Morgan Paslier, Superbe (Excelente) de la serie Are you dreaming? (¿Estás soñando?), 2020. Cortesía del artista.
por Andrés Saldaña
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COMPRENDER LA MIRADA QUE TIENE LA CIENCIA SOBRE EL IMPACTO DEL SUEÑO EN NUESTRO CEREBRO Y SOBRE LA MANERA EN QUE CREAMOS NUESTRA REALIDAD NOS OTORGA LA GRAN OPORTUNIDAD DE DECIDIR POR NOSOTROS MISMOS EL TIPO DE EXPERIENCIA QUE QUEREMOS TENER EN EL MUNDO.
Morgan Paslier, Dream Unfocus Abstraction # L-A-2 (Abstracción de sueño desenfocado # L-A-2) de la serie Are you dreaming? (¿Estás soñando?), 2019. Cortesía del artista.
Morgan Paslier, Red Baloon (Globo rojo) de la serie Are you dreaming? (¿Estás soñando?), 2020. Cortesía del artista.
Morgan Paslier, Superbe (Excelente) de la serie Are you dreaming? (¿Estás soñando?), 2020. Cortesía del artista.
Muchos se preguntan cuál es la diferencia entre soñar dormido o despierto: en efecto son procesos diferentes.
El sueño en la neurociencia es un proceso fascinante, ya que intervienen muchos elementos que hacen que suceda. Pensemos que, gracias al sodio y potasio, se da una descarga eléctrica que activa nuestro cerebro para funcionar cognitivamente, sin embargo, es más complicado que eso. Necesitamos que esa actividad genere cierta frecuencia y amplitud, nos referimos a las frecuencias alfa (fase inicial) y delta (aún más lenta y presente en el sueño profundo).
Podemos soñar dormidos o despiertos… sin embargo éstas son situaciones diferentes. Por ejemplo, para soñar despierto simplemente se requiere que nuestra frecuencia dominante se lentifique y la frecuencia alfa se hace presente. En el momento en que cerramos los ojos y empezamos a imaginar “y soñar”, es cuando damos rienda suelta a los anhelos, deseos, imaginación, recuerdos. Lo mejor de todo es que el cerebro en ese momento no puede discriminar si es real o es producto de la imaginación. Es maravilloso, ya que un sueño o un pensamiento puede hacer sentir una realidad porque, aunque esté en la mente, la realidad empieza desde nuestra percepción. Podríamos decir que así nace un objetivo, una meta: sintiéndola e imaginándola.
El sueño fisiológico (dormido) consta de cinco fases. Inicia con el adormecimiento o lentificación, posteriormente sigue su camino en la lentificación llegando a frecuencias theta, un estado en el que podemos encontrar los “falsos recuerdos”, en los que uno podría sentir que ha vivido o sentido una experiencia sólo por escuchar una canción o mirar una película. Después entramos a la fase delta, para transitar a la fase conocida como MOR (Movimiento Ocular Rápido), en la que la información captada por la corteza prefrontal y recuerdos adquiridos previamente, juegan un papel importante. Todas estas etapas permiten entrar en modo de descanso, necesario por el estímulo que recibe nuestro cerebro. Ahí nuestro inconsciente se hace presente, ya que los deseos, recuerdos e ideas se filtran, permitiendo que el inconsciente los perciba y los exprese en sueños.
[…] nuestro inconsciente se hace presente, ya que los deseos, recuerdos e ideas se filtran, permitiendo que el inconsciente los perciba y los exprese en sueños.
En la India, existe una práctica llamada el yoga de los sueños, que sugiere que por medio de entrenamiento mental, somos capaces de hacer conscientes los sueños y participar en ellos, permitiendo que la experiencia que vivimos sea tan real que uno pueda dirigirla, ya que estos grandes maestros consideran que tener control de nuestro cuerpo, cerebro, pensamientos y sueños es fundamental para alcanzar las metas de vida. Ellos creen que un sueño es la primera semilla para que el cuerpo sienta que existe esa realidad y que sólo falta replicarla en nuestro presente. En otras palabras, soñar despierto es el primer eslabón para cumplir nuestras metas.
Hay una tendencia mundial hacia reducir el tiempo total de sueño, lo cual se ha reflejado en el incremento en la incidencia de trastornos del sueño. En este sentido, la población joven es especialmente proclive a desarrollar trastornos del sueño, principalmente debido a factores externos (sociales y ambientales) y a distintos hábitos que pueden afectar su calidad (consumo de alcohol, tabaco, cafeína, entre otros).
A partir de este conocimiento, al hacerlo consciente, es fundamental comprender la importancia del cuidado que le damos a nuestro cuerpo, tanto mental como físico, para que repercuta en nuestra vida diaria y en nuestra realidad, ya que debemos asumir que es el inicio de una semilla que tratamos de que germine en nuestra vida. Tenemos libre albedrío para decidir qué tipo de realidades queremos sentir y experimentar.
[…] un sueño es la primera semilla para que el cuerpo sienta que existe esa realidad y que sólo falta replicarla en nuestro presente.
Andrés Saldaña obtuvo un Ph.D en neurociencias, graduado de la Universidad de Salamanca, logró fusionar un protocolo en retroalimentación cerebral (NFB Neurofeedback) para evaluar procesos atencionales objetivamente en prácticas subjetivas como la meditación en los grandes monasterios budistas en la India.