por Andrea Bravo Echenique y Carlos Omar Noriega Jiménez
EN ESTA ENTREVISTA, MÓNICA MARTÍNEZ, CURADORA DEL PROYECTO COLECTIVA RUTA 216, COMPARTE SUS IDEAS SOBRE EL ARTE, EL VALOR CULTURAL Y EL PROCESO DE IMAGINAR DIFERENTES ESTRATEGIAS PARA LA COMERCIALIZACIÓN Y EL FORTALECIMIENTO DEL MISMO.
Cortesía de Colectiva Ruta 216.
[…] creamos estrategias financieras y comerciales para que más personas puedan adquirir una obra y de esa manera irse adentrando al coleccionismo de arte.
Cortesía de Colectiva Ruta 216.
Cortesía de Colectiva Ruta 216.
Pensamos esta exhibición para que fuera muy lúdica. Las piezas se pueden levantar, sentir […].
Cortesía de Colectiva Ruta 216.
Cortesía de Colectiva Ruta 216.
“[…] es muy importante apoyar el arte y el diseño creado en nuestro país, porque es apoyar nuevas formas y posibilidades de vida.
Fotografía de Arely López.
¿Cómo surgió la idea de Colectiva Ruta 216?
En un principio, imaginamos qué hacer para darle más espacio a los actores del circuito artístico, tanto proyectos, diseñadores y artistas. De ahí surgió la palabra “Colectiva”. Entre risas, Polo Vidal, fundador de Galería L, comentó que le gustaba el nombre, porque sonaba a parada de autobús, y así fue como se desbordó la imaginación en la mesa y terminamos con un proyecto que incluye una sede y una galería expandida, nuestra combi.
La idea nos ha dejado muy entusiasmados, pues es lúdica, incluyente, divertida y sobre todo, nos permitía multiplicar los lugares de visibilidad y coleccionismo de arte contemporáneo; así como visitar lugares emblemáticos para el arte y la cultura en México como las Torres de Satélite y el Multifamiliar Presidente Miguel Alemán (CUPA) ‒ambos proyectos del arquitecto Mario Pani‒ y el Centro de Coyoacán, entre otros.
El proyecto consiste en una exhibición fija en Galería L y una ruta programada por la ciudad, ¿nos puede dar más detalles de lo que se puede encontrar en la galería y cómo seguir el itinerario urbano?
Tanto en la galería como en la camioneta tenemos arte portable, diseño, piezas artísticas de distintos soportes y formatos, objetos, esculturas, ropa, cerámica de alta temperatura, libros de artista y joyería de diferentes materiales.
Para seguir el itinerario, es necesario seguir nuestras redes sociales: @galeria_l, @bananacontemporary y @bodega_quetzalli. Todas las semanas publicamos nuestras próximas actividades y la ruta que tomará la Colectiva los siguientes días.
¿Cómo fue el proceso de armado del programa?
Son 45 proyectos, se podrán imaginar el reto que representó organizar actividades con cada uno de ellos; sin embargo, el entusiasmo y la colaboración son los adjetivos que han reinado en la Colectiva, por lo que el proceso ha sido estimulante.
Hicimos uso de la tecnología para hacer un calendario, que se subió a un grupo de chat en el que cada artista fue eligiendo las fechas de sus actividades; así como sus características. Esto permitió que todos pudiéramos ver lo que se organizaba y fueron varios creativos los que acudieron a las actividades de sus compañeros de exhibición. De esta forma, también se han generado colaboraciones entre ellos, como fue el caso de Gus Murrieta y Humberto Espino, que se conocieron en la actividad de tatuajes de Humberto y durante el día, idearon el mural de fin de año que se muestra hoy en la terraza de la galería.
Si alguien vive en otro lugar de la CDMX y le interesa conocer algo de esta muestra, ¿cómo puede seguir el itinerario urbano?
Toda nuestra publicidad ha sido digital, por lo que no importa el país o la ciudad en la que te encuentres. A través de nuestras redes sociales, puedes estar al tanto de las actividades y rutas de la Colectiva.
¿A qué tipo de público busca interpelar este proyecto?
Queremos interpelar a posibles nuevos coleccionistas. Creemos que hay un grupo muy grande de personas a las que les gusta el arte, pero no saben cómo acercarse a él o no tienen todavía los medios económicos para adquirirlo. Es por ello, que creamos estrategias financieras y comerciales para que más personas puedan adquirir una obra y de esa manera irse adentrando al coleccionismo de arte.
La idea de convertirse en un coleccionista de arte o de objetos artísticos puede sonar lejana para una persona no involucrada en este mundo, ¿cómo modifica esta idea el proyecto de Colectiva Ruta 216?
Generamos una base de datos de quiénes y por qué coleccionan arte, la periodicidad con la que lo hacen, y qué los motiva a hacerlo. También de quienes quisieran coleccionar arte pero no lo hacen. A partir de ello, generamos estrategias que incentiven la continuidad de compra en los ya coleccionistas y la adquisición inicial, en un posible nuevo coleccionista.
Les menciono algunas de nuestras estrategias: distintos soportes a la venta, apertura al coleccionismo de arte portable, más pláticas sobre arte, coleccionismo y procesos de producción. Una ruta a lugares donde no hay galerías de arte contemporáneo, precios más asequibles y nuevos modelos de pago.
Es interesante pensar que los proyectos artísticos deben considerarse como negocios rentables y en crecimiento, además de Colectiva Ruta 216, ¿qué otras estrategias han diseñado en este sentido?
Como diseñadora de estrategias comerciales en el arte, encuentro la negociación y el diálogo como herramienta primordial. La negociación lleva a un ganar-ganar y para ello, tienes que abrir diálogos creativos que encuentren situaciones ideales para todos. En el arte, tenemos un campo muy fértil, pues no hemos utilizado estrategias comerciales que en otras industrias se han implementado y funcionado.
Un ejemplo de ello es el programa de alianzas que logramos con Galería L este año, sumando a Banana Contemporary y Galería Quetzalli, aumentando así nuestra cartera de artistas, nuestra oferta de arte, nuestro territorio alcanzado, nuevos públicos y disminuyendo los riesgos de inversión por exhibición.
Gracias a esta alianza, los tres proyectos, solidificamos nuestra imagen en el mercado del arte contemporáneo mexicano.
¿Nos puede dar algunos nombres y detalles de artistas, diseñadores y proyectos editoriales y gastronómicos que vayan a participar en esta muestra?
Sí. De diseñadores, por ejemplo, este año participa Ariana Castellanos, ella es mexicana y hace bolsas, carteras y productos en general con pieles. Ari colabora con mujeres de León, Guanajuato, que descosen, limpian y catalogan pieles que algunas marcas de lujo venden a México para ser recicladas. La diseñadora encuentra y selecciona los retazos que le gustan y de ellos crea sus bolsas, bananas, cinturones, piezas únicas en general, incluyendo obras de arte.
La marca Omne, es una de nuestras nuevas aliadas, piezas creadas por la artista Alessandra Fontanot, con dibujos creados por ella, impresos después en telas de bambú, cactus o pet reciclados, que se convierten en arte portable.
Tenemos también a artistas como Inimsiqui, especializada en tejido y bordado que plasma en distintos soportes, incluyendo arte portable. Stijn, por ejemplo, es un artista belga que vive y produce en México piezas que abordan la vida y la muerte desde el uso del color, con la intención de brindar un espacio de honor y dignidad a los procesos humanos.
Humberto Espino, artista xalapeño, se especializa en técnicas de gráfica tradicional y en Colectiva podemos ver tantos sus dibujos, grabados en distintos tamaños y su trabajo como tatuador. Él, junto con el artista Gus Murrieta, como les platiqué antes, realizaron el mural que hoy podemos ver en la terraza de la galería. Este mural me parece muy interesante, pues es el primero que hacemos con dos artistas colaborando y en un formato digital, que es el medio primordial de Murrieta.
Otros grandes artistas que forman parte de esta muestra son Alfonso Barrera y Mirel Fraga, piezas de Rob Woodcox y el sol emblemático de Atardecer Dusk.
Cuéntenos un poco sobre algunas de las experiencias que ya se han desarrollado en el marco de este programa.
Un fin de semana fuimos al CUPA, el Centro Urbano Presidente Miguel Alemán, un multifamiliar en la Colonia Del Valle. El multifamiliar es bastante conocido porque lo construyó Mario Pani, así que de entrada, ya es un espacio arquitectónico y artístico emblemático de la Ciudad de México y la gente que vive en él se siente orgullosa de pertenecer a un espacio así. También tienen un centro cultural que pertenece al ISSSTE, lo que demuestra que las artes siempre están presentes en el CUPA. Nos dieron la oportunidad de entrar a uno de sus espacios, una cancha de basquetbol y de futbol que tiene un mural gigantesco. Estacionamos la combi, avisamos que estaríamos ese día con ellos y la reacción de la comunidad fue asombrosa. Una vecina incluso, parecía que venía con nosotros, pues empezó a platicar sobre las piezas a otros vecinos y a vender el proyecto con la camiseta de la Colectiva. Fue realmente conmovedor.
En el CUPA viven muchos arquitectos y muchos artistas que no se conocían entre ellos, y pudimos ver cómo la Colectiva funcionó como espacio de reconocimiento entre ellos.
Otro sábado, fuimos a Coyoacán y la experiencia fue totalmente diferente: las piezas que llamaban la atención eran otras, muchísimo más mexicanas, con calaveras, ya que había muchos extranjeros. Estuvimos afuera del Museo Frida Kahlo, en la Conchita, afuera de la Prepa 6, y otras zonas coyoacanenses.
Otra de mis actividades favoritas, fue “Tatuajes con Humberto Espino”. Esta actividad fue en la galería y nos acompañó un grupo de harleros con los que hemos hecho comunidad. Llegaron con sus motos, se estacionaron todos en la terraza y entre pláticas, y “salud” con las bebidas de nuestros también colaboradores Editor Mezcal, Porfirio Cervecería y Monstruo de Agua, compraron sus regalos para las fiestas de fin de año, se tatuaron las imágenes de Humberto y pudieron platicar con el artista sobre su obra y los elementos que las conforman. Fue un evento en el que pudimos apreciar cómo las personas llegan con una idea de lo que es arte y salen con una completamente renovada.
¿Qué consideraciones vale la pena tomar en cuenta a la hora de visitar la muestra o algún punto de la ruta?
Que los precios son accesibles, que hay rangos, que se atrevan a preguntar por cada una de las piezas, a tocarlas, a verlas. Pensamos esta exhibición para que fuera muy lúdica. Las piezas se pueden levantar, sentir; los invitamos a que se prueben la ropa, que se tomen fotos con ella, que disfruten la experiencia de ver y traer arte puesto. Por ejemplo, tenemos unos calcetines y mucha gente pregunta: ¿por qué hay calcetines en una galería? Que pregunten “¿por qué hay unos floreros, unas tazas, por qué esto es arte? Juguemos a ser niños y preguntar de todo.
¿Quedará alguna memoria impresa o digital para consultar durante y después de la muestra?
Sí, tenemos un show en Artsy, una plataforma digital de venta de arte y nosotros vamos subiendo todos los días una pieza (ya están todas las piezas panorámicas de la exhibición), para que las personas puedan verlas con calma. En nuestras redes sociales subimos toda esta información y probablemente vamos a hacer un libro.
¿Quiere agregar algo más?
Los invitamos a que consuman arte; es muy importante apoyar el arte y el diseño creado en nuestro país, porque es apoyar nuevas formas y posibilidades de vida.
En este momento histórico estamos creando los caminos para que se encuentren artistas contemporáneos y consumidores de todo tipo, desde coleccionistas hasta un consumidor esporádico. Es por esto que es clave la participación activa de diferentes miembros de la sociedad. El impacto del consumo de arte es doble en el corto plazo posibilitando que artistas vivan de manera digna haciendo su trabajo. Colectiva, es una estrategia más, para crear la infraestructura de un negocio de venta de arte mexicano exitoso y constante.
¡Muchas gracias!
Andrea Bravo Echenique es coordinadora editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas.
Carlos Omar Noriega Jiménez es director editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas.