por Sebastián Serrano
La historia de la empresa japonesa de cámaras fotográficas y otros productos, como prismáticos, microscopios e instrumentos de medición, no puede entenderse si se le desliga de la idea de inspirar la expresión individual y la conservación de la memoria.
Las fotografías me entregan imágenes de mi infancia, traen los lugares, los olores, las sensaciones. Guardo en mi mente los edificios que se proyectan hacia el cielo, las montañas que se expanden hacia el horizonte; la finca de mi abuelo, mientras corro por el pasto con mis primos. Perduran esas instantáneas de la familia y de los lugares en los que estuvimos: la imagen de mi papá apuntando la Nikon, enfocando el zoom, apretando el obturador.
La Nippon Kōgaku (óptica japonesa) inició sus labores en 1917, dedicada a hacer lentes y equipos ópticos como microscopios, telescopios y otros instrumentos de medición para la industria y la ciencia. Poco a poco se fue especializando en la construcción de lentes desde 50 hasta 700 milímetros e instrumentos de precisión. Incluso en 1937 realizaban los objetivos para las cámaras Canon.
Todo cambió después de la Segunda Guerra Mundial, en un Japón vencido, con el orgullo quebrantado después del holocausto atómico y de la ocupación del ejército de los Estados Unidos. A partir de 1946, Nikon vio la gran oportunidad de empezar a fabricar cámaras fotográficas personales que permitieran capturar los fragmentos de la fragilidad de la vida.
Empezaron a fabricar grandes cantidades de cámaras compactas a precios populares que permitieron que los principiantes tuvieran la herramienta para inspirarse y capturar momentos especiales antes de que fueran barridos por el tiempo. Así la marca desarrolló sus cámaras que le dieron el nombre definitivo: Nikon.
Douglas Duncan quedó impresionado con los objetivos Nikon cuando fotografió la guerra de Corea para la revista Life, tanto que se convirtió en un embajador de la marca. Esto provocó que, entre las décadas de los sesenta y setenta, se convirtieran en una herramienta muy popular para los fotógrafos de prensa y revistas.
Esta tradición se mantiene hasta la fecha. Lynsey Addario, considerada una de las cinco fotógrafas más influyentes de los últimos años y ganadora de un Premio Pulitzer, se ha valido de su Nikon para cubrir las situaciones más extremas, en ambientes y condiciones difíciles. Su lente la acompañó a seguir durante un año el peregrinaje de los migrantes sirios hacia Turquía, y más allá de estar en el frente con las tropas en Afganistán, se acercó para cubrir y demostrar el dolor de la vida de los civiles y acompañar a las afganas en momentos tan íntimos como el parto.
Otro de los principales embajadores de la marca es el fotógrafo de la vida silvestre Ron Magill, que con su cámara ha capturado experiencias tan impactantes como seguir el rastro de los tigres en India o nadar con leones marinos en las Islas Galápagos. Ron considera que la fotografía es una herramienta poderosa para demostrar la importancia de conservar nuestras riquezas naturales e inspirar para proteger las especies en peligro.
Pero Nikon no sólo se ha quedado en la anécdota preservada en una foto, en su afán por impulsar la industria óptica, ha enfocado su investigación en mejorar la vida de las personas por medio del impulso de la ciencia. Ha aportado microscopios de alta resolución para analizar las células con detalle y precisión, ya sea para regenerar tejidos o estudiar el cerebro, pero también ha impulsado lo macro, apoyando la misión japonesa AKATSUKI que estudia, por medio de sondas ópticas, la atmósfera de Venus.
La pasión de Nikon para inspirar la expresión individual y la conservación de la memoria, tanto familiar como social, la ha llevado a desarrollar productos que permitan descubrir nuestro planeta desde diferentes ángulos, llegando a la profundidad microscópica de nuestras células o fuera de nuestra orbita para imaginar y recorrer lo que está más allá en el espacio.
Yo aprendí fotografía con la cámara Nikon de mi papá, experimenté regular la luz de acuerdo con la apertura del diafragma, el tiempo del disparo, el enfoque. Mis fotos quizás no eran muy buenas, pero la magia de tener la cámara en mis manos me inspiraba a capturar el tiempo y el espacio, esos momentos que se escapan a la memoria.
La pasión de Nikon para inspirar la expresión individual y la conservación de la memoria, tanto familiar como social, la ha llevado a desarrollar productos que permitan descubrir nuestro planeta desde diferentes ángulos […].
Imágenes vía Nikon Press Room.
Sebastián Serrano Silva es maestro en Comunicación Audiovisual por la Universidad Autónoma de Barcelona, director de comunicaciones y sostenibilidad de soluciones hidropluviales. Además, es periodista independiente, emprendedor y activista ambiental. Participó en las cumbres del cambio climático COP16 y COP21 y es parte de los líderes climáticos de Climate Reality Project. Twitter @sebss78.