por Marlene Lelo de Larrea
EL TRABAJO INTERDISCIPLINARIO DEL DÚO NEERLANDÉS DRIFT CONJUGA PASADO, PRESENTE Y FUTURO A PARTIR DE IDEAS DE LA ARQUITECTURA, LA ESCULTURA, EL ARTE LUMÍNICO Y EL USO DE DRONES PARA CREAR OBRAS DE GRAN BELLEZA Y PROFUNDIDAD REFLEXIVA QUE NOS ANIMAN A IMAGINAR LA LIBERTAD Y EL DESTINO EN TÉRMINOS PLURALES Y COLECTIVOS.
Aquello ineludible es el cambio, ya lo decían los antiguos griegos. El destino no es un camino trazado y estático, sino una fuerza inevitable, como el movimiento. Ese cambio constante, una de las pocas certezas que tenemos, es el motivo con el que trabaja DRIFT creando obras que oscilan entre la instalación, lo escultórico y lo performático.
La luz es el recurso principal, aquel elemento que permite a Lonneke Gordijn y a Ralph Nauta generar emociones e inclusive llegar a modificar momentáneamente el comportamiento humano. Sus obras constituyen una búsqueda sobre el significado de la vida, a la vez que exploran posibles escenarios para un futuro mejor. Por ello, sus últimos proyectos están pensados para mostrarse en la esfera pública, aquella palestra en la que se ponen en común múltiples visiones, anhelos y proyectos.
En Franchise Freedom, obra que los catapultó en Art Basel Miami 2017, cientos de drones vuelan sobre los espectadores. Cada uno se ilumina con una intensidad diferente en función de la distancia entre ellos, y su coreografía imita los patrones de vuelo de una bandada de estorninos. Acompañado de una pieza musical, la belleza de este baile —producido por una tecnología cuya naturaleza es ser fría y mecanizada— evidencia el complejo sistema de sincronización que hay detrás de la interacción de los estorninos, que responde a distintos instintos para la supervivencia de las aves.
La instalación efímera es una oportunidad para plantearnos preguntas perennes. Si tanto el vuelo de los estorninos, como el de los drones, están perfectamente orquestados, ¿existe libertad o cada elemento está condicionado? La pregunta resulta interesante si se traslada al ámbito social, ya que en un mundo donde se promueve la libertad individual, la obra pone el acento en el aspecto colectivo de ésta. No se trata de omitir el libre albedrío, sino de invitarnos a aprender de la naturaleza, de pensar en colectivo para evitar el caos y encontrar soluciones que nos beneficien como comunidad.
El aspecto colaborativo del trabajo de DRIFT no sólo se encuentra en su obra final, sino también en su desarrollo. Gordijn y Nauta encabezan un equipo de 65 personas, además de trabajar con empresas especializadas en la creación de espectáculos lumínicos con drones. Inclusive, desde 2020 han hecho un llamado a arquitectos interesados en imaginar y visualizar juntos futuros proyectos a partir del uso de dichos artefactos.
El interés por incursionar en la arquitectura especulativa surgió a raíz del incendio de la catedral de Notre Dame de París. El suceso inspiró a DRIFT para idear una forma de reconstruir de manera sostenible y original aquellos testigos del pasado que merecen nuestra atención.
La Sagrada Familia, obra inconclusa de Antoní Gaudí, es uno de los monumentos que ha sido elegido por la firma para visualizarse a partir del uso de drones. Tras 137 años de construcción, la escultura aérea y lumínica —como la llama el propio estudio— nos da la oportunidad de contemplar la catedral modernista de una manera distinta, a partir de una obra en la que conviven los métodos tradicionales del pasado con la tecnología del presente para así, imaginar su futuro.
El Coliseo romano también se presenta “restaurado”. Las luces nos permiten visualizar al anfiteatro en todo su esplendor, aunque la verdadera magia resulta cuando aquello que está suspendido es el tiempo, no sólo los drones. Sin embargo, el proyecto comprende además edificios aún sin realizarse, para de esta manera crear narrativas que se adapten, desde un escenario ficticio, a los nuevos paisajes sociales.
Así, DRIFT nos alienta a imaginar diversos futuros, destinos posibles que como sociedad podemos trazar tomando en consideración el movimiento constante que nos rodea y que éste puede ser un motor de cambio.
Las luces nos permiten visualizar al anfiteatro en todo su esplendor, aunque la verdadera magia resulta cuando aquello que está suspendido es el tiempo, no sólo los drones.
DRIFT, Drones - Colosseum, 2022. Render de Joost Kraan. Cortesía de DRIFT.
DRIFT, Drones - Sagrada Familia, 2022. Render de Joost Kraan. Cortesía de DRIFT.
[…] en un mundo donde se promueve la libertad individual, la obra pone el acento en el aspecto colectivo […] No se trata de omitir el libre albedrío, sino de invitarnos a aprender de la naturaleza, de pensar en colectivo […].
DRIFT, Drones, 2022. Render de Joost Kraan. Cortesía de DRIFT.
DRIFT, Fragile Future (Futuro frágil) - NASA, 2019. Fotografía de Ossip van Duivenbode. Cortesía de DRIFT.
DRIFT, Franchise Freedom (Libertad de franquicia) - Róterdam, 2020. Fotografía de Ossip van Duivenbode. Cortesía de DRIFT.
DRIFT, Franchise Freedom (Libertad de franquicia) - Art Basel Miami, 2017. Fotografía de Jon Ollwerther. Cortesía de DRIFT.
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Marlene Lelo de Larrea es historiadora y educadora en museos. Actualmente se desempeña como jefa de educación y mediación del Museo de Arte Moderno y es profesora en la Universidad Anáhuac Norte.
Excelente artículo, a tiempo de la consciencia colectiva, existe un estudio que menciona que el ser humano ha aumentado su importancia en la meditación y con ello la creación de consciencia es una revelación que está marcando el cuidado de la naturaleza y en conjunto con la tecnología para apreciar las artes es una revelación de lo que en el mundo debe crearse para mejorarlo.