por Marlene Lelo De Larrea
imagen de MUTI
EL AMBIENTALISTA BRITÁNICO HA LOGRADO CONTAGIAR A VARIAS GENERACIONES SU CURIOSIDAD Y FASCINACIÓN POR LAS ESPECIES EXTRAORDINARIAS QUE HABITAN NUESTRO PLANETA. CON ELLO, ATTENBOROUGH HA DESARROLLADO UNA ESTRATEGIA INSPIRADORA DE CONCIENTIZACIÓN AMBIENTAL BASADA EN LA EMPATÍA Y EL AFECTO.
El conocimiento de la naturaleza ha estado limitado a la experiencia directa de las personas, o bien, a los relatos —a veces fantásticos— de viajeros que exploraron otros lugares y con ello, la flora y fauna que los habitaba. Esta situación cambió en la década de los cincuenta del siglo pasado con la televisión, que facilitó que millones de personas pudieran conocer de otra manera especies tan exóticas para el mundo occidental, como el dragón de Komodo o el pangolín, sin salir de la comodidad de su hogar.
Una de las personas responsables de mostrar dichas maravillas es David Attenborough (Londres, 1926), quien desde entonces ha sido portavoz del mundo natural. Durante siete décadas ha compartido con millones de telespectadores aquello que lo apasiona: la biodiversidad de nuestro planeta.
La curiosidad infantil con la que rastreó y coleccionó fósiles, más tarde lo llevó a estudiar ciencias naturales en el Clare College de la Universidad de Cambridge. La BBC fue la plataforma que le permitió realizar diversas series educativas en las que exploró los distintos ecosistemas del globo. Con ello, no sólo creó el formato moderno del documental de naturaleza, sino que logró interesar y fascinar a las demás personas acerca de ésta, ya que ¿cómo podemos sentir empatía e interesarnos por aquello que nos resulta desconocido o de lo cual ignoramos su existencia?
En la década de los setenta, escribió, narró y protagonizó la serie de trece episodios Life on Earth. Al recorrer 39 países, presentó alrededor de 650 especies a 500 millones de espectadores. No obstante, el éxito para él fue una experiencia agridulce, al percatarse del progresivo deterioro ambiental y la consecuente disminución en la población de ciertas especies. Era evidente que desde que inició su carrera, el planeta había sufrido una pérdida considerable de espacios naturales y salvajes, ahora dedicados a la actividad humana.
En consecuencia, sus documentales, en ocasiones acompañados por libros de su autoría, buscaron crear conciencia sobre la situación y los efectos del calentamiento global, cuando el término ni siquiera estaba sobre la mesa. En ellos Attenborough nos invita a actuar desde un enfoque distinto, no sólo pensando en las demás personas, sino desde una noción que integra a la naturaleza y que busca estar en armonía con ella.
[…] Attenborough nos invita a actuar desde un enfoque distinto, no sólo pensando en las demás personas, sino desde una noción que integra a la naturaleza y que busca estar en armonía con ella”.
MUTI, David Attenborough, 2021. Cortesía de MUTI.
La trayectoria del divulgador y activista inglés ha sido reconocida de múltiples maneras. Condecorado como caballero en dos ocasiones, este año fue distinguido por la ONU con el premio “Campeones de la Tierra”, el máximo galardón ambiental. Asimismo, una docena de plantas y animales, tanto extintas como vivas, llevan su nombre. Entre ellas destaca el dinosaurio Attenborosaurus, la gigante planta carnívora Nepenthes attenboroughii y la araña Prethopalpus attenboroughi, de tan sólo un milímetro de largo.
En su más reciente documental, David Attenborough: una vida en nuestro planeta, además de lamentar la voraz acción humana y sus consecuencias, ofrece una visión optimista para progresar como humanidad y restaurar la biodiversidad. En sus palabras:
La naturaleza es nuestro mayor aliado y nuestra mayor inspiración. Simplemente tenemos que hacer lo que la naturaleza ha hecho siempre. Resolvió el secreto de la vida hace mucho tiempo. En este mundo, una especie sólo puede prosperar, cuando todo lo que la rodea prospera también.¹
De esta manera, al problema medioambiental propone una solución basada en el cuidado de los demás, para mejorar la convivencia con nuestro entorno e impulsar el desarrollo humano y natural de forma sustentable. No cabe duda que para David Attenborough la empatía es un valor fundamental, y por ello nos invita a reconocernos, no sólo en otras personas, también en las demás especies con las que coexistimos.
Marlene Lelo de Larrea es historiadora y educadora en museos. Actualmente se desempeña como Jefa de Educación y Mediación en el Museo de Arte Moderno y es profesora de diversas asignaturas en el Centro Universitario Incarnate Word y la Universidad Anáhuac Norte.
1. Hughes, Scholey, Fothergill (directores), David Attenborough: una vida en nuestro planeta [documental], Netflix Originals, 2020.