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LA OTRA VERDAD SOBRE LAS RELACIONES FRONTERIZAS.

Uno de los temas más relevantes de la relación entre México y Estados Unidos sin duda es la frontera, la cual es vista como zona de conflicto por el tráfico de droga, inmigración y amenaza a la seguridad nacional. Este artículo invita a hacer un análisis completo de la situación fronteriza tomando en cuenta las diversas interacciones que florecen en la región.

Por Yosu Ferré

En respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 el Congreso estadounidense aprobó la “Ley Patriótica” (Patriot Act) que, entre otras, dotaría de más y mejores facultades a las Agencias de Procuración de Justicia de ese país para combatir al terrorismo. La aprobación de la Ley Patriótica provocó una expansión sin precedentes de los poderes de vigilancia    —especialmente los electrónicos y telefónicos1 de las Agencias de Seguridad—, una ampliación de las capacidades del Departamento del Tesoro para combatir el lavado de dinero y los actos de corrupción en Instituciones Financieras, la creación de nuevos delitos y penas, y un proceso de reformas en diversas agencias del gobierno federal estadounidense con el objetivo de cerrar aún más las fronteras a los grupos terroristas.²

Posiblemente la zona más afectada por esta ley es la frontera de Estados Unidos con México.³ A finales de la década de 1990 y el principio del nuevo milenio —algunos años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y poco antes de la Ley Patriótica— la sinergia creada entre ambas naciones era más dinámica y próspera que nunca. La cooperación, el comercio, la inversión y la integración económica en América del Norte eran cada vez más una realidad y dominaban el ambiente de la agenda mediática. La imagen de la reunión entre los flamantes presidentes de ambas naciones (Vicente Fox y George W. Bush) con su famoso estilo “cowboy/ranchero” dio la vuelta al mundo y representa, en cierto aspecto, un símbolo cultural fronterizo. Después del 11 de septiembre y de la Ley Patriótica, la tendencia optimista que existía entre ambas naciones pareció diluirse y dar paso a una nueva inercia centrada en la seguridad, particularmente en asegurar y controlar todos los puntos de entrada y salida de Estados Unidos.⁴

Esta tendencia basada en la seguridad que tiene por escenario natural la frontera, se ha concentrado en tres aspectos difíciles de las diversas dinámicas: la lucha contra el tráfico de drogas ilícitas, la inmigración ilegal y la seguridad interior⁵, otorgándoles un papel protagónico en la relación entre ambas naciones. De igual forma, este protagonismo ha dominado la atención en ambas naciones de los medios de comunicación en cuanto a la frontera, pero especialmente lo ha hecho dentro de los medios estadounidenses.

El privilegio de estos tres aspectos dentro del discurso sobre la relación entre México y Estados Unidos, y particularmente sobre la compleja dinámica fronteriza, ha encontrado eco y en cierta medida ha alimentado el discurso de grupos que enarbolan principios racistas y xenófobos, relacionando únicamente a la frontera y a lo mexicano con estos aspectos negativos.

Últimamente este discurso racista y xenófobo parece haber tomado nuevos bríos (imposible omitir el reposicionamiento de los reflectores mediáticos provocado por las declaraciones del precandidato Republicano a la presidencia, Donald Trump, acerca de los mexicanos y la frontera) y parece querer alejar de la luz, una vez más, a las muchas otras dinámicas fronterizas que por su propia naturaleza y envergadura, opacan y rebasan a estos aspectos negativos resaltados. Este enfoque que ha privilegiado la seguridad, ha ocultado gran parte de la verdad sobre la frontera y las relaciones transfronterizas. Hoy en día contamos con cifras y datos que nos ayudan a desmitificar esta concepción sesgada y que trayendo a la luz lo antes oculto, hacen evidente otra verdad sobre la frontera. La relación entre México y Estados Unidos es demasiado amplia, dinámica y compleja como para reducirla a tres sensibles aspectos de seguridad.

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Marcos Ramírez ERRE, Toy-an-Horse, InSITE97. Cortesía del artista y el Museo Universitario ArteContemporáneo.

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Clement Valla, Serie Postales de Google Earth, 2010 a la fecha. Cortesía del artista.
Un análisis completo de la situación fronteriza no debe omitir la diversidad de las interacciones entre ambas sociedades, la complejidad con la que se interconectan las redes comerciales y familiares en ambos lados de la frontera, la oportunidad que representan las creaciones culturales originales fronterizas y sobre todo el enorme peso económico que genera el comercio transfronterizo y sus beneficios para Estados Unidos. Se estima que el volumen de lo comerciado entre Estados Unidos y México en un solo día a través de la frontera se eleva a un monto de 1.3 mil millones de dólares.⁶ El factor tiempo/eficiencia en la dinámica comercial mexicoamericana es extremadamente importante, gran parte de las acciones provenientes de la Ley Patriótica —y su discurso centrado en la seguridad concebido como obstáculo a la interacción natural de la frontera y no como eficientización de la misma— se tradujeron en la adición de controles, escaneos y restricciones que retrasan y dificultan el comercio binacional. Considerando que el total de las transacciones comerciales fronterizas por minuto asciende a un millón de dólares⁷, no hay tiempo que perder.

Más aún, el enfrentar los retos transnacionales de la actualidad con políticas que no integran las complejas y beneficiosas dinámicas que conectan ambos países, dificulta enormemente su resolución. El enfoque centrado en la seguridad parece partir del principio de la desconexión de ambas sociedades, y de la concepción de la frontera como una barrera y no como un facilitador, perdiendo de nuevo de vista el enorme potencial de la región. Si contáramos a los diez estados fronterizos (California, Nuevo México, Arizona, Texas, Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) como una sola nación, esta representaría la cuarta economía más grande del mundo.⁸

A pesar de que, desde los atentados terroristas del 11 de septiembre y la aprobación de la Ley Patriótica, se puede identificar un resurgimiento de la tendencia que concibe a las relaciones interfronterizas entre México y Estados Unidos como un fenómeno a atender desde la perspectiva de seguridad, y que actualmente esta tendencia parece recobrar nuevas fuerzas en la agenda de los medios de comunicación,— al menos en el contexto de la carrera presidencial estadounidense— la dinámica del día a día, y sobre todo las cifras de las interacciones comerciales en la frontera entre México y Estados Unidos, desdicen el anterior enfoque, desmitifican la concepción sesgada y nos muestran una nueva verdad sobre la interacción fronteriza que no solo es distinta, sino radicalmente opuesta.


Patriot Act’s Unintended Consequences in Post-9/11 World, Couronne Ivan, Yahoo! News, 12/01/2015. http://news.yahoo.com/patriot-acts-unintended-consequencespost-9-11-world-203913740.html
2 Doyle, Charles; The USA Patriot Act: A Sketch;Congressional Research Service, The Library of Congress, 2002.
3 Payan, Tony; The Three U.S.-Mexico Border Wars: Drugs, Immigration, and Homeland Security; Praeger Security International, 2006.
4 Ídem.
5 Cfr. Ídem.
6 Bersin, Alan, Huston, Michael; Homeland Security as a Theory of Action: The Impact on U.S./Mexico Border Management, Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2015. https://www.wilsoncenter.org/article/infographic-homeland-security-theory-action-the-impact-usmexico-border-management
7 Ídem.
8 Ídem.

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Yosu Ferré Berjón. Estudió Relaciones Internacionales en la UNAM, ha trabajado para el Programa de Derechos Humanos México-Unión Europea, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada de México en Estados Unidos.

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