por Mauricio Peralta
DESDE HACE VARIOS AÑOS DIVERSAS CIUDADES EUROPEAS IMPULSAN PROGRAMAS DE MOVILIDAD QUE TOMAN EN CUENTA EL IMPACTO AMBIENTAL. LA MAYORÍA DE ÉSTOS TIENEN COMO SUSTENTO EL USO DE LA BICICLETA.
¿Qué?
La movilidad es una problemática central y constante. Las necesidades contemporáneas nos han llevado a concebir y desarrollar medios de transporte cada vez más poderosos, más rápidos, pero también más contaminantes. El buque, la locomotora, el automóvil, el avión y finalmente la astronave han sido los motores del siglo XX... ¡la época de oro de la movilidad!
Con la llegada del llamado Antropoceno,¹ los cambios de paradigmas sociales y medioambientales han provocado la proliferación de propuestas institucionales y ciudadanas de movilidad «suave», inteligente e inocua y con ello, el empoderamiento y regreso a las calles de la sociedad y los individuos. El principal medio de transporte adoptado de manera casi instintiva es la bicicleta.
¿Dónde?
Lo más impactante de este fenómeno es su escala global y una cierta homogeneidad en el enfoque, así como el rol de la participación ciudadana. Londres, París, Ámsterdam y Barcelona se desmarcan de otras ciudades gracias a programas gubernamentales de movilidad establecidos en muchos casos hace más de diez años.
Para 2020, París pretende convertirse en una capital ciclista con objetivos que incluyen realizar más de 15% de viajes urbanos en bici, más del doble de ciclovías y más de 10 mil lugares de estacionamiento para bicicletas.² Aunado a esto, el programa de préstamo/renta de bicicletas en libre servicio, Vélib’, recientemente se renovó para incluir bicis con asistencia eléctrica y contar con más de mil 200 estaciones.
La recuperación del espacio público y la utilización de la infraestructura proveída por las instancias gubernamentales es fundamental. Los colectivos como las GOW (Girls On Wheels), grupo femenino de ciclistas urbanas, que reúne el ciclismo y el feminismo desde una plataforma participativa, o el PCR (Paris Chill Racing) son buenos ejemplos de apropiación del espacio para los ciclistas.
¿Cómo?
Existen tres ejes principales de impulso al uso de la bicicleta: institucionales, publico-privadas y ciudadanas. Los proyectos de implementación se dividen en varios ramos según la diversidad y la proporción de la intervención:
Infraestructura (ciclovías, ciclo estacionamientos y ciclo estaciones de préstamo/renta de bicis).
Programas de apoyo/subvenciones (para adquirir transportes ecológicos o para asociaciones ciudadanas de divulgación, educación y práctica de la cultura ciclista).
Asociaciones y colectivos ciclistas de divulgación, talleres de reparación y práctica del deporte.
El impacto de estos ejes en las políticas públicas tiene como objetivo reestructurar las ciudades, reducir el espacio para el automóvil (hoy en día, más de 60% del espacio público se destina a los coches), mejorar la calidad de servicio del transporte público, entre otros.
Las perspectivas y el desafío son diez veces mayores para las megalópolis mexicanas… ¡Estamos listos!
Mauricio Peralta es arquitecto por la UNAM. Especialista en bio-concepción, energía, materiales y sustentabilidad urbano-arquitectónica por la École d’architecture de la ville & des territoires à Marne-la-Vallée. Activista apasionado del velocípedo.
1. La comunidad científica ha denominado Antropoceno (del griego anthropos, ‘ser humano’, y kainos, ‘nuevo’) a la época geológica en la que las actividades humanas han tenido un impacto global significativo sobre los ecosistemas terrestres.
2. www.paris.fr/velo (En activo el 15 de abril).