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MONIKA GRZYMALA: LA FUERZA EXPRESIVA DE UNA LÍNEA

© Monika Grzymala, Raumzeichnung (xyz) en Sumarria Lunn Gallery, Londres, Reino Unido, 2011. Cortesía de la artista. t-r-a-n-s-i-t.net

por Mariana Pérez

LA ARTISTA POLACA MONIKA GRZYMALA SE VALE DE LA POTENCIA DE SU PROPIO CUERPO Y UN ROLLO DE CINTA ADHESIVA PARA CREAR OBRAS QUE CONECTAN MUROS Y TRANSFORMAN EL ESPACIO.

Dibujo en tres dimensiones” es la etiqueta paradójica con la que la artista Monika Grzymala insiste en referirse a su obra, quizá con la intención de subrayar lo difícil que resulta encasillarla bajo una sola disciplina. ¿Dibujo? ¿Instalación? ¿Escultura? ¿Performance? La producción sui generis de esta artista polaca fluctúa entre todas las anteriores.

Nacida en Zabrze en 1970, Grzymala se mudó a muy corta edad a Alemania, para residir en diferentes ciudades hasta establecerse de manera definitiva en Berlín. Como estudiante de arte de varias universidades alemanas se enfocó principalmente en escultura hasta que uno de sus profesores hizo una observación que habría de cambiar el rumbo de su producción: parecía más interesada en la relación entre los objetos que en los objetos mismos. A partir de ese momento, decidió concentrarse en el dibujo, pero muy pronto sus líneas salieron del papel para abarcar los muros. No se trataba únicamente de liberar la obra del marco tradicional y expandirla hacia las paredes, el piso y el techo del espacio expositivo, sino llevar el quiebre aún más lejos, ocupando el espacio intermedio. He ahí lo que distingue a Grzymala de otros artistas de su generación y lo que ha logrado cada vez con más maestría: dibujar en el espacio tridimensional que vincula un muro con otro, generando relaciones vibrantes y tensas entre ellos.

La compleja red de líneas es creada, la mayoría de las veces, a partir de kilómetros de cinta adhesiva, aunque en algunos casos ha recurrido a materiales como papel, madera, alambre o ramas de árboles. De todas ellas no queda sino el recuerdo de los visitantes y el registro fotográfico y videográfico, ya que se trata de obras efímeras de sitio específico, generadas a partir de la respuesta intuitiva de Grzymala a las condiciones y la configuración de un espacio arquitectónico en particular. Las líneas convergen, se dispersan, se ondulan y se enderezan con tal fuerza y dinamismo que resulta difícil creer que surgen de un material como la cinta adhesiva. En las manos de Grzymala, ese material, que por sí solo resulta tan frágil y poco atractivo, se carga de intención y se transforma en potentes vectores de energía.

No es de extrañar que una propuesta artística con esa vitalidad reciba una respuesta favorable, no sólo en su país de residencia, sino en diversas ciudades de Europa, América, Asia y Oceanía. El MoMA de Nueva York, la Kunsthalle de Hamburgo, el Reykjavik Art Museum de Islandia, el Tokyo Art Museum o la Bienal de Sídney de 2015 son sólo algunas de las locaciones para las que Grzymala ha generado piezas irrepetibles en las que la línea se convierte en objeto y, por ende, el dibujo deviene escultura.

La gran interrogante que resulta casi inevitable al enfrentarse a las imágenes que capturan la propuesta de Grzymala es: ¿cómo logra infundir tanta energía a su materia prima?, ¿cómo logra esa transformación del espacio a partir de sencillas líneas de cinta adhesiva? Quizá la explicación se encuentra en la relación de la obra con el cuerpo de la artista, pues ella misma ha comentado que la concibe como una extensión de sí misma y de su pensamiento en la que cada línea es reminiscencia de la acción del cuerpo en el espacio. De aquí que registre el número de kilómetros de cinta adhesiva utilizados en cada pieza, pues con ello hace referencia al esfuerzo físico y la energía invertida en su creación. Por eso su trabajo es más cercano al performance que a la instalación.

La clave de la obra de Grzymala está, entonces, en el momento de la creación, tal como ocurre con los cuadros de Jackson Pollock. Claro, el producto final tiene un atractivo estético innegable, pero para apreciar y comprender la obra cabalmente hace falta ver a Pollock pintando, con todo el cuerpo inmerso en el acto de creación. De un modo similar a la “pintura de acción” de Pollock, Grzymala dibuja en tres dimensiones con el cuerpo entero mientras escucha música, un componente que, según sus declaraciones, nunca falta en su estudio ni en las locaciones de trabajo. Ahí está, transmitiendo el ritmo de la música, sus ruidos y sus silencios, a una obra plástica. Ahí está, creando piezas de una fuerza inigualable a partir del potencial expresivo de su propio cuerpo.

© Monika Grzymala, Polyeder (Poliedro) en la exposición Serpentine Gesture and Other Prophecies en FRAC Lorraine, Metz, Francia, 2013. t-r-a-n-s-i-t.net

Para su exhibición en el Real Jardín Botánico de Madrid organizada por Travesía Cuatro, José Dávila ensambló múltiples rendiciones de sus esculturas totémicas. La exhibición Not All Those Who Wander Are Lost (No todos los que deambulan están perdidos) es una meditación sobre columnas y su función como un objeto utilitario, decorativo y como una antigua y tribal representación de la asunción. Las esculturas llenan el espacio como lo haría una audiencia, a partir de una sensación corpórea. Las esculturas corporales dan cara al ventanal como lo harían los viajeros de la ciudad ante el arribo del metro. Esparcidas por el espacio, las piezas se posan en armonía con Los burgueses de Calais de Rodin, sólidas e inquebrantables, con movimiento formativo y energía. Dávila las construye a partir de un alineamiento de objetos que va de bloques geométricos de concreto a piedras imperfectas, cascajo, madera, acrílico, esculturas cerámicas y delicadas orbes metálicas. Estos objetos reciclados se apilan delicadamente entre ellos, en función del balance y la composición de lo que vino antes de ellos.

© Monika Grzymala, Transition (Transición) en la exposición colectiva Freeing the Line en Marian Goodman Gallery, Nueva York, Estados Unidos, 2006. Cortesía de la artista. t-r-a-n-s-i-t.net

Líneas que convergen, se dispersan, se ondulan y se enderezan con tal fuerza y dinamismo que resulta difícil creer que surgen de un material como la cinta adhesiva.

© Monika Grzymala, Raumzeichnung (disegno) en la exposición Disegno en Eduardo Secci Contemporary Gallery, Florencia, Italia, 2018. Cortesía de la artista. t-r-a-n-s-i-t.net

Lo que la escultura de Dávila ilustra se encuentra en armoniosa relación entre los objetos, en una colectiva individualidad para mantener balance y tener la posibilidad de ascender. No existe aún un modelo para encontrar amor en esta era de citas modernas y tecnológicas. El romance se ha complicado por el endurecimiento del individuo. ¿Cómo debemos estar en relaciones con los cuerpos de otros historiales apilados?

La similitud en la forma y la variación del cuerpo es lo que todos los humanos comparten, y todavía es una forma de relacionarnos. Los tótems de Dávila, aunque usa diferentes algoritmos para la composición y los combina con diferentes métricas, cuando se juntan en el jardín son distintivamente del mismo tipo. Se comunican y se apoyan entre sí por medio de un cálculo previo de sí mismos. Las esculturas hechas de diferentes partes, encuentran cohesión no en simple forma o composición, sino de forma tal que se autoconservan para tener armonía en el espacio.

Dicen que para ser amado por alguien más, debes amarte a ti mismo. Las esculturas de Dávila en Not All Those Who Wander Are Lost resuenan por el palimpsesto individual, o tótem. Para coexistir con otros debe tener un sentido interior de balance entre sus partes móviles e intentar moverse hacia arriba. Con el fin de encontrar relaciones armoniosas con otras personas en los días en que tenemos acceso a explorar el mundo con el toque de nuestros dedos, debemos mantener el equilibrio de todas nuestras experiencias y recordar, a pesar de la tensión de mantenernos erguidos.

¿Dibujo? ¿Instalación? ¿Escultura? ¿Performance? La producción sui generis de esta artista polaca fluctúa entre todas las anteriores.

© Monika Grzymala, Two Corners (Dos esquinas) en Arsenal Montreal, Canadá, 2013.  t-r-a-n-s-i-t.net

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Mariana Pérez es historiadora del arte y trabaja en proyectos de educación artística y cultural.

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