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RAFAEL LOZANO-HEMMER: LA TECNOLOGÍA AL COMPÁS DE LA VIVENCIA HUMANA

Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Index / Índice de Corazonadas, 2010. Exposición Rafael Lozano-Hemmer: Latidos en el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington, D.C., 2018. Fotografía de Cathy Carver.

por Mariana Pérez

EL CORPUS DE OBRA DEL ARTISTA MEXICANO RAFAEL LOZANO-HEMMER ENTRECRUZA LA TECNOLOGÍA MÁS INNOVADORA CON LAS PULSIONES HUMANAS PARA CREAR OBRAS DE GRAN NIVEL POÉTICO QUE INVITAN A QUE NOS ENCONTREMOS LOS UNOS A LOS OTROS A PARTIR DE NUESTRA INDIVIDUALIDAD.

Era 2006 y un matrimonio esperaba gemelos. El padre, una figura prominente del arte electrónico y multimedia, pidió dos máquinas de ultrasonido para escuchar de manera simultánea los latidos de sus hijos. Desde el vientre de la madre, llegó el sonido claro y distinto de dos corazones que latían a diferentes velocidades, entrecruzados, y producían una especie de música sincopada. El nombre del padre es Rafael Lozano-Hemmer (Ciudad de México, 1967) y esta experiencia inspiró una serie de instalaciones a gran escala que se construye en torno al pulso, ese espasmo involuntario del tejido muscular que es símbolo de vida.

Pulse Room consiste en un cuarto oscuro con más de 200 bombillas incandescentes que parpadean al compás amplificado del corazón del visitante que sostiene unos sensores; en cuanto ese individuo suelta los sensores, cada foco sigue el ritmo de los latidos registrados por los visitantes previos, generando un efecto cacofónico. Por su parte, Pulse Spiral es un candil compuesto por hasta 400 bulbos led en forma de una espiral parabólica que registra y responde al ritmo cardiaco de las personas que sostienen el sensor. En Pulse Tank, Lozano-Hemmer sustituyó los focos por tanques de agua iluminados en los que reverberan los latidos de los corazones y generan ondas que se proyectan en las paredes; los signos vitales de hasta cinco personas pueden ser detectados de manera simultánea y crean patrones turbulentos en el agua. Finalmente, Pulse Index añade otro dato biométrico a la ecuación: las huellas dactilares, junto con las frecuencias cardiacas, de los últimos 3,911 usuarios llenan las paredes del espacio expositivo con una proyección.

A las obras de esta serie las une una característica de un gran potencial poético: el compás de un corazón humano que da vida a la máquina, se transforma en luz, movimiento, proyección y sonido. El ritmo cardiaco funciona como generador de energía y el pulso se vuelve colectivo. Sin la presencia del espectador y la inconfundible huella de sus procesos vitales, la pieza no existiría.

Otros signos íntimos y sutiles de la vida humana le han servido de base a Lozano-Hemmer para crear experiencias cinéticas y audiovisuales. Tal es el caso de Last Breath, una instalación robótica que almacena y circula el aliento vital de una persona que respira en una bolsa de papel estraza. La máquina exhala el aire, lo que convierte a la bolsa en una especie de pulmón artificial que se activa 10 mil veces al día —la frecuencia respiratoria promedio de un adulto en reposo— y suspira 158 veces. En Voice Array, las voces humanas se traducen en una serie de destellos de luz. La pieza acumula gradualmente el sonido de cientos de voces que, después de recorrer una banda horizontal de ledes, se liberan de nuevo como sonido.

Una pulsación, una exhalación o una palabra son los gestos sutiles que se registran, se procesan y se amplifican mediante la tecnología. Entre las fichas técnicas de las piezas de Lozano-Hemmer se cuentan atomizadores ultrasónicos, sistemas de reconocimiento de voz y de rostros, cámaras robóticas, intercomunicadores, proyecciones inmersivas controladas por sistemas de vigilancia computarizados y un largo etcétera. Sin duda, este artista mexicano fincado en Montreal ha abierto brecha al implementar herramientas tecnológicas en el mundo del arte, pero su intención va mucho más allá de la innovación técnica pues lo que prima es la experiencia sensible de dos vidas humanas entrelazadas, la posibilidad de coexistir con los otros en la obra.

La noción de copresencia resulta esencial en el cuerpo de obra de Lozano-Hemmer, cuyas instalaciones interactivas a gran escala lo han convertido en un multipremiado artista con reconocimiento internacional. Ejemplo de ello es Body Movies, obra en la que cientos de retratos fotográficos, previamente tomados en las calles de la ciudad sede, son proyectados sobre la sombra de los transeúntes, cuyas siluetas pueden medir entre 2 y 25 metros, en función de qué tan cerca se encuentren de las potentes fuentes de luz colocadas en el piso. La obra propicia el encuentro, la coexistencia, la presencia simultánea de dos historias vitales que se entrecruzan.

Por medio de una propuesta artística, a la vez pública e intimista, Lozano-Hemmer convierte al espectador en protagonista y lo invita a vincularse con la tecnología de manera inesperada e incluso revierte la relación que establece usualmente con las máquinas, tal como él mismo lo afirma en una entrevista: “Normalmente, en las instalaciones que hago las máquinas observan al público, lo escuchan y lo sienten. Éste es un cambio bastante importante. Nosotros vamos a un museo para ver obras de arte y ahora es al contrario. Las obras de arte son las que nos sienten, nos miran”. 

Una pulsación, una exhalación o una palabra son los gestos sutiles que se registran, se procesan y se amplifican mediante la tecnología.

Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Tank / Tanque de Corazonadas, 2008. Exposición Rafael Lozano-Hemmer: Latidos, Arte Abierto en la Ciudad de México, 2020. Fotografía de Mariana Yañez.

Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Tank / Tanque de Corazonadas, 2008. Exposición Rafael Lozano-Hemmer: Latidos, Arte Abierto en la Ciudad de México, 2020. Fotografía de Mariana Yañez.

A las obras de esta serie las une una característica de un gran potencial poético: el compás de un corazón humano que da vida a la máquina […].

Rafael Lozano-Hemmer, Voice Array, Subsculpture 13 / Matriz de Voz, Subescultura 13, 2011. Exposición Rafael Lozano-Hemmer: Obra Sonora en Galería Carroll / Fletcher, Londres, Reino Unido, 2014. Fotografía de Grace Storey, Galería Carroll/Fletcher.

Rafael Lozano-Hemmer, Voice Array, Subsculpture 13 / Matriz de Voz, Subescultura 13, 2011. Exposición Rafael Lozano-Hemmer: Presencia Inestable en el Museo de Arte Contemporáneo de Montréal, Montréal, Canadá, 2018. Fotografía de François Maisonneuve.

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Mariana Pérez es historiadora del arte y trabaja en proyectos de educación artística y cultural.

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