por Abigail Zentella Hernández
La simulación inmersiva con pacientes virtuales está revolucionando la formación médica en México. Esta herramienta innovadora permite a los estudiantes aprender y practicar en entornos realistas y seguros, sin poner en riesgo vidas. Centros educativos avanzados, como el Centro Inmersivo de Educación en Salud de la UAG, ya aplican este modelo que marca un nuevo estándar en la enseñanza de la medicina.
Una mujer está acostada en una sala de urgencias: cortinas corredizas, equipo médico y una atmósfera de concentración total. La paciente desorientada tiembla sobre la camilla. Al otro lado de la pantalla, cinco estudiantes de medicina la observan parados en semicírculo en un aula blanca y minimalista. Al centro del aula, la doctora a cargo los sigue con atención, pero no interviene. Tienen veinte minutos para actuar. Aunque todo sucede en la pantalla y la paciente es virtual, lo que hagan con ella definirá lo que aprendan hoy.
La escena ocurre en el nuevo Centro Inmersivo de Educación en Salud (CIES) de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG). Ahí, el aula tradicional pasiva ha evolucionado a plataformas como Digital Life Lab, una herramienta de simulación que permite recrear casos clínicos, valorar pacientes virtuales y tomar decisiones en equipo. Si bien al final la plataforma da un puntaje basado en la secuencia de decisiones, eso no cuenta para la calificación. Lo valioso es el error. Y repetir.
“Lo que motivó la creación del CIES fue la necesidad de responder a las demandas de las nuevas generaciones”, explica la doctora Karina Orozco, directora del Departamento Académico de Medicina Interna. “La medicina evoluciona, y aunque la anatomía es la misma, la manera de aprenderla ya no lo es”.
A diferencia de los simuladores de plástico —que ya existen en la UAG—, este nuevo centro se enfoca en materias básicas como anatomía e histología, desde primero hasta sexto semestre. Su diseño se basó en principios de neuroarquitectura para estimular la concentración, la autoconfianza y, sobre todo, un mejor aprendizaje. Además, impacta en estudiantes de otras carreras de salud como Enfermería, Odontología, Nutrición, Psicología y Fisioterapia.
El objetivo no es solo desarrollar habilidades clínicas, sino también blandas: comunicación, empatía, tolerancia, trabajo en equipo. “La simulación permite que los estudiantes se equivoquen en un ambiente seguro, sin temor a afectar a un paciente real”, señala la doctora Orozco.
La actividad correspondía a una clase de Educación Clínica enfocada en evaluación neurológica. Al terminar la simulación, los equipos discutían sus decisiones en un ejercicio de retroalimentación conjunta. Luego, repetían el caso para mejorar su desempeño. “El centro rompe con el esquema tradicional. Ya no es el profesor al frente controlando la clase. Ellos lo hacen todo”.
El CIES se inauguró a finales de marzo de este año, pero ya está generando entusiasmo entre estudiantes y docentes. Algunos han descrito la experiencia como reveladora. La UAG ha impulsado una red de formación docente para acompañar la transición. Cerca de 60% del equipo docente ya ha sido capacitado gracias a la alianza con Cintana Education.
Aunque la tecnología no reemplaza lo humano, puede ayudarnos a cultivarlo en la práctica médica. Este tipo de formación es confiable.


Su diseño se basó en principios de neuroarquitectura para estimular la concentración, la autoconfianza y, sobre todo, un mejor aprendizaje.


Imágenes cortesía de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Abigail Zentella Hernández es una médica tabasqueña en CDMX. Aprendiz permanente de la curiosidad, escribe sobre ciencia y hace collage. Es integrante de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia y de la Colectiva Sujetas Naturales en Instagram. Su trabajo ha sido publicado en ¿Cómo Ves?, Sociedad de Científicos Anónimos, Punto de Partida y Jóvenes RUM. Instagram @archivosdeagosto








