LA TOLERANCIA EN LA EDUCACIÓN

"La tolerancia es el mejor rasgo de la humanidad".
John Locke

 

Todas las personas hablan sobre la tolerancia, pero pocas la comprenden a profundidad. Muchas la confunden con respeto, otras con la palabra ‘aguantar’ y otras la limitan a la ‘no-violencia’. Pero la tolerancia representa mucho más; es una idea tan profunda y poderosa que cimienta la libertad individual y es la clave para una convivencia armónica entre nuestras diferencias.

Es reconocer que cada persona tiene el derecho de pensar, actuar y vivir de manera distinta. Más que una amenaza, estas diferencias representan una fuente invaluable de riqueza cultural y social. Voltaire, lo pone en unas palabras muy sabias: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".

Pero… ¿cómo se vive la tolerancia dentro de la educación en México?

La tolerancia es un valor fundamental en la educación, pero en muchas ocasiones es mal entendida, mal transmitida, o incluso mal practicada. Las personas adultas, encargadas de guiar y formar a las y los estudiantes, deberían encarnar la tolerancia como un principio fundamental en su vida cotidiana. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿cómo se refleja realmente este valor en las instituciones educativas? Primero, entre el personal —directores, directoras, docentes y personal administrativo—; luego, en las interacciones entre docentes y estudiantes; y finalmente, en las relaciones entre las y los propios estudiantes. Comprender estas dinámicas es crucial para fomentar un entorno verdaderamente inclusivo y respetuoso.

1. Tolerancia entre personal de las instituciones educativas

Las personas encargadas de la dirección, profesorado y demás colaboradoras y colaboradores deben ser las primeras en dar el ejemplo. La diversidad de estilos pedagógicos es una fortaleza, no un obstáculo. Un ambiente donde se respete y valore esta pluralidad enriquece la experiencia educativa. La comunicación asertiva y el trabajo en equipo crean un entorno laboral positivo que, a su vez, influye en los estudiantes.

2. Tolerancia entre profesores y alumnos

Los docentes deben comprender que cada estudiante tiene su propio ritmo de aprendizaje, intereses y habilidades. Adaptar las estrategias de enseñanza y abrir espacios para el diálogo permite que el estudiantado se sienta escuchado y valorado. A su vez, las y los estudiantes deben respetar la autoridad y el esfuerzo de sus docentes. Este equilibrio fomenta un ambiente de confianza y colaboración, indispensable para el éxito académico y personal.

3. Tolerancia entre alumnos

Las alumnas y los alumnos provienen de distintos contextos culturales, sociales y económicos. La tolerancia entre ellos implica respetar estas diferencias, evitando el acoso escolar y promoviendo la cooperación. Actividades como proyectos en equipo y debates guiados fortalecen la empatía y enseñan a resolver conflictos de forma pacífica.

Conclusión

La tolerancia en la educación es fundamental para construir una sociedad más justa e inclusiva. Fomentar el respeto y la aceptación de la diversidad en el entorno escolar fortalece la convivencia y el crecimiento personal de todas las personas involucradas. Implementar estrategias que promuevan este valor desde las aulas es crucial para formar ciudadanas y ciudadanos comprensivos y preparados para enfrentar los retos de un mundo cada vez más globalizado. Al fin y al cabo, cuando aprendemos a vivir con tolerancia, no solo creamos comunidades más armoniosas, también cultivamos un bienestar colectivo que nos permite vivir con más paz y felicidad.

"Si puedes aprender a odiar, también puedes aprender a amar, porque el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario".

Nelson Mandela