por Carlos O. Noriega
fotografía de Pedro Luján
EN ESTA CONVERSACIÓN ENTRAÑABLE CON EL DOCTOR FERNANDO MOLINA, APRENDIMOS LA DIMENSIÓN HUMANÍSTICA DE LA MEDICINA, LA FUERZA DEL CONOCIMIENTO Y LA POTENCIA DEL TRABAJO APASIONADO COMO PILARES DEL LIDERAZGO CONTEMPORÁNEO.
Eminencia de la cirugía plástica y reconstructiva, Fernando Molina tiene más de 30 años de práctica profesional. Profesor de post-grado en la UNAM, La Salle y jefe de la División de Cirugía Plástica y Reconstructiva en el GEA González hasta 2014, es miembro del SNI, la Academia Nacional de Medicina y de más de 20 sociedades científicas nacionales e internacionales.
El Doctor Molina ha desarrollado técnicas quirúrgicas originales, reproducidas en el mundo, para corregir diferentes malformaciones craneofaciales. Desde 2006 es presidente de la Fundación Fernando Ortiz Monasterio, institución que beneficia a decenas de familias mexicanas y de otros países.
Ha sido profesor en más de 30 países y ha escrito 88 artículos de la especialidad y 30 capítulos para libros de cirugía plástica y reconstructiva.
Líder de la cirugía, lo apasiona la pintura clásica, los filósofos y los clásicos griegos, la arquitectura, el Renacimiento, los talleres de Tiziano y los grabados clásicos de cirujanos vinculados a los primeros descubrimientos anatómicos.
Mediante la cirugía reconstructiva puedes cambiar la calidad de vida de un ser humano.
Estamos con él en su consultorio en el Hospital Ángeles del Pedregal para realizar la presente entrevista.
¿Cómo define usted la cirugía plástica?
La cirugía plástica nace de una necesidad. Después de las Guerras Mundiales, los quemados necesitaban cubierta cutánea, injertos, y los ortopedistas no sabían cómo resolverlo. Entonces se crea la cirugía reconstructiva. Se llama “plástica” porque trata de reestablecer las proporciones, la estética y la función y “reconstructiva” porque intenta reconstruir las partes que se perdieron.
¿Cuál es su especialidad?
Yo hago cirugía craneofacial y cirugía estética. Trato a los niños que nacen con deformaciones congénitas de la cara, el cráneo y las manos.
¿Qué responsabilidades y conocimientos conlleva la cirugía reconstructiva?
La decisión humanística de ser médico y cirujano entrenado. El trabajo no termina cuando nos vamos a casa, porque tenemos en la cabeza los pendientes no resueltos o ese paciente cuyo procedimiento no fue exitoso. Sin embargo, cuando tienes la convicción de tener el entrenamiento necesario y la destreza quirúrgica de ejecutar procedimientos, confías en dar resultados satisfactorios.
Mencionó hace un momento a los quemados, ¿ha tenido usted la experiencia de realizar cirugía a niños en esta condición?
Sí, es un común denominador para el cirujano plástico reconstructivo. Sin embargo, tratar niños quemados significa estar en medio de la esencia de los avances. Yo soy un “superespecialista”, pero a pesar de tener el entrenamiento para atender niños quemados, hace 10 o 15 años no trato a uno. Me he dedicado más a la cirugía de cabeza y cuello en los aspectos estéticos y reconstructivos. Si me llamas porque tu hija tuvo una quemadura te voy a recomendar a uno de mis alumnos dedicados a eso, porque lo van a hacer mejor que yo.
[…] cuando tienes la convicción de tener el entrenamiento necesario y la destreza quirúrgica de ejecutar procedimientos, confías en dar resultados satisfactorios.
¿Con quién estudió usted?
Mi mentor fue el Doctor Fernando Ortiz Monasterio, el cirujano más importante que ha producido México, gracias a sus contribuciones a la cirugía plástica del mundo.
¿Cómo comenzó su carrera?
Me hice médico sin saber que quería ser cirujano plástico. En el internado tuve contacto con varias áreas de la medicina y me decanté por una especialidad de medicina quirúrgica. Me di cuenta de que me gustaba la cirugía pediátrica. Los instrumentos y la manera de tratar los tejidos de un niño llamaron mi atención y quise convertirme en cirujano pediatra.
En los ochenta, en Nueva York, tuve la oportunidad de conocer el quirófano de un grupo de cirugía plástica y allí pude asociar los conocimientos básicos de las proporciones humanas —hoy conocidas como Proporciones Humanas Divinas—, con los cambios que un cirujano plástico o reconstructivo puede hacer. Sólo en ese momento relacioné la idea de aplicar los conocimientos médicos con los criterios de proporción y armonía.
Armonía también puede entenderse como crear un vínculo para proporcionar mejoramiento a las demás personas, ¿cómo ha sido su experiencia en el trabajo social?
Muy agradable. En los últimos 30 años las actividades altruistas han sido parte de mi vida. La medicina es una actividad humanística. Esta ética forma parte de mi trabajo todos los días.
¿Cómo se actualiza?
Por medio de congresos, literatura médica y conferencias a distancia. La medicina, como todas las ciencias, es un proceso de enseñanza continua porque cuando crees que ya no tienes más que aprender, en ese momento involucionas frente a los cambios y a las nuevas ideas. Lo que hoy tomamos como una gran verdad posiblemente en diez años se modifique, por eso me tengo que preparar y actualizar en los avances del conocimiento de mi área de expertise.
¿Cómo difunde sus conocimientos e investigaciones?
En mi ejercicio profesional no sólo veo pacientes, para mí, la investigación y las actividades académicas son igualmente importantes. He hecho decenas de investigaciones para las revistas indexadas de la especialidad o peer review. Por ejemplo, la de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Reconstructiva que es mensual y la leen en promedio 15 o 16 millones de médicos en el mundo. Las revistas científicas miden su impacto a través de Citation Index. No es lo mismo publicar en la revista de un hospital un artículo que va a leer un paciente en un consultorio o algunos médicos, a hacerlo en la única revista mexicana indexada, la Gaceta Médica de la Academia Nacional de Medicina, en la que vas a tener a cerca de 60 mil lectores. No es igual escribir en la revista Ibero-Latinoamericana de Cirugía Plástica, con 150 mil lectores a publicar en las grandes ligas que son las revistas europeas o estadounidenses con un factor de impacto de millones de personas.
¿En dónde ha impartido clases usted?
En la UNAM he sido profesor de posgrado más de 20 años. Fui profesor titular del Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva en un hospital de la Secretaría de Salud que en esa época gozaba de mucho prestigio y formé a decenas de especialistas. Tuve la oportunidad de dirigir más de 80 tesis y de apoyar a dichos especialistas para que fueran los autores principales de diferentes líneas de investigación y pudieran ir a diferentes congresos en el mundo. Hoy me dedico a los diplomados de alta especialidad y recibo a visitantes de México y otros países que se quedan conmigo para aprender lo que hago.
¿Su mayor logro y su mayor reto?
Tener una familia.
Estimular a diferentes generaciones para que no sólo hagan cirugía estética, sino que incluyan la cirugía reconstructiva.
¿Cómo se siente realizar satisfactoriamente una operación a un niño?
Cuando trato niños con graves malformaciones, es muy satisfactorio lograr que recuperen su anatomía normal y las funciones de deglutir, respirar o mirar. Es altamente gratificante cuando uno de estos niños te coge la mano y te da las gracias porque se da cuenta que ya puede hacer cosas cotidianas que antes no podía. Mediante la cirugía reconstructiva puedes cambiar la calidad de vida de un ser humano.
¿Cuáles son los valores que rigen su trabajo y cómo los lleva a la práctica?
El respeto, las decisiones con base en mi experiencia, conocimientos y habilidades y la responsabilidad de concluir algo y darle seguimiento. Puedo, por ejemplo, modificar una nariz y ese resultado estará listo en cuatro o seis meses, pero también tengo oportunidad de que algunos padres me traigan a un bebé con una malformación y resolver el problema agudo y darle seguimiento hasta que cumpla 18 años y concluya su crecimiento. Los resultados finales son los que cuentan. No vale la pena operar a un niño que nace con una fisura labiopalatina y no darle seguimiento. Ese niño, y sus padres, requieren de otras cosas, de una guía para que esa primera cirugía les lleve a una recuperación completa, que se integre a un grupo social, sea un niño seguro y un adolescente que tenga oportunidad de desarrollarse como cualquier otro.
¿Algo más que quiera compartir con nosotros?
La medicina cambia, evoluciona y está ligada a la base del conocimiento. Yo todavía tengo muchas ganas de aprender. La fuerza de trabajo, el vigor y la energía de gente nueva combinados con la experiencia representa la verdad de la medicina: equipos de trabajo multidisciplinarios en los que se suman ideas y esfuerzos. No debemos olvidar que lo esencial es la relación médico-paciente y estar presentes en ella.
Carlos O. Noriega es Director editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas.
1. El Doctor Molina es parte del comité editorial internacional del Plastic and Reconstructive Surgery Journal y editor regional para todos los países de Iberoamérica. Su artículo “Mandibular Distraction: A Farewell for Major Osteotomies” (1995), fue premiado como la mejor publicación del año y es reconocido como un artículo clásico en cirugía plástica y reconstructiva de acuerdo con el ISI-Web Science.