ENTREVISTA A ISRAEL MOROYOQUI HERNÁNDEZ

por Capitel
entrevista realizada el 1 de julio de 2025

ALEJANDRA GUTIÉRREZ BLANCO ES EGRESADA DE LA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA EN CAMPUS MÉRIDA Y En esta entrevista, el profesor Israel Moroyoqui Hernández nos lleva por su recorrido académico y profesional, además de conversar sobre la importancia del derecho diplomático y la negociación en un mundo cada vez más complejo. Asimismo, comparte cómo, desde las aulas, busca formar a internacionalistas y administradores con pensamiento crítico, visión global y vocación por el servicio público.

¿Cómo surgió su interés por la diplomacia pública y el trabajo en el sector internacional?
En mi formación académica, el ámbito internacional siempre llamó mi atención, especialmente lo relacionado con la colaboración entre Estados, el desarrollo internacional y el fortalecimiento institucional. Desde el inicio, desempeñarme en un entorno diplomático fue una meta profesional, y hoy tengo la dicha y la fortuna de hacerlo, promoviendo posturas a favor del desarrollo regional. La diplomacia pública es para mí, un campo profundamente noble, en el que puedo contribuir a un bien que trasciende los intereses institucionales. Esto se refleja en la prosperidad regional y en el fortalecimiento de los vínculos internacionales.

¿Nos puede compartir un breve recorrido de su trayectoria académica y profesional?
Mi formación profesional inició en mi alma máter, la Universidad Autónoma de Baja California. Posteriormente, realicé una especialización en la Universidad de Santiago de Compostela, donde tuve la oportunidad de profundizar mis conocimientos en ciencias políticas.

Tras mi titulación, tuve la fortuna de ingresar al Departamento de Estado de los Estados Unidos, en el Consulado General en Tijuana dentro del área de Logística Diplomática. Ahí estuve dos años. Esta experiencia me abrió las puertas para avanzar a Servicios Consulares, donde trabajé por seis años. Tras la pandemia, me integré a mi actual posición en la sección de Diplomacia Pública. A lo largo de estos 11 años de carrera como Nacional del Servicio Exterior, decidí especializarme en un campo que combinara el conocimiento gubernamental con el ámbito corporativo, por lo que cursé la maestría en Alta Dirección Corporativa. Esta formación me permitió abrir camino en el sector privado, colaborando paralelamente con empresas como Reckitt Benckiser y Pluma Nacional, en las que gestioné procesos de mejora continua y desarrollo organizacional.

Asimismo, he trabajado como consultor independiente en desarrollo organizacional, lo que me ha permitido ampliar mi experiencia en otras industrias y afianzar mis conocimientos en dirección corporativa y gestión de capital humano. La docencia llegó por invitación de UABC y Humanitas, instituciones en las que actualmente imparto clases. 

De manera complementaria, y en un ámbito distinto, también tuve el honor de servir como paramédico voluntario en la Cruz Roja Mexicana en Tijuana, experiencia que marcó mi sentido de servicio y entrega comunitaria.

¿Cómo fue su experiencia estudiando la maestría en Alta Dirección en Universidad Humanitas y de qué manera la relacionó con la diplomacia y las relaciones internacionales?
Considero que es una excelente opción para quienes buscan una especialización en el ámbito administrativo o de negocios. Hoy en día, un título universitario por sí solo ya no es suficiente para competir por puestos estratégicos en el sector privado o público.

Esta maestría terminó guiándome hacia uno de mis enfoques favoritos, el Desarrollo Organizacional, un campo que ha cobrado gran relevancia en los últimos años y al que apuestan cada vez más las empresas que buscan un cambio real o una reestructura estratégica.

Puede parecer contrastante cómo una maestría en Alta Dirección se relaciona con la diplomacia o las relaciones internacionales, pero no está tan alejado de la realidad como podría parecer. En mi caso, me otorgó una ventaja competitiva frente a otros profesionales del sector, al brindarme herramientas y habilidades específicas para coordinar iniciativas internacionales, especialmente en nuestra región.

Además, me permitió fortalecer la conexión entre el sector gubernamental y el empresarial, al comprender a profundidad temas económicos, financieros y de gobierno corporativo. Destacaría especialmente el valor que aporta en términos de sensibilidad intercultural y visión estratégica internacional, aspectos que se articulan de manera muy natural entre esta formación y mi perfil como internacionalista.

Puede parecer contrastante cómo una maestría en Alta Dirección se relaciona con la diplomacia o las relaciones internacionales, pero no está tan alejado de la realidad como podría parecer. En mi caso, me otorgó una ventaja competitiva frente a otros profesionales del sector, al brindarme herramientas y habilidades específicas para coordinar iniciativas internacionales, especialmente en nuestra región.

La práctica de las relaciones diplomáticas implica ser un puente entre visiones diversas del mundo, y para ello, la empatía juega un papel crítico. 

¿Nos puede compartir cuáles son las principales responsabilidades, actividades y retos asociados con su cargo en el Departamento de Estado de los Estados Unidos?
Actualmente me desempeño como coordinador de Subvenciones y Programas de Inglés para la región noroeste del país. 

Entre mis principales responsabilidades se encuentran la gestión estratégica de iniciativas que buscan ampliar y fortalecer las relaciones binacionales entre Estados Unidos y México. Esto incluye promover programas educativos y culturales, administrar subvenciones dirigidas a instituciones y organizaciones locales y no gubernamentales, así como diseñar y dar seguimiento a programas de enseñanza del inglés.

Nuestro objetivo central es promover los intereses nacionales mediante la interacción, el diálogo y el entendimiento con nuestras audiencias, fomentando vínculos de confianza y cooperación mutua.

Uno de los principales retos asociados a este cargo es la constante adaptación al dinamismo multicultural que caracteriza al entorno diplomático actual. Esto exige una alta sensibilidad intercultural, capacidad de análisis regional y flexibilidad para ajustar las estrategias a las realidades cambiantes de cada audiencia con la que colaboramos. 

¿Qué proyectos a corto, mediano y largo plazo está desarrollando?
A corto plazo, me enfoco en fortalecer mis competencias profesionales, especialmente en el desarrollo de programas estratégicos de diplomacia pública y cooperación educativa.

En cuanto al mediano y largo plazo, aunque aún están en proceso de definición, me gustaría explorar oportunidades de participación en organismos internacionales enfocados en desarrollo institucional, integración regional o diplomacia multilateral.

Aspiro a seguir construyendo una trayectoria que combine el servicio público con impacto en el fortalecimiento de capacidades a nivel regional e internacional, particularmente en temas vinculados con cooperación técnica, educación y liderazgo.

Como profesor, ¿cuáles son las principales características que debe tener un estudiante que quisiera dedicarse a las relaciones internacionales y a la diplomacia?
Considero imprescindible combinar competencias técnicas, conocimiento cultural internacional y una profunda vocación de servicio público.

Fomento en mis estudiantes el pensamiento crítico como una herramienta esencial. Para ello, suelo plantear escenarios tanto complejos como catastróficos que les permitan desarrollar habilidades de análisis, adaptación estratégica y toma de decisiones en contextos inciertos, algo fundamental en el ámbito diplomático.

El interés constante por los acontecimientos globales (en los ámbitos jurídico, económico, político y social) es igualmente vital, así como una alta sensibilidad intercultural. La práctica de las relaciones diplomáticas implica ser un puente entre visiones diversas del mundo, y para ello, la empatía juega un papel crítico. De todas estas características, mi principal recomendación es cultivar una verdadera vocación por el servicio público y una convicción profunda por contribuir desde un entorno internacional. Esto implica asumir responsabilidades que van más allá de lo técnico, requiere integridad, templanza y un firme compromiso con los valores universales que nos unen como comunidad internacional.

¿Quiere agregar algo más?
Agradezco mucho a la Universidad y a Capitel la oportunidad de compartir mi trayectoria y visión sobre estos temas. Considero que, hoy más que nunca, es fundamental adoptar enfoques híbridos que integren distintas disciplinas, como la Alta Dirección Corporativa, para responder con mayor eficacia a los retos complejos del entorno internacional.

Espero que estas reflexiones sirvan de inspiración para quienes deseen contribuir desde diferentes ángulos al servicio público y privado, así como fortalecer las relaciones internacionales en la construcción de sociedades más justas, incluyentes y prósperas.