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LEONARDO: UNA PASIÓN POR EL SABER

Leonardo da Vinci, La Scapigliata (Cabeza de muchacha), circa 1500. © Licencia del Ministero dei Beni e delle Attività culturali - Complesso Monumentale della Pilotta-Galleria Nazionale di Parma.

por Andrea Bravo

EN EL ANIVERSARIO LUCTUOSO DE UNO DE LOS HOMBRES MÁS SOBRESALIENTES DE LA HISTORIA, VALE LA PENA DETENERNOS A PENSAR CUÁL FUE EL MOTOR QUE IMPULSÓ SUS CREACIONES Y SENTÓ BASES PARA EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO TIEMPO.

Leonardo da Vinci, Etude de mains d’une femme (Estudio de las manos de una mujer). Royal Collection Trust © Her Majesty Queen Elizabeth II 2019.

Para entender la genialidad de da Vinci, es necesario pensar en su curiosidad por el mundo y pasión por el conocimiento.

Leonardo da Vinci, Saint Jean Baptiste (San Juan Bautista), 1513. © RMN-Grand Palais (Musée du Louvre). Fotografía de Tony Querrec.

Este año se cumplen 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci, uno de los hombres más célebres que ha visto la humanidad. En el marco de este aniversario, diversos museos e instituciones culturales alrededor del mundo han organizado actividades para celebrar la vida, la obra y la pasión infinita de da Vinci por el mundo.

Uno de los eventos más esperados es la exposición retrospectiva Leonardo da Vinci que el Museo del Louvre en París presentará de octubre de 2019 a febrero de 2020. El objetivo de esta muestra, respaldada por diez años de investigación científica y artística, es ofrecer una mirada fresca sobre la vida de este genio y darnos acceso a su universo por medio de la tecnología. De las 20 obras terminadas que se conocen de da Vinci en la actualidad, la muestra en el Louvre exhibirá las cinco pinturas que forman parte de su colección, así como un centenar más de dibujos, manuscritos y esculturas de diversas colecciones alrededor del mundo, lo que ofrece una mirada minuciosa a la obra de este artista y el legado que aún perdura.

En nuestro país, la exposición El Universo de Leonardo da Vinci que viajará por diferentes ciudades, tiene el objetivo de profundizar en la fase inventiva de este genio renacentista.

Leonardo da Vinci (1452-1519) fue un florentino a quien la Naturaleza premió con una gran curiosidad. Pocos compromisos familiares (debido a su condición de hijo ilegítimo) le permitieron, desde su niñez, obtener la libertad de explorar el mundo con sus propias manos y ojos, y descubrir sus secretos poco a poco. Para Leonardo, la Naturaleza fue su mejor maestra y la musa más inspiradora, con su elegancia y belleza simples. La fascinación de da Vinci por ella lo llevó a investigar desde los detalles del paisaje toscano, como la anatomía de una flor, hasta los fenómenos más complejos en el cielo, como el vuelo de un pájaro o el brillo de la Luna.

Como buen hombre de su tiempo –del Renacimiento–, Leonardo fue un polímata, lo que quiere decir que su talento era multidisciplinario. Sus conocimientos y sabiduría abarcaban las ciencias, las artes y las humanidades. Su manera de interpretar el mundo era tan integral, que a lo largo de su vida incursionó en la pintura, anatomía, arquitectura, ingeniería, botánica, escritura, astronomía, escultura, hidráulica, filosofía, música y poesía, entre muchas otras disciplinas. Todas sus obras, desde el dibujo de un ángel, el diseño de máquinas bailadoras, una cúpula, un molino o un estudio sobre torbellinos, están permeadas por una lectura universal del mundo en la que el conocimiento es uno mismo y todos los elementos están relacionados entre sí.

Esta inteligencia universal le trajo grandes distinciones pero también dificultades sociales y profesionales (sobre todo con sus colegas Rafael y Miguel Ángel) dado que los múltiples intereses, talentos y perfeccionismo de da Vinci lo llevaban a saltar de un proyecto a otro con facilidad y a experimentar –muchas veces sin éxito– con técnicas y materiales poco adecuados. Sin embargo, su curiosidad infinita, sensibilidad hacia la Naturaleza y capacidad inventiva, lo perfilan hoy como el arquetipo de genio universal, no sólo de su tiempo sino de la historia de la humanidad.

Para entender la genialidad de da Vinci, es necesario pensar en su curiosidad por el mundo y pasión por el conocimiento. También tomar en cuenta la combinación perfecta que logró entre una imaginación que rayaba en lo lunático y una minuciosidad técnica y empírica impecables. Más allá de los filtros históricos con los que nos acercamos a la figura de da Vinci, podemos darnos cuenta de que la genialidad de Leonardo no radica tanto en una inspiración divina o dones etéreos, sino en una pasión desenfrenada por entender la mecánica detrás de los procesos del universo. La vida y obra de da Vinci, a 500 años de distancia, nos dan una lección de perseverancia en el trabajo, respeto y pasión por el saber.

Leonardo da Vinci, Portrait du musicien (Retrato de un músico), 1485. © Veneranda Biblioteca Ambrosiana.

Leonardo da Vinci, Etudes de figures (Estudios de figuras). © Musée du Louvre, dist. RMN - Grand Palais. Fotografía de Laurent Chastel.

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Andrea Bravo es coordinadora editorial de Capitel, revista de Universidad Humanitas.

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