escritos y fotografía de Sofía Emiána
HOY LA IDEA DE EDUCACIÓN HA SUPERADO OBSTÁCULOS DEL PASADO Y PARA MUCHOS, SE HA CONVERTIDO EN UN ESPACIO DE CONCIENCIA, PARTICIPACIÓN Y GENEROSIDAD QUE AYUDA A CRECER A TODOS LOS QUE PARTICIPAN DE ELLA.
“El autoritarismo sólo puede persuadirnos a pensar en ciertas direcciones. Eso sería funcionar únicamente como una máquina humana, lo cual trae un descontento, frustraciones, miserias, y demás. A nosotros nos concierne el desarrollo completo de cada ser humano hacia su más elevada y total capacidad. No a la capacidad en la que el educador tiene como su punto de vista y propio concepto, sino la capacidad de cualquier individuo para florecer.
El educador entonces debe estar concentrado desde el principio en su calidad de amor, que es humildad, amabilidad, consideración, paciencia y gentileza”.
J. Krishnamurti, On Learning (Sobre el aprendizaje), 1958.
Traducción de Sofía Emiána
Una educación sin miedo, sin coerción, que respeta a los individuos, que reconoce sus cualidades, fortalezas y debilidades, es una educación consciente.
La mejor educación es la que se comparte con felicidad, paciencia y compasión. Educar es transmitir, compartir y ofrecer asomarnos por la ventana de la libertad.
La idea antigua de una educación rígida, basada en el castigo, el miedo y la opresión por fin ha sido destituida por una basada en el amor y dedicación.
Un buen maestro guía antes que nada hacia el conocimiento propio para alimentar desde ese espacio nuestras capacidades, sin olvidar señalar nuestras debilidades no como defectos o castigo sino como posibles generadores de cambio y transformación.
Todos en algún momento del día contamos con la oportunidad de ser maestros o alumnos.
Compartir nuestras experiencias y conocimiento con entusiasmo y alegría reflejará en los demás el mismo sentimiento. Educar es evolución, crecimiento y transformación. Es elevarse a mundos desconocidos y rodearse de arte, música, poesía, valores, bienestar, conocimiento y sabiduría. Es compartir algo nuevo para entregarle a otro las llaves de la libertad y un par de alas.
Un maestro hace saber a sus alumnos que son capaces de lograr lo que se propongan, no hay imposibles. Permite a los demás crear nuevos caminos neuronales, experiencias y una vida enriquecedora que definitivamente no pasará inadvertida.
Educar con conciencia es un privilegio y una responsabilidad digna de nuestros tiempos.
Sofía Emiána es editora de la sección Mandala de Capitel. Síguela en Instagram como @sofiaemiana.