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La identidad como comunidad: Cancún, una experiencia dialógica.

.por  Sara Olympia Santiago Ortega

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El nacimiento de las comunidades de indagación surge aunado a otros movimientos a favor de la construcción de una identidad cultural propia que comparte la misión de crear redes, de establecer vínculos para formar una cultura de lo racional y lo razonable entre aquellos que forjan la comunidad.

Concentrarte, Proyecto Ha Ta Tukari, Agua Nuestra Vida para el pueblo Huichol, 2012. Archivo Concentrarte.

Desde hace aproximadamente una década, el trabajo de algunos especialistas e investigadores cancunenses se ha centrado en una apuesta hacia las comunidades de indagación, también conocidas como comunidades dialógicas.

Este trabajo tiene su punto de partida en el tercer año de preescolar, mediante el uso de novelas adaptadas a la etapa de desarrollo y el contexto de los niños y niñas, y llega hasta posgrado con la generación de proyectos multidisciplinarios.

Incluso ha sido punta de lanza para la conformación de comités transdisciplinarios de ética, investigación y bioseguridad en el ámbito clínico: abogados, urgenciólogos, filósofos, ingenieros bioquímicos, psicólogos, administradores del área hospitalaria, anestesiólogos, ingenieros biotecnólogos, neurólogos, especialistas en fármaco vigilancia.

Ello forma parte de asumir la indagación desde la apertura, la flexibilidad, la crítica, el cuidado de los otros, la complejidad y el punto de vista creativo, es decir, el pensamiento multidimensional como contraparte a las opiniones reduccionistas, excluyentes, superficiales, simplificadoras.

La propuesta de construir desde el diálogo como posibilidad de apertura hacia razones diferenciadas o matizables, desde la pregunta provocadora de incertidumbre y zozobra cognitiva, desde la renuncia al debate como forma de discusión (recordemos que "debatir" es una palabra de origen celta que literalmente significa “separar para golpear”) para asumir la tolerancia como modo de vida, obligación de conciencia, responsabilidad de todos.

Ahora bien, una comunidad de indagación o comunidad de diálogo consta de cuatro momentos significativos.

El inicial o de encuadre en el que hay un facilitador encargado de invitar a poner las sillas en círculo, guiar la sesión y mantener la disposición a seguir reglas: respeto de los puntos de vista de los participantes, mantenimiento de un orden en la toma de la palabra, actitud de apertura o escucha activa.

Segundo momento o disparador. Consiste en la lectura de un texto de reflexión, análisis de una pista de vídeo o exposición de un tema de fondo.

Tercer momento. Agenda y diálogo. Parte de las inquietudes y preguntas que surgieron del momento disparador para iniciar un diálogo abierto, incluyente, flexible, constructivo, cuidadoso de los argumentos propios y ajenos más allá de la anécdota, la ocurrencia o el comentario trivial.

Cuarto momento. Cierre y evaluación. La comunidad intercambia observaciones de cierre desde cada experiencia personal. Cuestiona si en la sesión hubo descubrimiento de supuestos, si se ofrecieron razones válidas, si el diálogo fue enriquecedor a la manera de un movimiento continuo en espiral que no intenta dar una conclusión cerrada, o descalificar a otros. Por el contrario, es la apertura a nuevas posibilidades, hacia un horizonte de nuevos encuentros dialógicos.

El surgimiento de las comunidades de indagación o comunidades de diálogo específicamente en la ciudad de Cancún surge aunado a otros movimientos que intentan favorecer la construcción de una identidad cultural propia como la conformación de coros de niños en situación vulnerable, teatro para adolescentes, talleres de creación literaria y otros que comparten la visión de crear redes, de establecer vínculos para formar una cultura de lo racional y lo razonable entre aquellos que forjamos esta peculiar comunidad.

Racional en el sentido de dar cabida a una reflexión ordenada, esclarecedora, disciplinada, puntual, inquisitiva. Razonable en virtud de incorporar la sensibilidad, lo emocional, lo afectivo, la comprensión, que también es pensamiento. Esas pascalianas “razones del corazón que la razón no conoce”.

Las primeras comunidades dialógicas surgieron en las primarias de Cancún como una respuesta a la necesidad de brindar a los niños herramientas contra el consumismo desmedido y el individualismo imperante, pero fueron esos mismos niños los que las solicitarían, posteriormente, en sus secundarias y preparatorias. Más adelante estas se extendieron a las aulas universitarias, talleres para profesores, padres de familia y filocafés a los que asisten personas con distintas profesiones y edades pero que comparten un mismo rasgo de identidad, el diálogo.

Fotografías cortesía de Alumnos47.
Fotografías cortesía de Alumnos47.

Algunas de las experiencias más enriquecedoras en el desarrollo de las comunidades de diálogo son, por ejemplo, el relato de una estudiante de maestría que las reconoció porque su hija de primaria le contaba lo que hacían en su escuela.

O bien: la de un médico especialista que comenzó hablando de sus saberes, pero, a unos minutos de iniciado el intercambio de ideas, cuando escuchó hablar a jóvenes, terminó confesando que había cambiado su percepción acerca de ellos en este centro turístico. Esa misma juventud que antes de irse al “antro” asistía a encuentros dialógicos y, en repetidas ocasiones, expresaba haber cambiado el cine por el filocafé. Una más, es en las aulas universitarias, donde los estudiantes toman la palabra y van construyendo sentido con el acompañamiento de profesores que se transforman en mediadores, en facilitadores del proceso, en un ambiente de trabajo provocador, cuestionador, que reconoce la presencia y autoridad de todos los participantes.

Esta apuesta por las comunidades dialógicas va más allá de cursar una materia en la escuela o centro de estudios. Implica la posibilidad de reunir voces que manifiestan una postura singular, que van integrando ideas y proyectos compartidos, de la manera en la que quieren ser vistos, de la construcción de su propia identidad como cancunenses.

NOTA

Las fotografías documentan las acciones de dos organizaciones civiles:

Concentrarte trabaja con niños vulnerables en zonas urbanas y rurales, realizando proyectos integrales que apuntan a la transformación social a través procesos educativos con herramientas artísticas.

Fundación Alumnos47 fomenta la generación y el intercambio de conocimientos donde se exploran problemáticas actuales a través del arte contemporáneo.

Mtra. Sara Olympia Santiago Ortega es Licenciada en Filosofía por la Universidad Intercontinental, Maestra en Ciencias de la Educación por Instituto de Estudios Universitarios, e Instructora de Filosofía para niños.

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