En China, bajo el mandato de hacer la librería más bonita del mundo, un despacho de arquitectos locales crearon un espacio que recupera la imaginación, cultura y experiencia para demostrar cómo el diseño es capaz de otorgar valor a objetos y experiencias ordinarias.
Todas las imágenes:
Librería Zhongshuge Yangzhou
Directora de diseño: Li Xiang
Equipo de diseño: Liu Huan, Fan Chen, Tong Ni-Na
Compañía de diseño: X + Living (xl-muse.com)
Fotografías de Shao Feng
por Elena Tudela Rivadeneyra
XL-MUSE Architectural Design (ahora llamado X+Living) es un estudio de arquitectura dirigido por la arquitecta Li Xiang, con base en Shanghái, que aborda múltiples escalas en el diseño, desde la planeación urbana y el paisaje hasta el interiorismo. Una de las premisas centrales de su trabajo es generar valor por medio del diseño, desde la etapa conceptual hasta la obra terminada. Han recibido diversos premios y reconocimientos, sin embargo, dos de sus proyectos de interiorismo, construidos este mismo año, han destacado y despertado gran interés a nivel internacional, volviéndose un ejemplo del valor que agrega el diseño arquitectónico a un espacio. Se trata del diseño de dos librerías para la tienda de libros china Zhongshuge, la primera en la ciudad de Hangzhou y la segunda, terminada unos meses después, en la ciudad de Yangzhou.
El encargo no era sencillo, consistía en diseñar “la librería más bonita del mundo”. El diseño de XL-MUSE consiguió que múltiples medios las reconocieran entre las librerías más hermosas, entre ellos las revistas Wired y Condé Nast Traveler, lo cual impulsa a que ambas ciudades se conviertan en destinos que generalmente se encuentran fuera de las rutas turísticas en China.
Ambas librerías son muy diferentes entre sí, sin embargo, recurren a efectos similares para generar toda una experiencia que se puede apreciar incluso en las fotografías. El espacio busca convertirse en un espectáculo en que el espectador sea engullido o rodeado de un ambiente imaginario intrigante que pareciera salido de un set cinematográfico futurista. La utilización de materiales reflejantes y efectos ópticos promueve que la experiencia se prolongue y se intensifique.
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«[…] la librería de Yangzhou plantea una alternativa a las posturas de austeridad y expresión sincera de los materiales a favor de la dramatización, la fantasía, la escenografía, la metáfora, la imaginación y la experiencia».
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En el caso de la librería de Yangzhou, un edificio y acceso anodinos introducen al visitante a mil metros cuadrados de tienda por medio de un vestíbulo alargado de grandes proporciones en forma de túnel, que se genera por un arco de libros cuyo piso negro reflejante completa el círculo. Un quiebre que conduce hacia el fondo interrumpe la forma de túnel para distribuir el espacio a la derecha hacia una zona de exhibición y lectura, y a la izquierda, un espacio de librería para niños. Cada área es muy diferente a la anterior y su diseño se basa en alguna metáfora sobre el sitio donde se encuentra la librería. El proyecto busca expresar la relación histórica que el condado de Zhen Yuan, al que pertenece la ciudad, mantiene con el agua como fuente de su cultura. El túnel vestibular es una metáfora del río representada por el quiebre en la parte alta del arco reflejada en el piso; el plafón orgánico de arcos interrumpidos de la sala de lectura representa los 24 puentes que hay en la ciudad, cuya iluminación es cálida y tenue, de efecto futurista y misterioso, mientras que el espacio de niños se caracteriza por representar la forma urbana de la ciudad contra un cielo estrellado de mobiliario en forma de edificios que se desprenden de la pared de aspecto caricaturesco y lúdico.
Los espacios en general ubican a los libros en una relación particular con el ser humano, su cultura y su ubicación geográfica, como una interpretación del espacio del mito de la caverna de Platón o a una película de Christopher Nolan donde se recrean interpretaciones de la realidad en un interior. El pasado del lugar y un posible futuro conviven en un espacio donde se ocultan las áreas de servicio y de venta para dar lugar a una experiencia a manera de espectáculo interior de referencias atemporales, culturales y geográficas plasmadas con materiales convencionales del presente.
En el contexto de crisis de identidad en el que se encuentran las disciplinas del diseño y la arquitectura, la librería de Yangzhou plantea una alternativa a las posturas de austeridad y expresión sincera de los materiales a favor de la dramatización, la fantasía, la escenografía, la metáfora, la imaginación y la experiencia. Las librerías y las bibliotecas, históricamente valoradas por ser repositorios de conocimiento y cultura, son espacios con gran capacidad de convertirse en laboratorios de expresión cultural, y este caso es un ejemplo de uno de los extremos de esa experimentación. Librerías como las de Yangzhou y Hangzhou de XL-MUSE hacen creer que este tipo de espacios, en ocasiones considerados en extinción frente a una era digital cada vez más ubicua, tienen la capacidad de resistir y convertirse en destinos y experiencias culturales, no sólo en contenido sino en forma.
En un momento histórico en el que es cada vez más difícil sorprenderse y sorprender a los otros, el espectáculo requiere de efectos cada vez más multitudinarios, costosos, efímeros y de gran escala, y la compra de libros se hace de forma instantánea y cotidiana mediante páginas de internet sin la posibilidad de serendipia o magia alguna, esta librería recuerda el poder de la imaginación, la cultura y la experiencia como valores a rescatar y destacar.
«El espacio busca convertirse en un espectáculo en que el espectador sea engullido o rodeado de un ambiente imaginario intrigante que pareciera salido de un set cinematográfico futurista ».
Elena Tudela Rivadeneyra es profesora e investigadora de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, es Cofundadora de la consultoría Agencia de Resiliencia Urbana y colabora en proyectos de arquitectura con EMEDÉ Arquitectos. Cuenta con una Maestría en arquitectura en diseño urbano por la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard y actualmente es candidata doctoral en la Facultad de arquitectura de la UNAM.