Tokujin Yoshioka, Story of Workshop (Historia de taller). Cortesía de Tokujin Yoshioka Design.

por Andrés Johnson

Einstein lo definió como relativo. En el mundo en que vivimos y con el cuerpo que habitamos, el tiempo no perdona un solo segundo.

El presente nos destina hacia un futuro y define nuestro pasado. El tiempo va tan rápido que cada etapa se advierte como diferente. Con los años valoramos más lo que cuando niños pensamos que sería eterno. Tristemente no podemos regresar el tiempo y lo que más duele perder son los momentos de juventud, la energía, la salud y las personas que amamos y disfrutamos. De repente, sin darnos cuenta, el tiempo nos los va quitando y todo queda en recuerdos y anhelos.

En ese sentido, Séneca menciona: “No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”.

Bajo esa reflexión, debemos vivir intensamente, nunca dejar de crear instantes que nos hagan sentir vivos, no dejar de asombrarnos, rodearnos de seres queridos para compartir vivencias, y creer que Dios vive en nosotros para ser capaces de recibir y ofrecer experiencias nuevas y transformadoras.

Cada vida tiene destinado un tiempo, nadie sabe cuál le corresponde, ya que no viene en el certificado. Por eso mismo debemos valorar cada segundo.