Todas las imágenes: Rosie Lee Studio, Punkt. Rebranding, 2016. Cortesía de Rosie Lee Studio.
por Carlos Fernández de Lara
LA TECNOLOGÍA NOS PERMITIÓ MANTENERNOS UNIDOS EN LA PANDEMIA. AHORA, ESA MISMA INDUSTRIA BUSCA CREAR NUEVAS FORMAS DE CONSERVAR LA ARMONÍA DESARROLLANDO Y ADAPTANDO DIVERSOS DISPOSITIVOS QUE FUNCIONAN COMO ARMAS EN EL COMBATE DE ENFERMEDADES.
La pandemia transformó la vida humana en todos los sentidos. Desde la forma en la que entendemos el trabajo y el estudio, hasta la idea que tenemos de conceptos como fiestas, reuniones, eventos o viajes. Sin embargo, y por más irónico que suene, el único camino para mantener la socialización y gran parte de las actividades humanas, era el mismo que, previo a la llegada del virus, criticamos como uno de los principales provocadores del aislamiento social: la tecnología.
Hoy diversas empresas tecnológicas detrás de gran parte de esas innovaciones han comenzado a transformar y adaptar sus servicios y productos a la nueva normalidad, con el único objetivo de hacernos más conscientes, productivos y quizá más saludables.
Una de las primeras firmas en intentar cambiar el concepto de salud para sus usuarios frente a la pandemia fue Apple. Con la expansión de COVID-19, hábitos que parecían rituales comunes y de menor importancia para muchos se convirtieron en necesidades básicas y claras de las personas. Uno de los más críticos: el lavado de manos. Una encuesta del Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos de principios de 2020 detectó que en promedio cerca de 40% de los estadounidenses adultos reconocieron “no siempre lavarse las manos después de ir al baño”.
Con la idea de reforzar esto, Apple aprovechó los sensores de movimiento, como el giroscopio y acelerómetro, además de los micrófonos integrados en el Apple Watch, para entrenarlo con algoritmos de Inteligencia Artificial. La función creada permite que el reloj detecte el momento en el que el usuario se está lavando las manos para activar un contador de 20 segundos, a fin de mantener el tiempo recomendado por la OMS.
[…] diversas empresas tecnológicas detrás de gran parte de esas innovaciones han comenzado a transformar y adaptar sus servicios y productos a la nueva normalidad […].
No es sencillo crear funciones como éstas pues requiere crear modelos de aprendizaje de máquina que sean entrenados para, en este caso, escuchar la caída del agua del lavabo y reconocer el tipo de movimientos que los seres humanos hacemos al lavarnos las manos. Así, los wearables, como el Apple Watch, se han convertido en una de las primeras líneas de defensa para ayudar a los usuarios a detectar indicios o al menos alertar a sus médicos ante posibles casos de COVID-19.
Compañías como Honor y Huawei dotaron a los relojes con sensores similares a los oxímetros, capaces de medir los niveles de oxígeno en la sangre (indicadores clave en la detección de enfermedades respiratorias). Aunque estos sensores no son más precisos que los oxímetros actuales, tienen una ventaja única: están casi de forma permanente en el cuerpo del usuario.
Dispositivos como el Magic Watch 2 de Honor o el mismo Apple Watch Series 5 crean decenas de registros diarios sobre el nivel de oxigenación en la sangre del usuario; estas lecturas permiten crear un historial, que podría permitir a médicos y especialistas detectar patrones o indicios de enfermedades mucho antes de que se presenten.
En los últimos dos años, compañías como Google, Samsung y Apple anunciaron proyectos de investigación con diversas instituciones médicas para tratar de utilizar este tipo de dispositivos y los datos que generan como armas en el combate de enfermedades respiratorias y cardíacas. Uno de los proyectos más recientes fue la colaboración entre Oura y la NBA. La startup finlandesa es responsable de crear el Oura Ring, un anillo de titanio con sensores capaz de medir el sueño, la temperatura y el ritmo cardiaco, mismo que se entregó a diferentes jugadores de basquetbol a fin de mantener un registro de su estado físico. Aunque Oura no detecta COVID-19, sus lecturas están asociadas a padecimientos comunes de la enfermedad. En caso de detectarse, el jugador puede ser aislado del resto de sus compañeros o incluso antes de salir a jugar.
Es posible que, en los siguientes meses, gran parte de nuestras actividades como sociedad se mantengan mediante sesiones virtuales; sin embargo, a medida que nos preparamos para volver, esa misma tecnología que hoy nos mantiene conectados podría darnos las herramientas y los datos para cuidarnos y cuidar a los demás en la nueva normalidad.
Carlos Fernández de Lara es un periodista especializado con más de 15 años de experiencia en periodismo de tecnología y ciencia. Amante de los gadgets y los videojuegos, Carlos es un apasionado de contar cómo la innovación digital transforma la vida humana.