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ENTREVISTA A XIMENA CORCUERA Y BEGOÑA ZORRILLA EN EL MARCO DE LA EXPOSICIÓN SIMBIOSIS EN GALERÍA L

por Andrea Bravo y Carlos Omar Noriega Jiménez
fotografías de Pedro Luján

EN ESTA CONVERSACIÓN, LA DISEÑADORA XIMENA CORCUERA Y LA ARTISTA BEGOÑA ZORRILLA NOS COMPARTEN CÓMO FUE TRABAJAR JUNTAS PARA LA MUESTRA SIMBIOSIS Y CÓMO LOGRARON CREAR UN ESPACIO EN EL QUE EL DISEÑO Y EL ARTE NOS INVITAN ESTABLECER UN DIÁLOGO Y REFLEXIÓN SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO.

¿Cómo surgió la idea de esta muestra?
Ximena Corcuera: Empiezo con el proyecto en 2019 con el ánimo de abordar problemáticas o causas sociales, culturales, ambientales. Yo llevo varios años metida en temas de moda sostenible y desde ahí he emprendido cuestiones ambientales y sociales, en mi trabajo y también como conferencista. El tema social me mueve muchísimo y los proyectos que he tratado de hacer tienen que ver con él.

Surgió realmente por una oportunidad de vida; la pandemia me canceló un viaje a Japón porque nunca abrieron la frontera y tuvimos que replantear el destino. De ahí surgió la oportunidad de ir a Perú.

Me puse a investigar y descubrí que 60% del territorio pertenece a la Amazonía. ¿Cómo ir a este lugar y no abordarlo desde un proyecto? Pude tener contacto con algunas personas a distancia, pero al ver qué era lo que íbamos a recopilar en una región eminentemente aislada, la zona Madre de Dios, un espacio al sur mucho menos adaptado al turismo y mucho menos industrializado. 

Llegamos al hotel Enai, de un italiano fascinado con Perú. Hace 20 años empezó en Cusco y luego encontró esta región, le maravilló y puso un hotel, con la intención de integrarlo lo más posible con la región.

Nos facilitó las conversaciones con la gente de la región. Así empezamos con los primeros contactos y tuvimos el enorme gusto de trabajar con John Manuel Mayorga, cuyo proceso de vida interesante viene de una familia dedicada a la tala ilegal. A Manuel le tocó desde pequeño meterse porque su papá tuvo un accidente en el que perdió una pierna y le tocó apoyar, desde que tenía 15 años. Se metía siete u ocho meses en selva profunda con pistola porque no sabes qué puede pasar.

Ahorita ya meten maquinaria, pero antes eso no existía.

Le tocó vivir diferentes perspectivas de vida que le permitieron elegir estudiar una carrera y ser el primero de la familia en hacerlo. Hoy se dedica al turismo pero desde una parte ecológica. Da tours por la región, explica lo que está pasando con las especies; como es una persona muy conectada con la naturaleza, la experiencia fue deliciosa.

Con los testimonios y las recopilaciones de las personas de la región armamos el proyecto, continuamos con investigación, datos duros y vino la parte del proceso.

Begoña Zorrilla: Imagínate, llega Ximena y me comenta que va a desarrollar una colección. Ella ha desarrollado colecciones que implican una estructura, para mí, justo esa estructura es su gran obra, un concepto sumamente redondo y muy atractivo. Cómo no sumarte si es una delicia absoluta.

Ella es diseñadora de moda, pero esa actividad la proyecta hacia el desarrollo de una investigación en la que invita a más profesionistas de diferentes ámbitos a sumarse a un proceso de reflexión, de diálogo que, finalmente, termine haciendo carambola en grupos alternos que pudieran aportar un nutrimento mayor a cada uno de nosotros. Por un lado, eso para mí es tremendamente atractivo, pero por otro, el desarrollo temático que ella siempre hace en función de la comodidad y la identidad es la causa que ella defiende en sus proyectos. Este proyecto de investigación siempre se asienta en la entrevista, para vivir una temática a partir de lo que las personas te están compartiendo y eso me parece un valor extraordinario.

Con el proyecto acabas recibiendo un testimonio que está documentando una situación, terminas vistiendo la causa desde la prenda y la causa de Ximena es esa investigación, un mundo de testimonios que recaba y se refleja en sus prendas, pero que además en algún momento genera alianzas que te permiten entablar una acción en relación con esa causa: que una persona desarrolle una prenda que tenga la posibilidad de conectar con un tema, de nutrirse y al mismo tiempo llevar a cabo una acción.

En el caso de Simbiosis, Ximena se alía con la ONG Saving The Amazon y, con las ventas de sus prendas genera un porcentaje que aporta a la ONG para la reforestación.

No sólo es vestir una prenda para pertenecer a un estatus sino sumarte a un concepto que se mantiene vivo en la prenda que habitas, lo que para mí se convierte en una bandera que sigue ejerciendo una acción de conciencia en ti y en quienes te rodean.

Eso me parece de una circularidad extraordinaria. Cuando ella me invita, me emocioné profundamente porque además me metí un poquito en el arte y la artesanía en las que ella generó las entrevistas. El lenguaje de culturas antiguas, ancestrales, que pueden estar presentes hoy, es siempre el mismo, son líneas orgánicas y limpias. Pueden generar trabajo de grecas que en estas regiones se convierten en signos particulares de sus creencias, sus rituales, sus visiones y cosmovisiones. Pero yo no abordé las grecas porque me parecen subgrecas y, aunque me fascinaría, busqué parafrasear únicamente su estética, su forma de abordar los elementos del trabajo gráficos.

Ximena, ¿nos puede contar un poco más sobre la investigación que llevó a cabo en la región de Madre de Dios y cómo fue esta experiencia?
XC: Sí, además de lo que ya platiqué sobre la llegada a la región, el contacto con la gente y la investigación, trataba abordar lo más que se pudiera y las mismas personas fueron las responsables de conectarnos. Estaban Ruth Torres y Kenny Herrera nos abordaron la parte de la comunidad, Las Chakras, lo que la gente hacía y todas las problemáticas y causas que tenían que ver con la falta de legislación, con el desplazamiento de las poblaciones más jóvenes y la falta de interés.

La investigación fue muy orgánica, como no sabíamos qué nos íbamos a encontrar y hasta dónde íbamos a llegar, buscamos que la gente nos ayudara a enlazarnos y encontramos perfiles muy particulares. Manuel, Ruth y Kenny nos acercaron a una parte de comunidad, la persona del shelter las especies; luego nos tocó platicar con el chamán que nos mostró los mitos, tradiciones, tabúes, pero también la riqueza de la herbolaria, del conocimiento de la naturaleza.

Siento que más que una cuestión formal, la investigación intentó compartir con la gente una parte de su vida cotidiana. 

Usted es diseñadora de formación, ¿cómo entiende la relación de su trabajo con el arte?
XC: El arte lo vivo desde una cuestión familiar muy cercana. En mi casa los ejemplos de cultura y arte siempre fueron de cara. Todo tiene un sentido, todos los objetos son cosas que mi familia ha construido, que mi mamá pintó, que mi papá hizo, que la loquera de mi hermano armó. Casa de locos, muy divertida y muy cerca de la cultura. Mi papá ha dedicado toda la vida a cuestiones culturales vinculado a CONACULTA y al INBAL y mi mamá pintora de tiempo completo, entonces la verdad siento que fue algo que yo siempre he tenido muy integrado.

Más bien a mí me costó decidir que quería ser diseñadora de moda, porque estaba negada, en mi cabeza relacionaba el diseño de moda con un mundo frío, banal, muy vinculado a ideales con los que no estoy de acuerdo (la promoción de estereotipos, el postureo, la parte burocrática de la industria que claro que existe). Cuando me tocó escoger carrera, yo sabía que quería algo creativo, pero no sabía qué y me acuerdo que un día fui a ver universidades y me llamó la atención moda, así que me metí y me volví loca.

Viendo para atrás me doy cuenta de que todas mis exploraciones creativas desde muy chica tenían que ver con lo textil. Yo les hacía los vestidos a mis Barbies, vestía a mi oso de peluche con mi ropa o la de mi familia, pero nunca lo hilé porque para mí eran mis juegos.

¿Se puede entender la moda como arte?
Creo que no toda la moda es arte, pero creo que desde el arte se puede abordar, definitivamente.

Begoña, usted como artista, ¿cómo relaciona su práctica con el diseño?
BZ: En realidad, mi trabajo ha estado mucho más cerca del dibujo y la pintura. A mí me parece que la moda es escultura para el cuerpo. Todos los grandes diseñadores que generan formas que se acoplan al cuerpo para que la tela se sume a tus movimientos, me parecen escultores excepcionales. En ese sentido, me fascina ver la moda porque es de una riqueza extraordinaria: texturas, color, calidades y forma, me parece visualmente una experiencia basta, muy rica, esculturas extraordinarias.

No lo desligo de la producción visual.

A mí me parece que la moda es escultura para el cuerpo. Todos los grandes diseñadores que generan formas que se acoplan al cuerpo para que la tela se sume a tus movimientos, me parecen escultores excepcionales.

En el caso de Simbiosis, Ximena se alía con la ONG Saving The Amazon y, con las ventas de sus prendas genera un porcentaje que aporta a la ONG para la reforestación.

¿Cómo fue el proceso de colaboración entre ambas?, ¿de qué manera sus miradas se encontraron y tomaron forma en esta exposición?
XC: De entrada, yo ya conocía la obra de Begoña, entonces yo ya sabía que la parte gráfica y narrativa, además de la virtud que tiene de siempre darle sentido a las cosas es algo con lo que me identifico mucho. 

La parte del proceso me parecía que debía ser lo más ligado posible, que no fuera como “tú trabaja lo que tú quieras y yo trabajo lo que yo quiera y luego lo pegotiamos”, porque siento que hay un proceso creativo que se pierde, la riqueza de ese diálogo.

Entonces el planteamiento fue enseñarle todo lo que habíamos investigado, todas las referencias, ir platicando juntas, qué queríamos resaltar, de qué queríamos hablar, qué nos parecía importante, cómo lo podíamos abordar, cómo se le ocurría a ella, a mí, las referencias con la gráfica, cómo lo podíamos aterrizar, el material, y ver qué tenemos que adaptar cada quién desde su lado para que en la conjunción funcione. Queríamos que el resultado se viera como una colaboración y no sólo que Begoña ilustrara las prendas.

BZ: La ilustración te permite desarrollar un dibujo que narre la escena, pero no va más allá, entonces el peligro era que Ximena planteara un tema y yo simplemente ilustrara la idea en lugar de generar una imagen que se sumara a la prenda para construir juntas el sentido, eso para mí es arte.

El título de la exposición, Simbiosis, es sensible y esperanzador, ¿cuál es la propuesta de la exposición a partir de este concepto?
XC: Yo creo que la propuesta de la exposición siempre ha sido invitar al diálogo y hacer comunidad.

No queríamos que el espectador presenciara mi opinión o la de Begoña, sino más bien crear espacios a partir de lo que nosotros estamos poniendo más allá de las reflexiones.

Sí buscamos hacer que la gente opine, organizar mesas de diálogo donde se retoque el tema, hablar con expertos para que se vuelvan parte de la exposición, sí tratamos de ver cómo después este escenario nos sirve para generar comunidad y que la gente se vaya un poquito alborotada.

BZ: Como la exposición va a estar hasta el 22 de octubre, se diseñaron cuatro eventos entre septiembre y octubre. El primero es el 2 de septiembre que va a estar a cargo de Ximena y de otra persona dedicada a la moda. Los cuatro eventos están relacionados con expertos que tratan los temas de moda y sostenibilidad o de cosmovisión nativa y la riqueza de la relación simbiótica con la naturaleza en esas comunidades.

Yo voy a encargarme de uno de los eventos, dirigido a un grupo de niños de una fundación con la que Ximena está conectada, para desarrollar una obra que represente las miradas de los niños y que se integre a las obras de la exposición y pueda quedar en venta.

Y finalmente, la clausura será un cierre delicioso porque va a colaborar el director de difusión de la CONABIO, Carlos Galindo, con una presentación que desglose lo que es la simbiosis en el mundo natural.

La muestra habla de la idea de un paisaje natural y otro social, ¿puede profundizar un poco más en este tema? ¿Cómo nos ayuda pensar esta doble lectura del paisaje para plantear respuestas a los problemas sociales y medioambientales a partir del arte y el diseño?
XC: Creo que al final, las cuestiones de sostenibilidad en general siempre se abordan desde tres pilares: la rentabilidad, lo social y lo ambiental, porque todo está conectado. No puedes hablar de la Amazonía sin su gente y no puedes hablar de la gente sin hablar del ecosistema que la rodea. Hay muchas cuestiones vinculadas y las soluciones tienen que ver con esas vinculaciones y con resolver los temas de raíz.

Por ejemplo, no puedes decirle a la gente “ya no te puedes dedicar a la tala de árboles porque es ilegal” y cerrarla; el problema es ¿por qué esa gente se tiene que dedicar a la tala?, ¿por qué está teniendo que generar un ingreso para que su familia viva de manera digna a partir de algo ilegal que está dañando los ecosistemas?, ¿por qué nos está faltando subsanar lo social y lo ambiental para que esos elementos ya no sean opción para la gente?

Creo que las grandes soluciones que se tienen que plantear tienen que ver con un amplio panorama y con incluir todos estos elementos en las soluciones, entonces sí creo que lo social y lo ambiental están estrictamente vinculados y no podemos resolver el escenario actual de manera separada.

BZ: Uno de los ejes de construcción de la imagen en las prendas es un dibujo que se llama “Coexistir” y es la visión que podría encerrar esta necesidad de aprender, que cada paso que damos finalmente termina generando reacciones, positivas o negativas, en un entorno que desconocemos. Todos nos afectamos con cada movimiento que hacemos, entonces tenemos que aprender a enlazarnos y a coexistir y convivir para que de forma positiva podamos generar cambios realmente sustantivos.

¿Qué desafíos y ventajas encuentran a la hora de abordar una exposición en una galería de arte desde el diseño?
XC: Mi proyecto inició en 2019, y desde entonces, siempre me he topado con diferentes límites desde ambos medios: en la moda los escenarios tradicionales son muy estrictos y a mí no me funciona eso, pero en el arte hay todo un lenguaje y toda una construcción de medio y de industria que también tiene ciertas limitaciones y de pronto las respuestas que oíamos decían “es que la moda no es arte”, “aquí solo recibimos obra pictórica”, entre otras. 

Eso ha ido cambiando, cada vez hay más intersecciones, creo que cada vez se están abriendo más los diálogos y he recibido respuestas más ricas en cuanto a recibir propuestas de moda desde el arte. Incluso ya hay becas que meten la parte textil como planteamiento para FONCA, cosa que no estaba.

Sí hay una transición en la que el textil y la moda se están incluyendo desde una perspectiva de arte y diseño, y por otro lado yo creo que los retos más difíciles con la gente son estas estructuras de industria y lo que la gente está acostumbrada a creer que es la moda. Gran parte de la riqueza de la propuesta tiene que ver con la construcción del proyecto, con lo que hay detrás, con la manera de fabricar, con lo que hay que decir, no nada más la parte estética y visual de la prenda.

A mí el contexto de exposición me sirve muchísimo, más que un reto me parece un facilitador para lograr que la gente se haga preguntas sobre moda, porque es curioso, si las personas ven una exposición de arte no tocan las piezas pero en una exposición de moda sí, a pesar de estar en una galería. Es simpático porque la gente entiende una manera de funcionar alrededor de los objetos, situación que plantea un reto alrededor de un proyecto de moda.

¿Pueden compartirnos cuál es su pieza favorita de la muestra y contarnos sobre ella?
XC: Mi pieza favorita es la inauguración como pieza, no tanto un elemento sino la invitación a la gente, lo que se hizo, las vinculaciones, cómo se han relacionado con el proyecto, eso como pieza me parece mi parte favorita, la creación de comunidad.

Puedo hablar de alguna, a mí la de “Coexistir” me gusta porque justo es como el objetivo final del proyecto, que la gente entienda que somos parte de un todo y somos responsables de lo que generemos. Por eso esa pieza me parece muy importante y bonita porque es una línea que conecta todo, transiciona entre especies, personas, naturaleza.

Pero sí diría que esa parte de creación de comunidad que se genera alrededor del proyecto es lo que le da mucha vida.

BZ: Yo hice dos pendones que de alguna manera fue lo que efectivamente no quise dejar pasar porque lo necesitaba, tal vez Ximena no, pero yo sí para subrayar un memorial de viaje, de su viaje. Es una tela dibujada con carboncillo vistiendo la prenda que tiene que ver con las dunas.

El planeta es un cuerpo único y tiene su propio laboratorio y me enteré gracias al proyecto (yo lo desconocía y me parece de una carga poética monstruosa), el Amazonas tiene una vegetación inaudita, entonces las lluvias brutales llegan a desgastar la tierra hasta dejarla infértil. la naturaleza ha ido diseñando el desierto del Sahara y a través de bravísimos vientos trae esos nutrientes al Caribe mexicano y al Amazonas y vuelve a fertilizar la tierra, es un ejemplo de simbiosis maravilloso.

Ese tema Ximena lo quiso tratar en esa prenda y en ese pendón está ella poniéndose esa chamarra, tratando de vestir esa historia de la naturaleza. Mi dibujo favorito es el de “Coexistir” porque siento que es el que más responde a estos sentidos también y ese memorial de viaje nuestro, el tuyo.

¿En qué consiste el programa paralelo y de qué manera les parece que complementa la exposición?
El Programa Paralelo lo quisimos hacer específicamente para el tiempo que va a estar la exposición en Galería L y es parte de los esfuerzos de estirar la liga y ampliar el diálogo. La intención es llevar estas reflexiones a un contexto mexicano.

Lo que hicimos fue invitar expertos de diferentes sectores, porque a mí me parece que en esas vinculaciones se dan los nuevos puntos de partida, cuando hablamos desde sectores muy diversos.

La programación tiene que ver con esta conjunción de expertos, son conferencias, conversatorios, todos gratuitos, abiertos al público con la participación de estas personas.

Son cuatro eventos: el primero lo doy yo, una conferencia de moda sostenible y el proyecto en general de Simbiosis, luego Mirela Kuart experta en industria del vestido y textil, va a hablar de biodiversidad, moda y economía de los recursos; también viene un proyecto de café medicinal de Monterrey; Alicia Viesca, antropóloga social, historiadora y jubilada del INAH, hablará de cosmovisión indígena y su relación con la naturaleza; luego viene un señor de herbolaria tradicional urbana que hablará de plantas endémicas de la Amazonía y cómo se relaciona en un contexto urbano de herbolaria en México; luego viene el taller con la fundación para conjuntar la visión de los más chiquitos, por medio de la fundación PAME que trabaja con niños y jóvenes, desde arte y cultura los vinculan con causas filantrópicas, van a trabajar un taller con Begoña en el que harán una pieza colectiva entre los niños.

Finalmente, el último evento es el que comentaba Begoña con el director de la CONABIO, Carlos Galindo y el Colectivo Ajolote que tienen un proyecto que se llama “Monstruo de agua” donde trabajan agricultura regenerativa y lo tratan de hacer es generar procesos de incentivos y de subsistencia para que al final los agricultores sí puedan seguir generando y los jóvenes no empiecen a desvincularse de estos procesos de agricultura.

¿Cómo es el soporte de este conversatorio?
Todo se documentó en video y se subirán a YouTube, a nuestro canal: Ximena Corcuera.

¿Habrá una memoria impresa para consultar después de la muestra?
Nada será impreso, todo estará documentado en video en el canal de YouTube. Estará listo en noviembre.

¿Quieren agregar algo más?
Agradecimientos por la entrevista. ¡Que pierdan el miedo a vincularse!

Andrea Bravo es coordinadora editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas. 

Carlos Omar Noriega Jiménez es director editorial de la revista Capitel de Universidad Humanitas.

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