La motivación, tanto para los deportistas profesionales como para los amateurs, es algo que ayuda a ejecutar las acciones necesarias para lograr un objetivo. Por ejemplo, un corredor amateur que decide empezar a correr puede encontrar la motivación en los pequeños progresos de sus entrenamientos diarios. Cuando alguna persona sedentaria empieza a correr es probable que no aguante más de cinco o diez minutos de trote, su sistema respiratorio y el músculo cardíaco no le permitirán mantener más tiempo la carrera por falta de condición física. Si el corredor sigue corriendo de forma sistemática va a notar que en algunos días o semanas puede mantener la carrera por más tiempo; esto definitivamente es una gran motivación y es muy común que los corredores compartan “antes no aguantaba ni cinco minutos corriendo”.

Cuando el corredor tiene la condición física para mantener un esfuerzo aeróbico de 30-40 minutos, su motivación puede cambiar y enfocarse en lograr terminar una carrera de cinco o diez kilómetros. En esta etapa el atleta amateur empieza a ajustar su agenda personal con tiempos especiales para su entrenamiento; es posible que busque un plan para completar la distancia y solicite consejos a sus amigos deportistas. 

Con diez kilómetros logrados, la motivación del corredor puede ser mejorar su tiempo. Todo el esfuerzo, la estructura de su entrenamiento y sus aprendizajes se enfocan en ser más veloz. Esto implica nuevas sesiones de entrenamiento que incluyan cuestas, series de velocidad y resistencia. Pero también incluye desarrollar más el músculo en el gimnasio y llevar una dieta más enfocada. La motivación por ser más veloz puede implicar dedicar más y mejor tiempo de calidad a sus entrenamientos, contratar a un entrenador y ajustar su vida personal en este objetivo.

Una vez culminado el logro es típico que el corredor tenga la inquietud de lograr más distancia y su motivación siguiente puede ser correr un maratón o medio maratón. Usualmente el atleta que está en esta circunstancia ya cuenta con un grupo de amigos corredores o pertenece a algún club deportivo, por lo que puede compartir entrenamientos, competencias, experiencias y celebraciones con ese equipo. Ese grupo es una motivación adicional pues muchas veces toma de referencia algunos compañeros para buscar ser como ellos o superarlos. La satisfacción que tiene un corredor al lograr terminar su primer maratón es una gran dosis de autorrealización, este incremento en su autoestima generalmente trae beneficios colaterales, ya que se siente capaz de conseguir otros logros de índole personal o profesional. 

El maratonista también puede tener como motivación mejorar su récord, completar un maratón en alguna ciudad específica, calificar al maratón de Boston (que sólo se puede participar si se logra un tiempo requerido de acuerdo con la edad), o correr los seis “Marathon Majors” (Berlín, Chicago, Nueva York, Tokio, Londres, Boston).

Los objetivos atléticos pueden cambiar a lo largo del tiempo, de la misma forma, la fuerza que nos impulsa a lograrlo también puede variar. Vamos aprendiendo a adaptar nuestro cuerpo con entrenamiento físico, pero también se debe considerar la preparación mental y en este aspecto la motivación juega un papel fundamental. La motivación no se puede mantener todo el tiempo sobre una misma línea, debemos buscar nuevos elementos que nos permitan crecer y seguir con alta energía para conseguir cada vez mejores resultados de acuerdo con nuestra circunstancia.