender su reconocimiento a nivel mundial. Yamamoto tiene un mensaje central: es mejor vivir en comunidad. 

Riken Yamamoto, Yokosuka Museum of Art (Museo de Arte Yokosuka), 2006. Fotografía cortesía de Tomio Ohashi.

Riken Yamamoto, Tianjin Library (Biblioteca de Tianjin), 2012. Fotografía cortesía de Nacasa & Partners.

Riken Yamamoto, Ecoms House (Casa Ecoms), 2004. Fotografía cortesía de Shinkenchiku Sha.

Tal vez su gran mérito sea haber logrado conectar con coherencia su tradición japonesa con los avances más sofisticados de la arquitectura actual.

Riken Yamamoto, Yokosuka Museum of Art (Museo de Arte Yokosuka), 2006. Fotografía cortesía de Tomio Ohashi.

Riken Yamamoto, Tianjin Library (Biblioteca de Tianjin), 2012. Fotografía cortesía de Riken Yamamoto & Field Shop.

Riken Yamamoto, Hotakubo Housing (Viviendas Hotakubo), 1991. Fotografía cortesía de Tomio Ohashi.

Andrea Ruiz González estudió Historia del Arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha publicado textos en la Revista de la Universidad, NEXOS y Este País. Fue beneficiaria de la beca Jóvenes Creadores 2021-2022 del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) en la categoría de ensayo creativo.

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