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RAY Y CHARLES EAMES: UN DISEÑO VIGENTE

Charles y Ray Eames seleccionando diapositivas. © Eames Office LLC. Imagen vía The Oakland Museum of California (OMCA) y la muestra The World of Charles and Ray Eames. 

por Melissa Mota

LOS OBJETOS DISEÑADOS POR LA PAREJA EAMES MATERIALIZAN TODAS AQUELLAS ACCIONES QUE NUTREN AL AMOR: DIÁLOGO, COMPLICIDAD, INVENTIVA Y MUCHA PASIÓN.

La historia del diseño del siglo XX difícilmente podría comprenderse sin los aportes revolucionarios de Ray Kaiser Eames (California, 1912-1988) y Charles Eames (Misuri, 1907-1978). Con su trabajo lograron plasmar un entendimiento particular de la forma, el espacio, los materiales y la funcionalidad en objetos innovadores que buscaban brindar soluciones a la vida cotidiana moderna.

Desde que se casaron en 1941 hasta la muerte de Charles en 1978, desarrollaron una amplia producción interdisciplinaria, que abarcó proyectos de arquitectura, mobiliario, diseño gráfico, juguetes, fotografía, cine y museografía. Sus diferentes personalidades y formaciones profesionales enriquecieron el sello característico de cada una de sus obras.

En los cincuenta Estados Unidos logró recuperarse económicamente tanto de la crisis de 1929 como de la Segunda Guerra Mundial. Comenzaba la era del consumo y las familias contaban con poder adquisitivo. En este contexto la pareja fue clave para que el diseño pudiera llegar a amplios sectores de la población a partir del uso y adaptación de la tecnología de la época. En alguna ocasión Charles mencionó que “el rol del diseñador es el de un muy buen anfitrión que cuidadosamente se anticipa a las necesidades de sus huéspedes”. Su objetivo era hacer más con menos para que el ser humano común lo pudiera adquirir.

Antes de conocerse, Ray había estudiado en Nueva York con el pintor alemán Hans Hoffman y en 1940 decidió continuar sus estudios en la Academia de Arte Cranbrook en Michigan. Charles, por su parte, empezó arquitectura en la Universidad de Washington –una teoría señala que le pidieron abandonar sus estudios por defender las ideas de Frank Lloyd Wright–. Abrió su despacho arquitectónico y en 1938 se trasladó para continuar sus estudios en Cranbrook, en donde sería nombrado director del Departamento de diseño y conocería a Ray.

En 1940 participó con Eero Saarinen en el concurso Diseño Orgánico en Mobiliario Doméstico, organizado por el MOMA de Nueva York. El proyecto consistió en diseñar una silla de madera contrachapada de una sola pieza, que fuera cómoda, económica y que pudiera producirse en serie. Este planteamiento los llevó a obtener el primer lugar en dos categorías; sin embargo, Saarinen decidió no continuar en el proceso, al darse cuenta de que era inviable su producción masiva. Poco tiempo después Ray se involucraría en esta investigación.

Tras contraer matrimonio se trasladaron a Los Ángeles, lugar que vio nacer la sinergia de su colaboración ininterrumpida de casi cuatro décadas y en donde instalaron su oficina, que funcionó más bien como un laboratorio de ideas. Una de sus colaboraciones tempranas consistió en elaborar férulas de madera laminada para los soldados heridos de la Segunda Guerra Mundial. Estas piezas, a diferencia de las anteriores de metal, eran ligeras, económicas, apilables, fáciles de usar y contaban con cortes para el vendaje. En colaboración con la Marina se produjeron cerca de 150 mil piezas, utilizadas hasta el fin del conflicto bélico.

Al terminar la guerra, retomaron la idea de la producción masiva de sillas de madera contrachapada. Aunque no lograron hacerla de una sola pieza, crearon la Silla Eames Plywood, una de sus obras más representativas tanto por la curvatura del respaldo y el asiento que se adaptan al cuerpo del usuario, como por su silueta innovadora.

La solución a la producción en serie la encontraron en otro material: la resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio. En 1950 lanzaron la Silla Shell, con la que lograron obtener tanto formas orgánicas como una estructura firme. La serie se caracterizó por una gama amplia de colores, así como por incluir barras diagonales de acero y patas cónicas de madera.

En el terreno arquitectónico destaca Case Study House No. 8. En medio de un monte de eucaliptos, a unos metros de la costa Ray y Charles construyeron dos módulos de dos niveles –uno residencial y otro dedicado al taller–, en los que utilizaron materiales prefabricados como el acero. La fachada, revestida por paneles de cristal y paneles geométricos de colores, remite a los cuadros de Piet Mondrian. Esta búsqueda de armonía y de atender las necesidades de la vida moderna, hizo que en la actualidad sea considerada como una de las construcciones más representativas de la posguerra en Estados Unidos.

Una de las características de los Eames fue su espíritu lúdico. Desarrollaron una serie de juguetes cargados de creatividad y colorido que buscaban despertar la imaginación de las personas. En alguna ocasión Charles mencionó que “Juguetes y juegos pueden ser precursores de ideas serias”.

Siguiendo este espíritu, la Do-Nothing Machine es una máquina sin ninguna función específica que cobra vida con la luz del sol convertida en electricidad. Ray y Charles concibieron que la activación de los elementos de formas variadas hechas de aluminio, brindaran un espectáculo visual de color y movimiento. En este proyecto se puede observar cómo su espíritu interdisciplinario lograba un diálogo fluido entre la ciencia y el arte.

Su experimentación constante, el cruce de disciplinas y su deseo por hacer una vida agradable, cómoda y funcional mantiene su legado vigente. A seis décadas, muchas de sus piezas continúan produciéndose y forman parte del interior de hogares y espacios públicos. La combinación de dos mentes inquietas con formas únicas de ver el mundo, leer las necesidades de su tiempo y resolver problemas, dieron como resultado un trabajo que generó una estética particular que continúa inspirando a diseñadores de todo el mundo.

Entre octubre de 2018 y febrero de 2019 el Oakland Museum of California presenta la muestra The World of Charles and Ray Eames en la que se busca acercar al público a la vida íntima y al legado de dos de los diseñadores más importantes del siglo XX. Todas las imágenes de este artículo forman parte de la exhibición.

http://museumca.org/exhibit/world-charles-and-ray-eames

Sin título, 1943, escultura de tríplex moldeado. Fotografía de Grant Taylor. © 2018 Eames Office LLC. Imagen vía The Oakland Museum of California (OMCA) y la muestra The World of Charles and Ray Eames.

Sus diferentes personalidades y formaciones profesionales hicieron que existiera una permanente retroalimentación que enriquecía y daba un sello característico a cada una de sus obras.

Charles y Ray Eames posando con bases de sillas. © Eames Office LLC. Imagen vía The Oakland Museum of California (OMCA) y la muestra The World of Charles and Ray Eames. 

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Melissa Mota es historiadora del arte egresada de la Universidad Iberoamericana. Su práctica profesional se ha enfocado en la curaduría, edición, crítica y difusión del arte contemporáneo. Ha colaborado para diversas revistas culturales y museos como el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) y el Antiguo Colegio de San Ildefonso. 

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