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ELINOR CARUCCI: INSPIRARNOS MEDIANTE NUESTRA VERDAD

por Mariana Musi

Las fotografías de Elinor Carucci están inspiradas en la intimidad, el afecto y las conexiones humanas. De esta manera, las imágenes que nos ofrece son retratos sensibles de lo universal, pensado a partir de la honestidad de los pormenores cotidianos.

Todo empezó por accidente cuando tenía quince años. Una tarde en la que no tenía nada que hacer y tomé la cámara de mi papá, un fotógrafo amateur aficionado al blanco y negro. Mi madre acababa de despertar de una siesta. Traía puesta una pijama muy sexy y se veía realmente glamorosa; ella siempre era muy elegante y distinguida. Simplemente le tomé una foto. Sucedió algo muy especial y ese fue el principio.

La fotografía fue el primer amor de Elinor Carucci, incluso antes de enamorarse de un hombre. Fue a sus diecisiete años en una visita a Nueva York cuando decidió que quería ser fotógrafa. 

Carucci (Israel, 1971) viene de una familia judía en la que, como ella dice, su madre siempre fue una madre muy judía quien celebraba todo lo que sus hijos hacían. 

Había muchas cosas de su madre que no entendía y gracias a la fotografía pudo acercarse, conectar con partes que eran ajenas, y entenderse. Poco a poco empezó a expandir su trabajo y a fotografiar a otras personas de su familia, luego de entender que cada quien tiene una personalidad diferente y, por lo tanto, límites distintos. Elinor siente que, mediante sus imágenes, puede viajar en el tiempo, visitar lugares en su inconsciente y recorrer momentos que no entendía por qué los había fotografiado, pero que más tarde tuvieron sentido.

Sin saberlo y al seguir fotografiando, Carucci empezó a descubrir lo que quería fotografiar y decir. Abrió las puertas a lo que mejor conoce, lo que más ama y el lugar en el que puede ir cada vez más profundo: su vida. Cree que todo existe en el microcosmos de la familia, y para ella es muy importante presentar las cosas tal como son. 

Su trabajo Closer (Cerca) es un homenaje a la vida, a la intimidad, a la intensidad y a la universalidad del ser humano. A medida que profundiza en la intimidad de su vida, más puede conectar con las personas. Ha descubierto que al volverse universal, es más fácil para las personas verse reflejadas en sus imágenes. Ver que es buena en ello, que en ese aspecto de la fotografía logra lo que siempre ha buscado, da como resultado algo que la inspira a seguir fotografiando y presentarnos su vida tal cual es. Compartir un abrazo, la luz a través de la persiana, una visita al dentista, un momento de tristeza o uno de paz, nos abre las puertas de su mundo. Sus imágenes parecen escenas de una película de la que todos somos actores: momentos de fragilidad y nostalgia llenos de color, de lágrimas o sonrisas, de texturas y movimientos. 

Elinor espera que su trabajo pueda inspirar a las personas para que se sientan bien. Todos somos hermosos y terribles, sentimos gozo y tristeza, tenemos días buenos y malos, defectos y hermosas cualidades; que las personas nos sintamos inspiradas en aceptarnos como somos, no que creamos que somos perfectos, sino que aceptemos que somos humanos y en ese sentido, iguales, únicos y especiales. 

Como mujer, es muy importante para ella que su trabajo represente y explore elementos y narrativas del cuerpo, la vida y lo que puede ser único para la mujer y que, a través de los años y la historia, ha sido representado por medio de la mirada masculina. 

Con el paso del tiempo Carucci ha entendido que sus imágenes son muy honestas y llenas de verdad. Su trabajo, con acercamientos que nos invitan a querer tocar la imagen y tomas abiertas que nos hacen sentir que estamos ahí, nos lleva a escenas que tenemos en común y podemos revivir y revisitar: imágenes que representan la fragilidad del ser humano, la intimidad de la vida y del amor, la belleza de la soledad, el hambre por el cariño. Esa honestidad y vulnerabilidad hacen que su trabajo sea único y asombroso, que nos invite a voltear a ver nuestra vida, nuestros espacios y secretos, a mirar lo que mejor conocemos y es tan nuestro y casi como por accidente, inspirarnos mediante nuestra verdad.  

Elinor Carucci, Mother drives me in the rain (Madre me lleva en la lluvia), 2000. Cortesía de la artista.

A medida que profundiza en la intimidad de su vida, más puede conectar con las personas.

Elinor Carucci, Red curtain (Cortina roja), 1995. Cortesía de la artista.

Elinor Carucci, My mother's lips (Los labios de mi madre), 1997. Cortesía de la artista.

Elinor siente que, mediante sus imágenes, puede viajar en el tiempo, visitar lugares en su inconsciente y recorrer momentos que no entendía por qué los había fotografiado, pero que más tarde tuvieron sentido. 

Elinor Carucci, Mother puts on my lipstick (Madre me pinta los labios), 1993. Cortesía de la artista.

Elinor Carucci, Mother's head in sink (La cabeza de mi madre en el fregadero), 1999. Cortesía de la artista.

Elinor Carucci, Orange peels (Cáscaras de naranja), 1999. Cortesía de la artista.

Mariana Musi es creadora de imágenes y de historias, amante de la fotografía, el arte, la música y el color. www.marianamusi.com | Instagram @marianelamusi

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