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MOVIMIENTOS UNIVERSITARIOS PARA LA PAZ Y EL BIENESTAR COMUNITARIO

Anouk Vogel, Paper Garden (Jardín de papel) en Nagasaki, Japón, 2011. Fotografía de Jeroen Musch. Cortesía del artista.

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por Alejandro Acevedo

EN LA HISTORIA, CONSTRUIR LA PAZ SIGNIFICA EDIFICAR UN FUTURO EN MOVIMIENTO, DE AHÍ LA IMPORTANCIA DE UNA EDUCACIÓN PARA LA PAZ.

Con el propósito de no repetir ese gran error llamado Segunda Guerra Mundial, en 1945 se creó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Desde sus inicios, en la UNESCO se dispuso que la educación es un derecho de la humanidad.

Koichiro Matsuura, director general del organismo entre 1999 y 2009, enfatizó que “educar para la paz es materia fundamental para la misión de la UNESCO”.

En 2010 la ONU lanzó el programa Impacto Académico con el que solicitaba la colaboración de las universidades para hacer efectivos los principios aceptados como derechos humanos: alfabetización, derecho a una vivienda digna, entre otros.

Pero abramos un paréntesis para formularnos una pregunta fundamental: ¿de qué hablamos cuando hablamos de educación para la paz? El maestro español Xesús R. Jares definió así este concepto:

“[…] es un proceso que pretende sensibilizar sobre la idea de la paz en un sentido amplio y positivo. Educar para la paz es, sí, educar contra la guerra, pero también contra la violencia física de cualquier otro tipo como el maltrato a las mujeres. Además, educar para la paz es una forma de educar en los valores, y valores son la justicia, la democracia, la solidaridad, la tolerancia, la convivencia, el respeto, la cooperación, la autonomía, la racionalidad y el amor a la verdad”.1

MOVIMIENTOS CON VOCACIÓN COMUNITARIA

¿Cómo y cuándo se puede trabajar desde la academia en la construcción de la paz? El académico norteamericano John Paul Lederach, merecedor de la medalla de la paz Martin Luther King 2006, responde:

“Construimos la paz cuando les enseñamos a nuestros universitarios a trabajar con el corazón, los pies y las manos, y no sólo con la cabeza. Y es que la educación no sólo debe ser entendida como la acumulación de conocimiento; la educación también debe promover una visión integral del aprendizaje entre los universitarios sin limitarlos al mundo de los libros. Si queremos construir la paz desde la academia […] debemos preparar a los alumnos para que ellos anhelen trabajar con ‘realidades concretas’; la academia debe educar con”.2

Y compartiendo la idea de “educar con” han nacido infinidad de movimientos universitarios que intentan resolver diversos problemas que aquejan a la sociedad. En Corea del Sur, por ejemplo, la Universidad Global de Handong tiene un programa de formación empresarial cuyo objetivo es apoyar a los alumnos a crear puestos de trabajo y no sólo buscar empleo. Por su parte, en la Universidad Nacional de Kazajistán Al-Farabi, se investigan nuevos modelos para obtener energía renovable, y en la India, las alumnas de la Escuela Femenina de Arquitectura Bhanuben Nanavati, colaboran con entidades de Tanzania en materia de vivienda sostenible.

UN MOVIMIENTO QUE EDUCA CONTRA LAS ARMAS

En cuanto al sentido original de educación para la paz, no debemos soslayar el caso de Colombia, una nación que está tratando de pacificar la región desde todos los flancos posibles. Para lograrlo, en 2015 se instituyó la Cátedra para la Paz en los niveles básico y medio, una acción extraordinaria que desde febrero de 2017 dejó de ser un esfuerzo aislado porque treinta instituciones de educación superior (las universidades de Córdoba, de Francisco de Paula Santander, de la Amazonia y de Nariño, entre otras) se reunieron en Bogotá para crear una red que promueve la paz. ¿Cómo? Analizando problemas nacionales y proponiendo soluciones que contribuyan a pacificar Colombia.

Esta red de universidades colombianas también intenta consolidar una convivencia armoniosa en la sociedad, así como fortalecer valores como la tolerancia, la democracia, el mutuo entendimiento y la discusión positiva.

EN CLAVE POSITIVA

Pongamos punto final a esta nota cediendo la voz a la maestra colombiana Alicia Cabezudo que nos aconseja que:

“Debemos mostrar este mundo desigual e injusto en el que vivimos. Sí. Pero al mismo tiempo es necesario dar a conocer nuestros logros. En cualquiera de las aplicaciones de la educación para la paz debemos mostrar nuestras conquistas sociales en clave positiva”.3

LECTURAS RECOMENDADAS

Jares, Xesús R. Educar para la paz en tiempos difíciles. Editorial Bakeaz, 2004.
Lederach, John Paul. Educar para la paz. Editorial Fontamara, 1986. 

1. Xesús R. Jares, Educación para la paz. Su teoría y su práctica (Madrid: Popular, 1999).
2. John Paul Lederach, Educar para la paz (Fontamara, 1984).
3. Alicia Cabezudo, Acerca de una educación para la paz, los derechos humanos y el desarme: desafío pedagógico de nuestro tiempo (Tesis, 2013).

La educación universitaria no debe limitarse a los libros; los alumnos deben trabajar con ‘realidades concretas’ para educarse en la convivencia y la paz.
- John Paul Lederach

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Alejandro Acevedo es editor y periodista cultural. También es colaborador de diversas publicaciones. 

Anouk Vogel nació en Suiza, estudió arquitectura del paisaje en Inglaterra y posteriormente se mudó a Ámsterdam en donde desarrolla su propia práctica artística. anoukvogel.nl

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