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DESTINO MÉXICO: A TIEMPO

Guillermo Díaz de León. Real de Catorce, San Luis Potosí, 2007.

por Enrique de la Madrid Cordero

LA DISPONIBILIDAD DE TIEMPO QUE SE TIENE PARA REALIZAR UN VIAJE AFECTA INVARIABLEMENTE LA EXPERIENCIA TURÍSTICA. EN ESTE ARTÍCULO, EL SECRETARIO DE TURISMO A NIVEL FEDERAL, ENRIQUE DE LA MADRID CORDERO, COMPARTE ALGUNAS ESTRATEGIAS CULTURALES Y DE INFRAESTRUCTURA QUE AYUDAN A OPTIMIZAR EL TIEMPO DEL VIAJERO Y A SU VEZ ACTIVAR LA ECONOMÍA NACIONAL.

Sobre el tiempo se ha pensado, escrito y discutido mucho, y seguramente lo seguiremos haciendo. A pesar de que físicos y filósofos no han logrado llegar a un acuerdo sobre cómo definirlo, el concepto es bien comprendido por todos nosotros, pues forma parte de cada aspecto de nuestras vidas.

Otros han definido al tiempo de una manera más práctica: una de las preferidas en el ámbito de los negocios es la de “el tiempo es dinero”. Por supuesto, la frase no puede tomarse de manera literal, pero todos la entendemos muy bien y utilizamos frases como “ahorrar tiempo” o “ganar tiempo”. Incluso, hay que decir que perder el tiempo es una de las cosas que más nos molestan.

Y es aquí donde el tema del tiempo se relaciona directamente con el turismo. El concepto del tiempo es sumamente relevante para tener un sector competitivo desde al menos dos perspectivas; el tiempo como recurso escaso y como medida del cambio.

 Cuando una persona decide hacer un viaje, básicamente intenta apartar una determinada cantidad de tiempo de su vida y destinarla a trasladarse a un lugar con el objetivo de realizar cierto tipo de actividades o visitar cierta cantidad de lugares. El número y tipo de experiencias dependerá de la cantidad de dinero y, en el caso que nos concierne, del tiempo que dispone.

Por ello el tiempo es quizás el recurso más valioso para el viajero. Puede hacer ajustes a su presupuesto ante las distintas opciones que se le presenten, pero el correr del tiempo es implacable, no hay forma de detenerlo.

En lo que se refiere a México, el éxito de un viaje, sea de negocios o de placer, se puede medir con la disposición del turista para regresar a nuestro país. Ello dependerá en buena medida de que haya logrado sus objetivos, lo que a su vez obedece a un buen aprovechamiento del tiempo. Y es aquí donde quienes trabajamos en el turismo podemos contribuir a que nuestros visitantes tengan una buena experiencia.

[…] éste es el tiempo del turismo. Tenemos en esta actividad una ruta clara para mejorar […]

Guillermo Díaz de León, Un volador de Papanlta en la Ciudad de México, 2007,
Cortesía del artista.

Guillermo Díaz de León, Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, 1996. Cortesía del artista.

[…] el tiempo es quizás el recurso más valioso para el viajero […] el correr del tiempo es implacable, no hay forma de detenerlo.

Una infraestructura adecuada es crucial en este sentido. Un mayor número de autopistas y carreteras en buen estado y con buena señalización, permite al turista acceder a un mayor número de atractivos en el mismo tiempo. Buena conectividad aérea, no sólo entre las grandes ciudades, hace más eficiente el uso del tiempo.

La conectividad terrestre es igualmente importante. Aunque siempre hay algo que mejorar, una de las cosas que más sorprenden a los turistas extranjeros es la eficiencia y cobertura del sistema de autobuses foráneos de México. Tener más puertos con instalaciones para que el turismo náutico pueda recorrer nuestras costas sin preocuparse por el abastecimiento también expandirá un sector que aún tiene mucho por desarrollar.

Pero también tenemos que hacer nuestro el valor de la puntualidad, de nada sirve tener buenas carreteras y aeropuertos si un retraso en el itinerario, en la realización de algún evento deportivo o en el transporte terrestre pueda tener repercusiones en lo que resta del viaje.

Pocas cosas son más frustrantes que estar varado en un aeropuerto, perder una conexión por culpa de un retraso de la aerolínea, o perderse en el camino por falta de señalización. Todo esto incide en el ánimo del viajero y en las probabilidades de que nos vuelva a visitar, por lo que es tarea de todo el sector trabajar para minimizar los casos en que ocurran situaciones así.

Guillermo Díaz de León, Real de Catorce, San Luis Potosí, 1986.
Cortesía del artista.

Guillermo Díaz de León, Peña de Bernal, Querétaro, México, 2008.
Cortesía del artista.

Otro concepto del tiempo es como medida del cambio, sin el correr del tiempo no puede haber cambio y con el tiempo medimos la velocidad del mismo. Y vaya que en México y el mundo estamos en un momento de cambio.

En las últimas décadas nuestro país ha venido desarrollándose en una estrategia de apertura económica y liberalización de mercados, modelo en el que, con todo y los rezagos que mantienen algunos sectores, hemos sido muy exitosos, llegando a ser una de las economías más competitivas del mundo en sectores como manufacturas, agroindustria, turismo, por mencionar algunos.

Este entorno es el que está siendo cuestionado en Estados Unidos y otras regiones por el surgimiento de una ideología y corrientes políticas contrarias a la cooperación y el desarrollo compartido.

Esta problemática, de la cual estoy convencido de que saldremos adelante como un país más próspero, solidario y con una economía más competitiva, debe servirnos para diversificar nuestras fuentes de desarrollo y doblar la apuesta por aquellas que nos han dado los mejores resultados.

Una de ellas sin duda es el turismo. En los últimos años el turismo internacional ha crecido hasta niveles récord tanto en número de visitantes como en el gasto promedio y junto con un crecimiento similar en el turismo nacional, se ha convertido en un motor de la economía, hilando ya seis trimestres consecutivos de crecimiento por encima del promedio nacional.

En conclusión, éste es el tiempo del turismo. Tenemos en esta actividad una ruta clara para mejorar la oferta para los turistas, y gobierno y empresarios estamos trabajando en ello. Ser más eficientes y puntuales y estar mejor conectados, nos puede traer más turistas y expandir el rol del sector en nuestro camino hacia una economía desarrollada.

Guillermo Díaz de León es arquitecto y fotógrafo. Desde sus inicios como aprendiz de fotógrafo de prensa ha tratado de encontrar en la composición, la apreciación por el detalle y el manejo plástico de la luz, la poesía inherente en lo que pasa desapercibido por los sentidos pero que deja huella en los rincones de la memoria.
http://flickr.com/photos/gdiazdeleon/

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Enrique de la Madrid Cordero es Licenciado en derecho egresado de la UNAM. Cuenta con una Maestría en administración pública en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Fue Diputado Federal en la LVIII Legislatura y actualmente es Secretario de Turismo.

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