Rania Matar, Mia y Jun, Allston, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
por Mariana Musi
ANTE UN PANORAMA MARCADO POR POLÍTICAS DE DISTANCIAMIENTO SOCIAL Y CONFINAMIENTO, EL TRABAJO DE LA FOTÓGRAFA LIBANESA RANIA MATAR INVITA A ENCONTRAR ARMONÍA ENTRE EL AFUERA Y EL ADENTRO, EN LA INTIMIDAD DE LAS RELACIONES HUMANAS Y LA MAGIA DE LOS MOMENTOS MUNDANOS.
Rania Matar, Minty, Kayla, Leyah, y Layla, Cambridge, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
[…] una imagen de un momento cualquiera adquiere magia y nos obliga a detener lo que ocurre a nuestro alrededor, respirar profundo y tener un instante a solas con ella.
Rania Matar, Susan, Salem, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
Rania Matar, Marie, Cambridge, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
Rania Matar, Cyrus, Brookline, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
Rania Matar (1964) jamás anticipó que el deseo de mantener la historia familiar y documentar a sus hijos iba a ser el principio de una exitosa carrera como fotógrafa. El registro de momentos mundanos con una intimidad que sólo puedo llamar como “belleza pura” fue el nuevo lenguaje que esta fotógrafa libanesa empezó a crear.
De padres palestinos, Rania Matar nació en Líbano y estudió arquitectura en la Universidad Americana de Beirut. La guerra civil la obligó a salir con su familia hacia Estados Unidos. Se enamoró del poder de contar historias mediante la fotografía y sin saberlo aún, con la capacidad de descubrir momentos que antes, al darlos por hecho, eran invisibles.
Tras los atentados del 11 de septiembre, Rania empezó a cuestionar el sentimiento de “ellos contra nosotros” y tomó la decisión de contar una historia distinta respecto de Medio Oriente, y en especial, de ser mujer. Regresó a Líbano para fotografiar campos de refugiados. Al presentar su trabajo, el antiguo editor de foto de Life, Peter Howe, le dijo: “Debes tener la misma intimidad que tienen las fotos de tus hijos en todas tus imágenes.”
Tras este consejo, no sólo empezó a fotografiar de manera más íntima sino a apreciar los momentos mundanos. Esto es evidente en sus retratos pues una imagen de un momento cualquiera adquiere magia y nos obliga a detener lo que ocurre a nuestro alrededor, respirar profundo y tener un instante a solas con ella.
Matar ha aprendido a observar para convertir en imágenes una belleza para muchos invisible.
Al principio de la pandemia, casi por accidente la magia ocurrió una vez más.
Mientras estaba en su casa, a lo lejos observa a su vecina por una ventana. Esa persona con quien normalmente charla frente a frente, ahora está aislada, pero de una manera extraña: comparte su vida a distancia. Inspirada por esta imagen llena de reflejos, Matar empieza a buscar personas para fotografiar en sus casas, en su espacio sagrado, mientras ella admira desde afuera su intimidad.
El control es algo que a Matar no le preocupa, y dejarse sorprender por los elementos que descubre a su llegada, la llevan a la perfección. Una puerta verde, un vestido rojo, un mosquitero, una visita inesperada, una niña enojada, unas hermanas que parecen espejo… un mundo mágico de sorpresa e intimidad, ésas son las imágenes que ha creado hasta ahora, después de que todo se puso en pausa y ella decidió salir y aprovechar esas circunstancias.
Buscar sujetos para fotografiar se volvió su objetivo y manejar con su cámara, cubrebocas y una escalera, su uniforme para esta misión. Llega a los lugares sin expectativas y sin saber qué va a encontrar. Se comunica por medio de las ventanas, respeta la distancia y encuentra magia en los elementos que la rodean.
La cámara marca el tempo pues al momento de fotografiar, la conexión se da mediante el silencio, interrumpido por alguna dirección para la pose, al permitir completa libertad de movimiento y expresión.
La fotógrafa no deja de sorprenderse de lo que descubre, “los regalos que sus sujetos le dan” como los describe cuando habla de su obra.
Hay una complejidad que enriquece cada imagen, reflejos y distorsiones que invaden a las personas, puertas y ventanas que deciden qué podremos ver. Los retratos son menos obvios y muy diferentes a lo que estaba acostumbrada, e irónicamente, con una intimidad a distancia que nos acerca aún más a las personas.
La sensación de adentro y afuera desaparece. Las metáforas del espacio nos permiten imaginar más allá de lo que estamos viviendo y cómo viven los demás, cómo experimentan esta era que juntos estamos descubriendo.
Con un balance perfecto entre lo interno y lo externo del mundo físico y del emocional, Matar nos da la llave para hacernos olvidar por un instante lo que pasa; cuando para muchos todo es caos, para ella y su lente, es armonía.
[…] un mundo mágico de sorpresa e intimidad, ésas son las imágenes que ha creado hasta ahora, después de que todo se puso en pausa […].
Rania Matar, Lucy, Newton, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
Rania Matar, Ellie y Megan, Cambridge, Massachusetts de la serie Across Windows (A través de las ventanas), 2020.
Mariana Musi es creadora de imágenes y de historias, amante de la fotografía, el arte, la música y el color. www.marianamusi.com