Todas las imágenes: Tom Hegen, The Cultivation Series (La serie sobre cultivos), 2015. Cortesía del artista.
por Yolanda Robledo-Arratia
ES NECESARIO ANALIZAR A CONCIENCIA EL IMPACTO DE LAS PRINCIPALES FUENTES DE ENERGÍA, ASÍ COMO DE LAS NUEVAS ALTERNATIVAS, PARA ENTONCES PODER TRAZAR UN FUTURO INSPIRADOR Y CERTERO.
“Su mundo se está derrumbando, no lo escuchan, pero se está derrumbando, y otro tiene que nacer”.
Subcomandante Galeano
Por mucho tiempo, gobiernos, el gremio científico y miembros de la sociedad civil se congratularon de lo expedito, suficiente y barato que era tener energía, tanto así, que el acceso a ella se convirtió en un sinónimo de calidad de vida.
Hoy, los combustibles fósiles siguen dominando como fuente primaria de obtención de energía; además, se estima que son los responsables de dos tercios de las emisiones globales de CO2, y de otros gases contaminantes como el metano. Incluso la electricidad, que la pintan tan limpia, depende de hidrocarburos para poder ser generada.
La situación se torna crítica, pues ningún sector de la sociedad ha entendido la urgencia que incluso va más allá de la crisis climática: hay un sobregiro energético. No hay combustibles fósiles suficientes para abastecer las necesidades que nos hemos creado. Más aún, se sigue insistiendo en la asequibilidad y el alto consumo de energía.
De manera poco reflexiva, se han impulsado algunas estrategias tecnológicas, tanto para disminuir los daños ambientales como para evitar la dependencia a hidrocarburos. Propuestas que van desde la optimización de equipos para que “ahorren” energía, pasan por la captura de CO2 y su posterior almacenaje bajo tierra o en el fondo del mar, hasta, claro, la implementación de las llamadas “energías verdes”, que no son sino aquellas energías renovables, provenientes de una fuente natural, inagotable, y que no contaminan al ser producidas. Pero, ¿qué tan viable es la transición energética? Si pretendemos llevar el estilo de vida que mantenemos hasta ahora, esta transición es inviable. Basta hacer un análisis costo-beneficio.
La energía solar y la eólica, por ejemplo, no pueden producirse de manera constante, debido a la inconstancia de las fuentes que las producen. Tampoco pueden controlarse ni almacenarse. En términos de infraestructura, dependen de áreas mucho mayores para poder obtenerse (plantas de energía solar o parques eólicos) y todos los aditamentos con los que se construyen (plásticos, minerales, transporte), así como su mantenimiento, siguen dependiendo de combustibles fósiles. La energía nuclear, por su parte, es mucho más eficiente, pero la seguridad y los desechos radiactivos son un obstáculo importante. La geotérmica, en cambio, sí es una fuente de energía constante, que además puede ser controlada, por lo que sí podría competir con los combustibles fósiles, sin embargo, sólo en pocos lugares del planeta ha podido ser explorada y utilizada, pues depende de zonas de volcanismo reciente y activo.
No hay combustibles fósiles suficientes para abastecer las necesidades que nos hemos creado.
Esto no quiere decir que no haya que apostar por las energías verdes, pero hasta ahora no podemos usarlas a escala industrial. La realidad es que no podemos continuar con el consumo energético que llevamos hasta ahora. Los recursos solares, eólicos o geotérmicos hay que usarlos a nivel local, es decir, que quienes producen sean quienes consumen, que dependan de sus necesidades y sus particularidades históricas y geográficas. Autogestión energética, al fin.
Ya que la sustitución de combustibles fósiles es imperante, habrá que hacer grandes cambios: reducir la demanda energética y usarla sólo cuando esté disponible. Apostar por el decrecimiento en el consumo, en la producción, en la movilidad, en la urbanización; redistribuir equitativamente los recursos; situar la producción industrial y alimentaria; renunciar a megaproyectos y concentrarse en proyectos locales y comunitarios; poner límite a la extracción de recursos.
La vida después de la combustión industrial no podrá ser la misma. A la larga se renunciará a ciertos lujos, tendrá un costo material, pero la vida, y la vida con fuentes de energía, lo vale.
BIBLIOGRAFÍA
Estrada Gasca, C. A. “Transición energética, energías renovables y energía solar de potencia” en Revista Mexicana de Física, vol. 59, núm. 2, octubre 2013, pp. 75-84. Disponible en https://bit.ly/3dtJcxV (verificado el 29 de junio de 2021).
Temple, James. “The $2.5 trillion reason we can’t rely on batteries to clean up the grid” en MIT Technology Review, 27 de julio de 2018. Disponible en https://bit.ly/3hhN9qG (verificado el 29 de junio de 2021).
La realidad es que no podemos continuar con el consumo energético que llevamos hasta ahora.
Yolanda Robledo-Arratia es bióloga de formación, curiosa por naturaleza. Un día dejó de poner los ojos en el microscopio para enfocarse en el mundo macro. Le gusta la ciencia y la política, y hablar de ellas. Instagram @yolanda_roarr | Twitter @Yolandraaa.