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ARTE E INSPIRACIÓN. RESPIRAR, CREAR Y MIRAR LA VIDA

por Mariana Méndez-Gallardo
imágenes de Jorge Oteiza

Este texto nos propone un recorrido histórico por los diferentes significados y concepciones de la idea de inspiración en Occidente y su relación con la esfera espiritual, material y física.

Aunque la RAE define la inspiración como un estímulo que anima la labor creadora en el arte o la ciencia, también estará relacionada con los aspectos fisiológicos de inhalar, aspirar y respirar al componerse de las voces latinas in- (“adentro”) y spirare (“respirar”). 

Relacionarla al ámbito de la creatividad resulta entonces de una figuración: así como el aire ingresa a los pulmones, la creatividad “entra” en el artista a manera de un rapto, que en el imaginario grecorromano se asoció con la acción de las Musas sobre la mente del artista. Así, el arte será un saber hacer desde la inspiración, un brote de creatividad que empuja a los artistas a producir mediante ciertas visiones, mientras la obra entra en contacto con la esencia de lo divino. De manera semejante, en la tradición judeocristiana la inspiración está vinculada con un movimiento sobrenatural que Dios comunica a la criatura, por lo que será entendida como “aliento divino” insuflado a los humanos para despertar el ímpetu y el talento. ¹

Así, la inspiración adquirirá uno de sus mayores momentos de expresión en el relato creacionista judeocristiano, en el que aparece la imagen de cómo el humano participa de la vida, a partir de un sentido espiritual, no sólo biológico. 

El concepto de inspiración en Occidente hace referencia a dos niveles de acción: el primero propio de un ámbito más físico, basado en el aire que ingresa al organismo por la nariz; el segundo a uno más metafísico, basado en la iluminación por parte de la divinidad a un sujeto. En cualquiera de ambos no aparece el esfuerzo o voluntad humana como punto de partida. Así, un artista como Jorge Oteiza se empeñará en situarse en una tradición metafísica que combine realismo y fantasía a fin de hacer aparecer la inspiración de lo sagrado.² Sus Cajas metafísicas expondrán la pasión por una geometría metafísica que reúna el misticismo y el racionalismo en una síntesis estética, entendida como una “disparatada realidad metafísica”.³

Sus esculturas son objetos ideales para meditar en torno a la materialización del espíritu por medio de la piedra. Hace visible y táctil lo invisible y sus silencios mediante los ritmos de la forma, la pureza de la línea, las pausas, los agujeros y los vacíos que exaltan la materia, la presencia y sus volúmenes. El vacío resalta la materia, la hace relucir con toda su penumbra, textura y accidentes. Ahí donde lo natural es carcomido y accidentado, donde hay lugar para el vacío, la mano y el ojo aprovechan para llenar de contenido expresivo, dejando brotar sus atributos más escondidos.  

Al tiempo de tallar la piedra, se descubre el escultor inspirado, iluminado, abierto, vaciado de sí mismo para contemplar lo real al ras del suelo, de la piedra, del polvo. Si una piedra es escultura, también lo son los espacios y escondrijos en ella y los que hay entre la piedra y quien la esculpe. La escultura, como producto de inspiración divina, es el lugar intermedio entre el mundo técnico del ser humano y el mundo orgánico de la obra. Entre el mundo de lo espiritual y el mundo de lo más material y físico; entre el mundo de lo divino, y el mundo de lo humano.  

Jorge Oteiza, Caja vacía, 1958. Colección Fundación Museo Jorge Oteiza. Imagen del Archivo del Museo Oteiza.

Jorge Oteiza, Caja metafísica por conjunción de dos triedros / Homenaje a Leonardo, 1958-1959. Colección Fundación Museo Jorge Oteiza. Imagen del Archivo del Museo Oteiza.

Al tiempo de tallar la piedra, se descubre el escultor inspirado, iluminado, abierto, vaciado de sí mismo para contemplar lo real al ras del suelo, de la piedra, del polvo. 

Jorge Oteiza, Rotación espacial con la unidad Malévich abierta / Homenaje a Malévich, 1957. Colección Fundación Museo Jorge Oteiza. Imagen del Archivo del Museo Oteiza.

Mariana Méndez-Gallardo es doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Tiene una Maestría en Teología y Mundo Contemporáneo y otra en Artes Visuales. Es investigadora SNI Nivel I. Actualmente es académica y directora del Departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana, y profesora del Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO en Guadalajara. Como artista visual se dedica a la talla en piedra y mármol. En 2020 publicó el libro Teoría de la imagen en la Expositio Fidei de Juan Damasceno (Herder Editorial). www.marianamendezescultora.com

Jorge Oteiza (1908–2003), es reconocido como uno de los artistas vascos fundamentales del arte español del siglo XX, así como uno de los más influyentes. Trabajó en disciplinas como la escultura, la pintura, la arquitectura, la poesía, el cine, la antropología, la educación y la política para dar forma a su teoría estética basada en la experimentación y exploraciones metafísicas. La Fundación Museo Jorge Oteiza está destinada a conservar y difundir el extenso legado creativo del autor, donado a Navarra en 1992. www.museooteiza.org | Instagram @oteizamuseoa

  1. J.A. Estrada, “La Teología en diálogo con la cultura, la filosofía y las ciencias humanas. Razón y Fe: una relación controvertida”, en Revista Iberoamericana de Teología, RIBET (Vol. X, núm. 18, enero-junio 2014, pp. 89-90).
  2. Oteiza. Catálogo razonado de escultura, vol. II: Obra abstracta, edición de Txomin Badiola, Fundación - Museo Jorge Oteiza Fundazio-Museao, (Navarra), pp. 462-464. 

  3. Goya mañana. El realismo inmóvil, Fundación-Museo Jorge Oteiza - Fundazio Museoa, (Navarra, 1997), p. 118. 

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